NO TODAS LAS VERDADES SON VERDADES
En mi opinión, quedarse aferrado a una verdad puede resultar que es quedarse aferrado a una mentira.
Es cierto que hay verdades inamovibles, eternas, pero también hay verdades a medias, verdades que han dejado de ser verdades, y verdades que duraron un tiempo pero fueron cambiadas por otras.
Hay verdades que no son nuestras, que son heredadas o impuestas y por eso mismo han de ser revisadas y actualizadas, porque cada uno de nosotros vamos cambiando y evolucionando, acercándonos a ese que realmente somos o estamos destinados a ser, y las verdades que nos fueron útiles –y fueron ciertas- en otros momentos de nuestra vida es posible que ya no tengan la fuerza o la fidelidad de entonces.
Cuando una verdad nos dura mucho tiempo conviene revisarla para verificar si mantiene intacta su autenticidad o para comprobar si se ha convertido en un fanatismo, en una idea que mantiene su obstinación y nos hace suponer que creemos en algo que ya no creemos. No está nada mal que cuestionemos nuestras ideas y a nosotros mismos. Es necesario y es enriquecedor: si todo está bien y en su sitio, mejor, nos quedamos más tranquilos. Si descubrimos algo que tambalea, que no mantiene intacto su vigor, conviene revisarlo. Nada nos obliga a permanecer fieles a una idea. Lo que en otro momento pudo ser una referencia no tiene que durarnos obligatoriamente para toda la vida. El dogmatismo y el fanatismo son peligrosos.
Tony de Mello lo decía: “Me reservo el derecho a cambiar de idea en cualquier momento”. Opino lo mismo. Estar vivo implica evolucionar. No podemos pretender mantener exactas todas las mismas opiniones que teníamos a los 10 o a los 20 años. Habrá cosas que se han quedado obsoletas, otras que han demostrado que ya no tienen utilidad, y en otras habremos encontrado un punto de vista nuevo que nos hace verlas de otro modo más adecuado a nuestra realidad de hoy.
No hay que tener miedo a soltar y soltarse. Es casi más peligroso quedarse aferrado a algo. “Si no tengo la rama sobre la que vivo apoyado, me caeré”. Eso es lo que pensaba el pájaro hasta que le quitaron la rama… y comprobó que podía volar.
Las cosas, con el tiempo, y con la objetividad, se ven de otro modo. Y hay que darse permiso para que así sea. Evolucionamos. Estancarse es morir. Soltarse es abrirse a algo nuevo.
El miedo es sólo un pensamiento. La vida es la realidad. Atrévete a deshacerte de las verdades que ya no son verdades y date el placer de abrirte a otras nuevas.
Te dejo con tus reflexiones…