ORIGEN DE LA AUTOESTIMA
La persona no nace con un concepto de lo que es, sino que éste se va formando y desarrollando progresivamente. Nuestra percepción del mundo que nos rodea como un lugar seguro o peligroso, y nuestra predisposición a interactuar con él de manera positiva o negativa, es determinada en torno a los 5 o 6 años.
Este concepto se va formando y está marcado por dos aspectos:
- Por el auto-conocimiento que tenga la persona de sí, es decir, del conjunto de datos que tiene la persona con respecto de su ser y sobre lo que no se aplica un juicio de valor.
- Por los ideales a los que espera llegar, es decir, de cómo a la persona le gustaría o desearía ser. Esto se ve fuertemente influenciado por la cultura en que se está metido. En el ideal que cada uno tiene de sí mismo se encuentra el modelo que la persona tiene que enfrentar, enjuiciar y evaluar. El ideal de sí mismo le imprime dirección a la vida. Pero también es la trampa, porque si el ideal es irrealizable se vuelve en contra de la Autoestima y la desvaloriza.
Si ambos aspectos se acercan, la Autoestima será cada vez más positiva.
Nuestra Autoestima se desarrolla a lo largo de nuestras vidas a medida que formamos esa imagen de nosotros mismos que llevamos en nuestro interior, y lo hacemos a través de nuestras experiencias con otras personas y las actividades que realizamos.
Por eso las experiencias vividas durante la infancia juegan un papel predominante en el establecimiento de nuestra Autoestima, y la calidad de estas experiencias influye directamente sobre nuestro nivel de Autoestima
Durante estos primeros años de vida, nuestros éxitos y tropiezos, y como fuimos tratados en cada ocasión como resultado de ellos por los miembros de nuestra familia inmediata, nuestros maestros, nuestros amigos, etc. contribuyeron a la creación de esa imagen de nosotros mismos que llevamos dentro, y en consecuencia, a establecer nuestro nivel de Autoestima.
Teniendo esto presente, las personas que tienen a su cargo el cuidado de los niños, pueden hacer la diferencia, al estar conscientes, de las consecuencias para los niños de cada cosa que ellos dicen, hacen o piensan. De esta manera estarán contribuyendo a crear una generación de seres humanos con mayor o peor bienestar general en sus vidas.
Los pilares de la Autoestima según Nathaniel Branden son:
AUTO-EFICACIA:
• Un sentido de eficacia personal.
• Confianza en el funcionamiento de la mente, en la capacidad de pensar, en los procesos por los que se juzga, elije, decide; confianza en la capacidad de comprender los hechos de la realidad que entran en la esfera de los intereses y necesidades.
Por tanto, predisposición a experimentarse de un modo competente para afrontar los desafíos de la vida; en consecuencia, confianza en la propia mente y en sus procesos.
AUTO-DIGNIDAD:
• Un sentido de mérito personal.
• Seguridad del valor, una actitud afirmativa hacia el derecho a vivir y ser feliz; comodidad al expresar apropiadamente los pensamientos, necesidades, deseos; sentir que la alegría es un derecho natural.
Por tanto, predisposición a experimentarse como digno de éxito y felicidad; en consecuencia, la percepción de nosotros mismos como personas para quienes el logro, el éxito, el respeto, la amistad y el amor son apropiados. La influencia de los otros en la formación de la Autoestima
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE?
Este tema tiene una enorme importancia, ya que de la valoración que uno haga de sí mismo dependerá lo que haga en la vida y su participación en ella. Además, condiciona el proceso de desarrollo de las potencialidades humanas y también la inserción de la persona dentro de la sociedad. Desarrollar una actitud positiva hacia nosotros mismos, es lo correcto, y nunca resultará algo excesivo.
Una Autoestima positiva facilita una mejor percepción de la realidad y comunicación interpersonal, ayuda a tolerar mejor el estrés, la incertidumbre, y a vivir los procesos de cambio.
Las personas que uno valora influyen en el auto-concepto. Lo que opinen de uno, ya que uno no siempre sabe quién es ni cuánto vale como persona, es determinante para valorarse.
El auto-concepto no se consolida para siempre, se cambia en las diferentes etapas de la vida de una persona.
El auto-concepto y la Autoestima juegan un importante papel en la vida de las personas. Los éxitos y los fracasos, la satisfacción de uno mismo, el bienestar psíquico y el conjunto de relaciones sociales llevan su sello.
La Autoestima hace reaccionar buscando la superación de los fracasos; al contrario, el recuerdo de la incompetencia, nos deja al borde del desvalimiento.
• Fundamenta la responsabilidad. La responsabilidad no crece con la auto-descalificación y el desprecio personal. Sólo se compromete quien tiene confianza en sí mismo.
• Apoya la creatividad.
La persona creativa sólo crece desde la confianza en sí misma, en su originalidad y capacidades, desde la auto-valoración, y la vivencia de la propia valía. Los grandes hombres y mujeres han creído siempre en sí mismos, dentro de un gran sentido de la realidad.
• Determina la autonomía personal. Quien se acepta a sí mismo es capaz de tomar decisiones con autonomía y seguridad. En vez de obedecer, actúa asertiva y autónomamente.
• Facilita buenas relaciones sociales. Quienes se aceptan a sí mismos hacen que se sientan cómodos quienes se relacionan con ellos.
• Es garantía de futuro Quien confía en sí, madura cada vez más viviendo intensamente el presente, reinterpretado el pasado y anticipando el futuro personal. A la vez contagia esperanza pues tiene energía, y no se conforma con la satisfacción ni se instala en el conformismo.
• Lleva a la auto-realización. Frente a las crisis de sentido, la persona que se Autoestima encuentra también su auto-realización. Y eso es educar.
• Enriquece su vida.
Tener gente feliz alrededor es una cosa apreciada. Siendo feliz podrá encontrar más amigos. Sintiéndose mejor consigo mismo y siendo más abierto, establecerá relaciones más estrechas.
LA FAMILIA
La Autoestima, además, es aprender a querernos y respetarnos; es algo que se construye o reconstruye por dentro. Esto depende, también, del ambiente familiar en el que estemos y los estímulos que nos brinda.
En la violencia familiar las víctimas y los victimarios poseen muy Baja Autoestima, ya que, por un lado, la víctima es alguien al que maltratan sin que pueda poner límites y no se da cuenta de que está siendo maltratada. Por otro lado, los victimarios compensan lo inferior que se sienten, maltratando y abusando; en este caso, de un familiar.
Muchas de las heridas emocionales que tiene una persona producidas en su niñez pueden causar trastornos psicológicos emocionales y físicos (cáncer, úlceras, hipertensión, trastornos cardíacos y alimentarios, problemas en la piel, depresiones…), produciendo dificultades en la vida de la misma (conflictos serios en el trabajo, disminución de la energía y de la capacidad creativa, relaciones matrimoniales desastrosas, no poder hacer o conservar amigos, poco entendimiento con las hijas e hijos…)
Existen padres, madres, docentes o cuidadores que humillan, desprecian, no prestan atención, se burlan o se ríen del niño cuando pide ayuda, siente dolor, tiene un pequeño accidente, necesita que lo defiendan, expresan miedo, piden compañía, etc.
Estas actitudes se completan con otras totalmente opuestas, demostrándole al niño que es "querido y bonito" creándole una gran confusión. Pero estas muestras de cariño son aparentes, adjudicándole un rotulo a su identidad, que trae como consecuencia un peso negativo en la formación y en el desarrollo de sus capacidades.
En el momento en que la persona afectada es adulta, transmitirá la humillación o el maltrato a personas más pequeñas o vulnerables. Es una cadena hereditaria de abuso y poder, ya que el desprecio y la vergüenza vivida en la infancia son la fuente de los problemas que afectan en la vida adulta, y los causantes de la Baja Autoestima.
La principal imagen y más generalizada forma de violencia es el maltrato emocional. Hay muchas maneras pasa asustar a un niño y hacerlo sentir culpable e intimidado, sin recurrir a la violencia física. El niño se atormenta con pensamientos y sentimientos que no puede comunicar ni compartir con nadie y aprende a soportar el dolor y el silencio.
La Autoestima y la comunicación están muy relacionadas, porque según cómo se diga algo, el efecto será positivo o negativo, de aprendizaje o de resentimiento, y se transmite desde la infancia hacia el futuro. Por esta razón, se entiende que los padres y madres que dañan la Autoestima de sus hijos no siempre lo hacen intencionalmente, ya que ellos fueron educados del mismo modo.
Cuando los padres quieren que sus hijos reaccionen como ellos desean, suelen comportarse de maneras particulares. Estas maneras pueden ser:
Mártires: Controlan al niño, haciéndolo responsable de su sufrimiento, y culpable por todo lo que pueda querer o hacer que no le caiga bien a estos mártires, a quienes nada les viene bien, y recurre a las quejas, los reproches, las lágrimas, las amenazas de que les va a dar una ataque, etc.
• “Ves cómo me sacrifico por ti y no te importa”.
• “Dejé todo para criarte y me lo pagas haciendo eso”.
• “¿En que nos equivocamos que nos haces estas cosas?”.
Los dictadores: Controlan al niño atemorizándolo cuando hace algo no autorizado; son estrictos y amenazantes para que obedezcan, y todo les enfurece. Condenan de manera inapelable al niño, con burlas, gritos, excesivo despliegue de poder y dominación.
• “Cómo puedes ser tan estúpido… Cómo no te das cuenta de las cosas…”
• “Te avisé y ahora vas a ver lo que te pasa por no obedecer”.
• “Yo no tengo que darte explicaciones, lo haces porque te lo ordeno y punto”.
A veces estos roles, mártir y dictador, se combinan o se alternan, y agregan más confusión al niño porque también van acompañados con demandas o manifestaciones de cariño. Y si un hijo llega a quejarse, a llorar o a reclamar por el trato que recibe puede volver a ser juzgado, culpado y descalificado.
Según se hallan comunicado nuestros padres con nosotros, así van a ser los ingredientes que se incorporen a nuestra personalidad, nuestra conducta, nuestra manera de juzgarnos y de relacionarlos con los demás.
Esas voces quedan resonando dentro de nosotros toda la vida. Por eso hay que aprender a reconocerlas y anular su poder para que no nos sigan haciendo sufrir, para liberarnos de esos mandatos distorsionados y para no volver a repetírselos a nuestros hijos.
Ninguna forma de maltrato es educativa y ningún mensaje o comunicación que culpabiliza, critica, acusa, insulta o reprocha es un buen estímulo para nadie. Y menos en la infancia, cuando no hay posibilidades de defenderse, protegerse o entender que es la impotencia y el desconocimiento de otras formas de trato lo que lleva a los padres y madres a asumir ese papel de mártir o de dictador.
CÓMO SANAR LA AUTOESTIMA HERIDA EN LA INFANCIA:
Es necesario desaprender lo negativo que nos inculcaron, y sanar a ese niño que quedó escondido y herido; podemos ir reemplazando las viejas ideas que construimos por otras. Repetir estas afirmaciones con frecuencia es manera de comunicarnos con nosotros mismos, de ayudarnos a adquirir seguridad y tener presentes nuestros derechos:
• “Realizo mis elecciones y acciones con responsabilidad y sin temor”.
• “Sólo yo decido el modo en que utilizo mi tiempo, pongo límites a quienes no respetan esto, y hago acuerdos para combinar mi tiempo con el de otros sin someterme”.
• “Me aplico a mi trabajo con responsabilidad, pero si algo no va bien, no es porque yo sea un fracaso sino porque todavía tengo que aprender más”.
• “Me hago responsable del modo en que trato a los demás y evito repetir lo que a mí me hizo sufrir”.
• “Tengo confianza en poder resolverlo mejor posible cualquier situación”.
• “Aprendo a comunicar mis sentimientos y respeto los de otros”.
• “Cambio mis opiniones sin temor si me doy cuenta que no eran correctas”.
• “Soy una persona valiosa, capaz, creativa y estoy abierta para cambiar todos los aspectos de mi vida”.
Si una persona tiende a valorarse de esta manera se trasforma en guía de su propia vida y está protegida de sentir culpas irracionales, de creerse incapaz, mala o inútil, de tener que complacer para ser aceptada.
BAJA AUTOESTIMA
Se dice que una persona tiene Autoestima deficiente o negativa cuando las apreciaciones de su auto-evaluación y auto-valoración le hacen daño y hay carencia de estima hacia sí misma.
Todos tenemos en el interior sentimientos no resueltos, aunque no siempre seamos conscientes de estos. Los sentimientos ocultos de dolor suelen convertirse en enojo, y con el tiempo volvemos el enojo contra nosotros mismos, dando así lugar a la depresión.
Cuando una persona no logra ser auténtica se le originan los mayores sufrimientos, tales como, enfermedades psicológicas, depresión, neurosis, y ciertos rasgos que pueden no llegar a ser patológicos, pero crean una serie de insatisfacciones y situaciones de dolor, como por ejemplo, timidez, vergüenza, temores, trastornos psicosomáticos
ACTITUDES O POSTURAS QUE INDICAN AUTOESTIMA BAJA:
Una persona con Baja Autoestima suele ser alguien inseguro, que desconfía de las propias facultades y no quiere tomar decisiones por miedo a equivocarse. Además, necesita de la aprobación de los demás pues tiene muchos complejos. Suele tener una imagen distorsionada de sí mismo, tanto a lo que se refiere a rasgos físicos como de su valía personal o carácter. Todo esto le produce un sentimiento de inferioridad y timidez a la hora de relacionarse con otras personas. Le cuesta hacer amigos nuevos y está pendiente del qué dirán o pensarán sobre él, pues tiene un miedo excesivo al rechazo, a ser juzgado mal y a ser abandonado. La dependencia afectiva que posee es resultado de su necesidad de aprobación, ya que no se quiere lo suficiente como para valorarse positivamente.
Además, también le sucede algo de esto:
• Autocrítica dura y excesiva que la mantiene en un estado de insatisfacción consigo misma.
• Hipersensibilidad a la crítica, por la que se siente exageradamente atacado; echa la culpa de sus fracasos a los demás o a la situación; cultiva resentimientos tercos contra sus críticos.
• Indecisión crónica, no por fAlta de información, sino por miedo exagerado a equivocarse.
• Deseo innecesario por complacer, por el que no se atreve a decir NO, por miedo a desagradar y a perder la buena opinión del peticionario.
• Perfeccionismo, auto-exigencia esclavizadora de hacer "perfectamente" todo lo que intenta, que conduce a un desmoronamiento interior cuando las cosas no salen con la perfección exigida.
• Culpabilidad neurótica, por la que se acusa y se condena por conductas que no siempre son objetivamente malas; exagera la magnitud de sus errores y delitos y/o los lamenta indefinidamente, sin llegar nunca a perdonarse por completo.
• Hostilidad flotante, irritabilidad a flor de piel, siempre a punto de estallar aún por cosas de poca importancia, propia del supercrítico a quién todo le sienta mal; todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface.
• Tendencias defensivas, un negativo generalizado (todo lo ve negro: su vida, su futuro y, sobre todo, su sí mismo) y una inapetencia generalizada del gozo de vivir y de la vida misma.
• Falta de confianza en sí mismo, bajo rendimiento, visión distorsionada de uno mismo y de los demás. Una vida personal infeliz
• Sentirse impotentes y autodestructivos. Repentinos cambios de humor.
• Inhibición de la expresión de los sentimientos por miedo a no ser correspondidos
• Este tipo de personas se siente descontenta consigo misma, pues se considera de poco valor e incluso, en casos extremos, se observa sin valor alguno y por lo tanto "no creíble".
• Manifiestan la necesidad compulsiva de llamar la atención y de aprobación, la necesidad imperiosa de ganar, un temor excesivo a equivocarse. Prefieren decir "no sé".
• Prefieren ser descritos como flojos y no como tontos.
• Tienen dificultad para aceptar y valorar a los otros como son: tratan de cambiarlos para satisfacer sus necesidades y expectativas a través de ello
• Su reacción frente a un error particular se transforma en una crítica generalizada a todo lo que son como personas
• Algunos pensamientos o sentimientos pueden ser
del estilo de “lo haré mal…”, “soy una persona aburrida…”
(Para más información ver el apartado COMPLACE del capítulo Los Impulsores:
http://www.scribd.com/full/36979207?access_key=key-1rrmcmv3znd4dq3zx290)
BUENA AUTOESTIMA
No se refiere a una Alta Autoestima, como si fuera narcisismo. El narcisismo es el amor excesivo hacia uno mismo o de algo hecho por uno mismo, por eso se dice que una persona es narcisista, cuando está enamorado de sí mismo, es decir de lo que piensa, de lo que hace, de cómo es, de cómo se viste, etc., pero no del propio ser, sino de la imagen del yo. Atención a esto.
Alguien con una buena Autoestima no necesita competir, no se compara, no envidia, no tiene necesidad de justificarse por todo lo que hace, no actúa como si "pidiera perdón por existir", ni cree que está molestando a otros.
Identificar a las personas que tienen un nivel de Autoestima alto es por lo general sencillo, tienden a ser personas que se llevan bien con la mayoría, de trato jovial, su presencia es agradable y bien recibida, y están siempre dispuestos a colaborar.
Creo que lo correcto en los niveles de Autoestima no es el bajo, por supuesto, ni siquiera el normal, que ya está bien, sino que se debe aspirar siempre al alto porque es el óptimo.