¿QUÉ HACER CUANDO NO APETECE HACER NADA?
En mi opinión, a veces uno llega a sentir la sensación de que no le apetece hacer nada, que nada le parece lo suficientemente atractivo o estimulante como para ponerse a hacerlo.
Es estos casos conviene conocer el origen de ese estado, ya que no es lo mismo estar apático que deprimido, ni es lo mismo la vagancia que la irresponsabilidad.
Y cuando uno busca ese origen ha de ser, por supuesto, absolutamente sincero y no disfrazar una cosa de otra o denominarla con un nombre distinto.
Cuando no apetece hacer, se ha de elegir entre “no hacer” y disfrutar de esa pereza momentánea, o esa necesidad o ganas de relax -en cuyo caso hay que disfrutarlo plenamente-, o “no hacer” y después quedarse con la desagradable sensación de haber perdido el tiempo y soportando un auto-reproche machacón continuado.
Hay que diferenciar entre el “no hacer” conscientemente -en cuyo caso uno está haciendo lo que ha decidido libremente, o sea “no hacer”- y el “no hacer” por cualquier motivo inconsciente –en cuyo caso es muy posible que posteriormente se convierta en un motivo de frustración. Todos hemos pasado por la experiencia de pasar un día o una tarde sin hacer nada interesante, desesperado, aburrido, y al final del día comenzar con una tanda de auto-reproches al llegar a la conclusión de “otro día más perdido”.
En este segundo caso conviene tomar medidas y hacer algo para que no siga pasando. No hacerlo puede condenar a una vida sin sentido, sin ilusión, llena de insatisfacciones, de esas que cada vez que se revisan arrojan un saldo negativo frustrante que, además, cada vez adquiere más fuerza y más presencia porque la propia insatisfacción descorazona.
La recomendación en estos casos es tener preparadas actividades o cosas para hacer en esos momentos. Por supuesto que habrá que “obligarse” porque la tendencia natural seguirá siendo la de “no tener ganas de hacer”.
Han de ser cosas que puedan aportar positividad, o que puedan abstraer de los pensamientos y estados derrotistas. Cosas de esas que una vez que las hayas comenzado empieces a olvidarte de tus preocupaciones y a centrarte en lo satisfactorio que te aportan. Esas cosas las tienes que definir tú en un momento que no estés apático.
ALGUNOS EJEMPLOS:
REÍR – contacta con alguien que sepas que te hace reír.
PENSAR EN ALGO AGRADABLE, BUENO, POSITIVO…
ESTAR CON AMIGOS – ir a visitarles o salir juntos.
ESTAR CON FAMILIARES O SERES QUERIDOS.
RESPIRAR AIRE PURO – escaparse al monte o a la playa.
IR A ALGÚN SITIO BONITO.
MEDITACIÓN, RELAJACIÓN.
ESCUCHAR MÚSICA – que no sea melancólica y sí enérgica, movida, bailable, que permita cantar… y si es a gritos, mejor.
LEER – algo que te atrape al cien por cien.
PEDIR ABRAZOS, FELICITACIONES, ÁNIMOS, CARICIAS, CARIÑO.
HACER DEPORTE O EJERCICIO, SALIR A CAMINAR.
TOMAR EL SOL.
HACER PASATIEMPOS, CRUCIGRAMAS, SUDOKUS.
DEDICAR TIEMPO A LOS HOBBYES.
RECIBIR UN MASAJE.
HACER LIMPIEZA, ORDENAR ARMARIOS, COCINAR.
ETC.
En general, es buena cualquier cosa que nos impida caer en la melancolía, la apatía, la tristeza, el desánimo…
Te recomiendo efusivamente que tengas anotado en algún sitio las COSAS QUE HACER CUANDO NO ME APETECE HACER NADA.
Te dejo con tus reflexiones…