:oEn mis cinco sentidos.
Algunas veces he escuchado esta afirmación para indicar que se está en pleno uso de las facultades físicas y mentales: “Estoy en mis cinco sentidos”
Por supuesto que si mi dimensión fisiológica funciona es porque mi cerebro está bien, pues es él quien impulsa los receptores sensoriales por medio de los cuales nos relacionamos con nuestro entorno.
Mediante la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, estamos presentes en la vida. Nada menos.
A este tema sobre los sentidos me llevó el deseo de ser congruente con la frase que elegí como título de mi colaboración en el subforo: “VIVIR ES SENTIR”. Fue el modo que encontré de explicarme a mí misma el sentido de esta afirmación.
¿Qué es sentir?
“SENTIR es experimentar, sensaciones producidas por causas externas o internas, siendo los sentidos los encargados de trasmitirlas”. Es la definición lógica que encontré.
Pero el enunciado “Vivir es sentir” quiere expresar algo más y si lo planteo como “Sentir es vivir” quizás resulte más entendible. Si soy consciente de mi sentir puedo vivir la vida como ha de ser vivida y disfrutada… plenamente.
Para ello cuento con la maravilla de mis cinco sentidos. Para responder a las necesidades de mi cuerpo y de mi alma, ya que ambos son uno solo.
Por medio del sentido de la vista puedo no solamente ver: puedo aprender a observar. Saber observar es más que ver. Observar genera el registro de una experiencia a nivel consciente o inconsciente. Cuando observamos así, podemos retener en nuestra memoria lo que vimos.
Los poetas y los escritores han practicado la llamada “mente fotográfica” que no es otra cosa que desarrollar la capacidad de observar.
Contemplar es otro de los atributos de la vista. Contemplar es mirar con detenimiento y sin prisas. Hablando de mirar; la mirada puede ir cargada de diferentes matices y expresiones: dulzura, sorpresa, tranquilidad, alegría.
“Se sabe que el 70% de los receptores sensoriales, convergen en los ojos esto en parte a contribuido ha devaluar los otros sentidos como si no importaran tanto.” (Del libro: “Mis amigos los Sentidos”, de Carlos G. Vallés).
En realidad cuando estamos mirando, observando o contemplando estamos también usando casi todos los demás sentidos.
Se me ocurre este ejemplo: si veo un árbol estoy usando el sentido de la VISTA; pero si no solo lo veo y me acerco a contemplarlo a disfrutar de la frescura de su fronda, aspiro el aroma que emana de sus frutos, y escucho el sonido producido por el viento que se cuela entre su follaje: (sentido del OLFATO y del OIDO) siento en mis manos la suavidad de la fruta que he arrancado; (sentido del TACTO). Se me hace agua la boca aun antes de probarla; cuando lo hago disfruto con deleite del sabor agridulce que había imaginado (sentido del GUSTO). El imaginar a que sabría la fruta puede servir como ejemplo de lo que es la intuición. (Denominada como el sexto sentido).
Creo que esta combinación de los sentidos es a lo que se le llama “sentido común”.
Todos los sentidos son igualmente importantes. No nos damos cuenta hasta cuando nos falla o perdemos alguno de ellos, y por la sabiduría de nuestro cuerpo se agudizan los demás sentidos para suplirlo. Los ciegos tienen un sentido táctil muy delicado, en las yemas de los dedos, que les permite leer el sistema Braille.
La mayoría de las personas tenemos el privilegio de contar con todos nuestros sentidos, pero hemos perdido la capacidad de asombrarnos ante esta maravilla.
Esta capacidad de asombro acompaña a las madres. Al menos desde el alumbramiento y a medida que vemos cómo ese nuevo ser va descubriendo el mundo: desarrollando y agudizando sus sentidos.
En ese tiempo estamos presentes y abiertas a la vida quizás más, que en ningún otro momento. Por eso si la mente pudiera olvidarlo, nuestros sentidos lo recordarían.
Cuando el bebé “siente” la primera luz, llora y aprieta sus ojitos porque viene de la oscuridad y la luz le lastima. Todos sus sentidos están ya latentes, pero en mucho tiempo solo podrá expresar lo que siente-frío, hambre, dolor-, por medio del llanto. ¿Cuál de sus sentidos se empieza a desarrollar primero? Se sabe que desde antes de nacer ya ha “ensayado” casi todos sus sentidos. Pero creo que el más importante para su crecimiento sensitivo y emocional, y aun de supervivencia, es el sentido del tacto. Primero, porque todo lo que siente es en su piel que es el órgano por el que se expresa este sentido. (Que seguirá siendo importante durante toda su vida). Segundo, porque es el contacto con otra piel (el de la madre, principalmente) lo que lo hace sentir seguro, atendido y querido. Esto lo percibí a través de la experiencia de ser madre de varios hijos.
Sin embargo, al buscar afirmación a lo antes expresado, me di cuenta de que hay varios libros sobre los sentidos: “Una historia natural de los sentidos” de Diane Eckermann, es uno de ellos. Pero me llamó la atención este libro que en especial se refiere al sentido del tacto: “El tacto, la importancia de la piel en las relaciones humanas” escrito por Ashley Montague. De este libro apunto lo siguiente:
“Cuando nos descubrimos como seres sensibles, quiere decir que somos conscientes. El significado más literal y amplio es que tenemos percepción sensorial”,
“Para entender, tenemos que usar la cabeza, es decir la mente. En general, se piensa en la mente como algo localizado en la cabeza, pero los hallazgos en psicología sugieren que la mente no reside necesariamente en el cerebro sino que viaja por todo el cuerpo en caravanas de hormonas y enzimas, ocupada en dar sentido a estas complejas maravillas que catalogamos como tacto, gusto, olfato oído y visión”.
No hay modo de comprender el mundo sin estar abierto al radar de los sentidos. Estar despiertos a ellos es lo que nos hace ser exploradores e investigadores innatos de lo desconocido.
Que lo conocido no pase desapercibido depende de nosotros; por medio de nuestros sentidos podemos saber cómo son las cosas con lujo de detalle. Gozar todas las maravillas que existen en nuestro maravilloso mundo; la belleza del crepúsculo en un paisaje desértico, no tiene igual, (hija del desierto soy). La inmensidad del mar y la majestuosidad de la montaña. La hermosura de las flores, distintas en sus formas y colores y en sus aromas. La música y el canto de las aves que es igualmente “música” para el oído, así como la voz de la persona amada. La alegría de niños y adultos expresada siempre con sonora algarabía.
Aprender a registrar en nuestro cerebro lo que vemos, olemos, sentimos, y saboreamos diariamente, es sensibilizarnos de la maravilla de nuestro cuerpo y la responsabilidad de cuidarlo y responder a sus necesidades. Una de ellas es la convivencia y comunicación con los demás.
Los órganos de nuestros sentidos son la vía de entrada de toda la información que viene del exterior y que le permite al cerebro desarrollar la inteligencia, las emociones, y los sentimientos.
Abordar el tema de los sentidos me sirvió mucho para ser más consciente de mi propio sentir. De la riqueza de mis sentidos como los medios que el creador de la vida a puesto a mi servicio.
¡¡VIVIR ES SENTIR!!
¡¡SENTIR ES VIVIR!!