RECONSTRUIRSE: UNA HERMOSA TAREA
En mi opinión, quienes estamos en un Proceso de Mejoramiento Personal, quienes estamos pendientes y atentos para hacer de nosotros unas buenas personas, tenemos que tener mucho cuidado y comprobar qué es lo que hacemos realmente y, además, si estamos haciendo bien lo que queremos hacer.
Quienes estamos metidos en esto sabemos que nos construyeron enseñándonos y educándonos más o menos “como pudieron” y que intervinieron muchos en ello para, al final, no hacer una muy buena construcción y que a medida que vamos dando pasos nos damos cuenta de que hay cosas nuestras que requieren de una revisión, una buena reparación, o mejor aún…una completa reconstrucción.
A veces lo que hacemos es pulir alguna de las imperfecciones que hemos descubierto y mejorar algunas de las cosas que necesitan esa mejoría, pero… ¿sabemos en quién estamos haciendo esa mejora? y ésta no es una pregunta extraña. Decimos “yo” y no tenemos claro de quién estamos hablando. A estas alturas ya sabemos que nos componen diferentes yoes -así lo entendemos mejor- y que somos diferentes personajes a lo largo de cada día –por eso de que nos comportamos o actuamos de diferente modo en función de con quién estemos o de qué papel estemos representando en cada momento-.
También sabemos que hemos incorporado una cantidad importante de modelos que nos han inculcado o que hemos copiado, y que en muchas ocasiones vivimos sin ser nosotros mismos. Somos los personajes, o somos esos modelo que nos han inculcado, o somos el Yo Idea o el Yo Ideal... y el error que podemos cometer, si no estamos muy atentos, es que esas “modificaciones" o “mejoramientos” los hagamos sobre quienes no somos, sobre quien no es el auténtico Ser.
Si la mejoría es sobre un personaje, estará bien para cuando nos relacionemos con otros desde ese personaje, pero el personaje no somos nosotros.
Cuando corregimos lo hacemos sobre uno de los modelos que nos han impuesto, porque ya no nos gusta y queremos modificarlo, si no somos absolutamente conscientes de lo que estamos haciendo es posible que lo que hagamos sea cambiar un modelo por otro modelo mejorado, pero que tampoco somos nosotros.
Si lo que cambiamos es el Yo Ideal para que sea más Ideal todavía, más atractivo y más perfecto para los otros, y más fácil de ser aceptado por ellos, eso no nos va a mejorar a nosotros.
Yo no soy ninguno de los que he relacionado. Soy el Yo Observador que se da cuenta de lo que hacen y de cómo actúan los personajes, los modelos, los diferentes yoes…o como queramos llamar a esas partes que actúan – inconscientemente en muchas ocasiones- al margen de quienes somos realmente.
Yo soy el observador atento y objetivo que se da cuenta de todo eso y el que puede decidir con ecuanimidad acerca de sus propias reflexiones. Yo soy el que dirige la mente y las decisiones, en el sentido sensato que yo mismo decido por libre voluntad y siendo consciente en todo momento de ese proceso de libre decisión.
Yo soy Yo cuando actúo conscientemente. Cuando decido mi propio plan de vida saliéndome del que me impusieron los otros. Cuando dejo de actuar de un modo irreflexivo o dominado por un inconsciente que no conozco.
Yo soy Yo cuando tomo la responsabilidad y el mando en mi vida, cuando decido e impongo, cuando elijo unas cosas y descarto otras. Ese soy Yo. Así he de ser. Así quiero ser.
Deshacerse de lo que no nos gusta y de lo que no somos, es una hermosa tarea. Reconstruirse, es una hermosa tarea. Y el resultado es lograr ser quien uno es realmente.
Para quien ya se ha dado por vencido, para quien cree que ya no tiene remedio su vida y que no puede modificar su presente o su futuro, embarcarse en la magnífica tarea de la reconstrucción personal conlleva la alegría inesperada e insospechada de modificar su situación actual para mejorarla. Y mejorarse.
Cualquier esfuerzo que requiera la tarea será largamente recompensado. Tal vez reconstruirte sea tu mejor decisión.
Te dejo con tus reflexiones…