ESTA ES UNA DE TUS TAREAS: SER FELIZ Y APRENDER A AMAR
En mi opinión, podríamos obviar la mayoría de las cosas a las que les otorgamos una importancia inmerecida e innecesariamente y centrarnos en las que realmente son importantes: SER FELIZ Y APRENDER A AMAR.
Quien haya vivido estas dos experiencias sabe a qué me refiero. Quien no las haya vivido, no le queda otra opción que imaginarlo o soñarlo… y siempre se quedará corto en comparación con la realidad.
El propósito de las vidas no está definido y es seguro que para cada persona es distinto y que es uno mismo quien tiene que definirlo, pero hay algo que parece estar destinado a ser experimentado, y que soporta el paso de los siglos y se sobrepone a cualquier otra cosa: SER FELIZ Y APRENDER A AMAR.
El instinto empuja a mantener ambas cosas en el punto de mira y a conocer y experimentarlas en el camino por el que uno camina. Consciente o inconscientemente, uno acaba dándose cuenta de que en el ranking de la escala de valores personales ambas cosas ocupan un lugar primordial. El primero, porque se nos recuerda a menudo. El segundo, está más callado y sólo se vislumbra en momentos en que se da una comunión especial con el Ser Interno.
SER FELIZ parece que es algo que tenemos más presente y le prestamos un poquito más de atención. La publicidad nos lo recuerda incitándonos a lograrlo a través de las posesiones. La felicidad, o cualquiera de sus sucedáneos, como los placeres, las risas, sentirse bien, las satisfacciones, el bienestar… todo eso está en nuestras intenciones, y parece como si todo lo que hacemos tiene como objetivo final, aunque no sea evidente, algo relacionado con estar lo más alejados posible del malestar.
APRENDER A AMAR parece que no lo tenemos tan presente. Me refiero al amor al prójimo y no sólo al círculo personal. Parece algo más esporádico, o algo reservado para ciertas personas que clasificamos como “espirituales”. Por supuesto que a todos nos gusta o nos gustaría amar más y ser más amados. Y, a veces, hasta nos esforzamos en amar mejor a los seres muy queridos, pero… APRENDER A AMAR abarca mucho más. El AMOR es por naturaleza imperecedero y tiene la intención de convertirse en eterno. Se mantiene en cada persona durante todo el tiempo que vive cada persona. Está siempre. Aunque no se use.
Uno se siente más él mismo al SER FELIZ verdaderamente y lo siente más aún cuando conoce la delicia de amar y ser amado. Amar sin condiciones y sin condicionantes, sin esperar más a cambio que la sensación indescriptible que uno siente al hacerlo. Amar el escalofrío que provoca amar y la percepción de unidad a la que uno llega.
SER FELIZ es un asunto personal que no hay que dejar en manos o circunstancias externas y ajenas. Cada uno tiene diferentes causas para sentir su felicidad –porque la felicidad es un asunto que ha de ser personalizado-, así que es cada uno quien tiene que descubrirlas y después promocionarlas. Para unos es estar en paz, o cumplir sus sueños y deseos, y para otros puede ser otra cosa totalmente distinta.
Siempre propongo la reflexión, y lo seguiré haciendo. No hacerlo condena al estancamiento. No reflexionar impide saber la verdad. Dejar las decisiones y el rumbo de la vida en manos de la improvisación, de lo que nos pase, de lo que nos hagan, me parece una insensatez. El control de la propia vida exige responsabilidad, darse cuenta, hacer introspecciones, insistir en la búsqueda del Uno Mismo que somos.
APRENDER A AMAR es una tarea que ocupa toda una vida y que conviene hacer en cada etapa en la que estemos. Comprobaremos que el amor inicial es más egoísta y que a medida que uno se hace mayor lo entiende más relacionándolo de igual a igual con el otro, y lo siente como más universal. Uno aprende que el amor lo es todo. Y que saber amar es lo que hace diferente al ser humano.
Así que… estos dos asuntos deberían ocupar una gran parte de tu atención. Y te recomiendo que no lo aplaces.
Te dejo con tus reflexiones…