REGLAS BÁSICAS PARA COMUNICAR A LOS HIJOS EL DIVORCIO DE LOS PADRES
Decírselo los dos juntos, no hablar mal del otro y no caer en comprarle con regalos son algunas de las claves.
SILVIA C. CARPALLO
ES MUY IMPORTANTE QUE NINGUNO DE LOS DOS HABLE MAL DEL OTRO A LOS HIJOS.
El amor muchas veces no dura para toda la vida. A veces porque la pareja se deteriora por los roces de la convivencia, porque ha aparecido otra persona o simplemente porque ya no sois los mismos que eráis cuando empezasteis la relación. El problema está en que lo que parece un asunto de dos, se convierte en algo más complejo cuando hay hijos de por medio. Porque vuestra separación no solo supone un cambio en vuestras vidas, sino también en las suyas. Aunque seguir por los hijos no parece una opción lógica, si al final solo vamos a hacerles vivir en un ambiente tenso e incluso podemos hacerles cargar con esa culpa, lo que sí debemos tener en cuenta es cómo hacer las cosas lo mejor posible. Empezando por el principio, es decir, cómo vamos a contarles que “mamá y papá se separan”.
Sí, es cierto que ya no se trata de una noticia tan impactante como hace unos años, principalmente porque seguro que no va a ser el único niño de clase con padres separados. Ahora lo raro es casi que sigan casados. Sin embargo, la psicopedagoga Laura Aguilera aporta que “que los padres se separen es un aspecto muy importante para los niños, tanto ahora como hace años, que no se veía con tanta frecuencia. La idea de que los padres se separen implica un cambio en su rutina diaria, a la que al inicio les cuesta adaptarse”, por lo que siempre hay que planificar cómo vamos a abordarlo. Igualmente, también depende de cómo sea nuestra separación, ya que “no es lo mismo la separación de unos padres que simplemente han dejado de quererse en el sentido del amor romántico, pero se respetan mutuamente y llevan una separación civilizada”, que los padres que se separan por algo razones complicadas como una infidelidad o incluso en casos extremos unos malos tratos.
LO QUE DEBEMOS DECIR Y LO QUE DEBEMOS EVITAR
“Es fundamental comunicárselo al niño de la forma correcta, a ser posible los dos juntos y evitando que los niños piensen que es por ellos, por su mal comportamiento, por lo que han hecho o han dicho, pero sobre todo tenemos que dejarles tiempo para que lo asimilen”, aporta la especialista en psicología infantil Silvia Álava. Entre las cosas que debemos hacer está el “responder a las preguntas que hagan. En el momento de dar la noticia de la separación, los niños más pequeños pueden dar respuestas sorprendentes, como ‘vale, y ahora, ¿puedo jugar con mis juguetes?’, pero poco a poco irán entendiendo la nueva situación”.
Otra idea que destaca la psicóloga es la de dejar que durante el proceso el niño pueda expresarse libremente y no imponerle nuestras ideas. Por ejemplo, “el niño tiene que poder decir que echa de menos a su padre o a su madre cuando no está con él o con ella”, sin que nos pongamos todos nerviosos. Eso implica, entre otras cosas, “no luchar por el papel del bueno de la película”, sino intentar ser un bando unido y darle mensajes juntos del estilo: “Los dos te queremos y los dos queremos estar contigo”.
Por supuesto, habrá que controlar nuestras propias emociones y evitar que nuestro hijo/a oiga descalificaciones de nuestro ex. “No olvidemos que por muy mal marido o esposa que una persona sea, no deja de ser la madre o el padre del niño”. Eso también significa que no hay que caer en usar tretas del estilo “llenar al niño de regalos, pensando que de esa forma no nos echará de menos, o que con eso conseguiremos que nos prefiera ante el otro progenitor”. Silvia Álava aclara que así, “lo único que estamos haciendo es llenarle de cosas, lo que de verdad será duradero es que sepa que sus padres están ahí para quererle, escucharle, ayudarle a resolver sus problemas”. Pese a ello, sí que es positivo remarcarle todo aquello que pueda ver como positivo de la nueva situación. Por ejemplo el “tendrás dos casas, dos habitaciones, y harás un montón de cosas con mamá y con papá, pero por separado”, ya que como explica la psicóloga “se trata de que el niño aprenda a ser feliz en la nueva situación”.
LA EDAD DEL NIÑO IMPORTA
Aunque tengamos cuarenta años e hijos propios, que nuestros padres nos digan que se separan es una noticia que impacta, porque al final es un cambio en la propia estructura de nuestra vida. Incluso aunque no vivamos con ellos, supondrá un cambio en nuestras rutinas. Sin embargo, la edad que tiene el niño cuando se entera de que sus padres ya no van a seguir siendo una pareja es un factor bastante determinante.
En este punto Laura Aguilera hace una distinción de cómo llevará el niño la situación y qué tener en cuenta según los años que tenga, para que ciertas reacciones no nos pillen por sorpresa, teniendo en cuenta que siempre influye el grado de maduración del mismo.
• Hijos menores de 5 años: En este caso las explicaciones deben ser muy sencillas, concretas, cortas y claras, ya que todavía no comprenden lo que sucede del todo. “Tanto el padre como la madre se perciben por el hijo como una unidad inseparable. En estos casos, lo adecuado es explicarle brevemente al hijo qué progenitor será el que deje el domicilio, se le presentará el nuevo hogar de éste, así como se le expondrá cuándo lo verá y en qué entornos”, apunta Aguilera.
• Hijos de cinco a ocho años: Ahora ya necesitan más información, porque la separación de sus padres les afecta a nivel emocional y personal. La psicóloga aclara que “en estas edades es cuando hay riesgo de que los niños se culpen a ellos mismo por la separación de sus padres, así como fantasear con que algún día volverán a estar juntos”.
• Hijos de nueve a doce años: “A estas edades los niños pueden ver el divorcio de sus padres como algo que no pueden controlar, por lo que no interiorizan un sentimiento de culpa”, aclara Álava. Quizás por ello, suelen culpar más a los padres y se plantean aspectos morales de lo que está bien y lo que está mal. “En ocasiones pueden tomar partido en un bando de los dos progenitores, pero todo dependerá del tipo de relación que mantengan y de cada caso en particular”, insiste la experta.
• Hijos adolescentes: Ya sabemos que esta es una etapa de emociones y comportamientos contradictorios, por lo que no es de extrañar que estos salgan en una situación de divorcio. “Son capaces de asimilar esta ruptura familiar de forma más madura, pero como adolescentes que se enfadan y experimentan frustración ante la situación, volviéndose más introvertidos, como forma de expresión de su inconformidad ante la separación de sus padres” concluye la psicóloga.
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Otros factores a tener en cuenta pueden ser por ejemplo el sexo, a lo que Aguilar aclara que “no tiene por qué tener una reacción diferente el hecho de que el niño de padres separados sea de género masculino o femenino. Si bien es cierto que los niños podrían ser más propensos a tener una conducta más disruptiva y oposicionista, mientras las niñas pueden ser más introvertidas y optar por sentirse culpables de la separación”. Igualmente, el hecho de ser hijo único o de tener hermanos también ha de ser tenido en cuenta, puesto que como aporta la psicopedagoga “es más complejo si hay más hermanos, por un motivo muy claro, y es el hecho de que la edad de cada hermano implicará un tipo de explicación de la separación diferente, debido a su capacidad de entender la situación”. Así su recomendación pasa por reforzar el vínculo entre ellos en contrapartida, ya que “en una buena relación entre hermanos, éstos pueden ver uno en el otro, un apoyo importante”.