Si no estuvieras ocupado activamente en volverte desdichado, serías feliz. Nacimos felices. Toda la vida está atravesada de felicidad. Existe el dolor; por supuesto que existe. Pero, ¿quién te ha dicho que no puedes ser feliz con dolor? Así, pues, nacimos con el don de la felicidad, pero lo perdimos. Nacimos con el sentido de la vida, pero lo perdimos. Debemos redescubrirlo. ¿Por qué lo perdimos? Porque nos enseñaron a trabajar activamente para volvernos desdichados. ¿Cómo lo lograron? Enseñándonos a apegarnos, enseñándonos a tener deseos tan intensos que nos rehusaríamos a ser felices a menos que fueran satisfechos.
Anthony de Mello