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 APRENDAMOS DE NUESTRO PASADO



Octubre 01, 2011, 09:53:40 pm
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APRENDAMOS DE NUESTRO PASADO
« en: Octubre 01, 2011, 09:53:40 pm »
APRENDAMOS DE NUESTRO PASADO




¿Cuánta sabiduría esconde nuestro pasado?
La respuesta más lógica sería que nuestro pasado atesora toda la sabiduría que encierra nuestra vida.
No obstante, hay personas que dilapidan este legado y lo borran como si no hubiera existido nunca. Parece que hubieran nacido ayer, y por ello se encuentran sin defensas ni recursos para enfrentarse a su vida actual.

Resulta comprensible que en un primer momento reneguemos de un pasado que nos ha resultado doloroso; pero si lo hacemos de forma permanente estaremos enfrentándonos a un presente con las “manos casi vacías”, al menos vacías del aprendizaje que hubiéramos podido extraer de los acontecimientos que hemos vivido.

Hay muchas personas que siguen cometiendo este error, y lo hacen casi sin darse cuenta, pensando que no quieren abrir viejas heridas; cuando la realidad es que éstas nunca dejaron de sangrar, porque nunca llegaron a cicatrizar. No se trata de ponernos a “hurgar” sin piedad y enfrentarnos sin defensas ante hechos difíciles, que aún no hemos asimilado; nada más lejos de nuestra intención, es más, siempre decimos que cuando nos sintamos mal, primero tenemos que concentrar nuestras energías en salir de esa situación, y sólo cuando lo hayamos conseguido estaremos en disposición de aprender y superar viejos pensamientos, que nos produjeron vivencias dolorosas. Una vez realizado este ejercicio, nos encontraremos en la mejor de las disposiciones para enfrentarnos con garantías de éxito a los retos que el futuro nos depare.

Cuando han pasado años de un determinado hecho, y éste aún nos sigue doliendo, la causa no la debemos buscar en el hecho en sí, sino en las ideas que aún nos repetimos acerca de ese acontecimiento.
Si en un determinado momento de nuestra infancia fuimos injustos con algún/alguna amigo/amiga y le hicimos una faena auténticamente reprobable, al cabo de unos años no podemos justificar nuestro malestar diciendo que aquel hecho sigue presente en nosotras/nosotros; no nos confundamos, aquello pasó hace muchos años y, si hoy sigue persistiendo, se debe a que continuamos repitiéndonos, una y otra vez, una serie de frases interiores que nos provocan unas emociones muy desagradables. No podemos sentirnos bien cuando no paramos de decirnos: “¿Cómo fui capaz de hacer algo así?”, “No me lo perdonaré nunca”, “¡Qué falta de sensibilidad la mía!”, “¿Cómo podía divertirme con una faena semejante?”, “¡Si la gente lo supiera, ni me mirarían a la cara!”...

Sufrir inútilmente es uno de los peores ejercicios que podemos hacer con nosotras/nosotros mismas/mismos. No se trata de que “nos permitamos todo”, en absoluto, sino de que cultivemos hábitos sanos y saludables. Y no tiene nada de sano ni saludable que, al cabo de los años, nos estemos machacando con algo que, por muchas vueltas que le demos, no podemos conseguir que no hubiera ocurrido.

Lo que sí podemos hacer es actuar, en la medida en que aún nos sea posible. La mayoría de las veces la actuación será con nosotras/nosotros mismas, controlando esos pensamientos y haciéndolos más racionales, pero si una vez hecho este ejercicio se sensatez aún pensamos que debemos, en alguna medida, reparar lo que hicimos, nos pondremos “manos a la obra”.

Recordemos que como humanos nos equivocamos y nos seguiremos equivocando, y una parte de nuestra madurez consistirá en aprender de nuestras equivocaciones pasadas y poner los medios, para que éstas no vuelvan a suceder o se repitan en el futuro.


Fuente: Libro "La inutilidad del sufrimiento", por María Jesús Álava Reyes.

 

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