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 ¿SABES COMUNICARTE BIEN CON TU PAREJA?



Noviembre 24, 2011, 06:06:08 pm
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¿SABES COMUNICARTE BIEN CON TU PAREJA?
« en: Noviembre 24, 2011, 06:06:08 pm »
¿SABES COMUNICARTE BIEN CON TU PAREJA?



¿Crees que expresas bien lo que quieres decir? Mejorar el propio estilo comunicativo es siempre un desafío, más aún si se trata de la pareja. Pero te compensará el esfuerzo, ¡seguro!.

Toda persona tiene elementos fuertes y otros más débiles que debe trabajar. Para ello, resulta útil el modelo desarrollado por los psicólogos Robert Roche y Esther Arozarena que desglosa el proceso comunicativo en 15 puntos. Si bien cada uno de estos factores puede ser medio a través de un cuestionario y, además, trabajo a través de programas específicos para cada pareja, también es posible utilizar este modelo como una guía general o lista de chequeo, para un ejercicio de revisión personal.

LOS 15 PUNTOS DE LA COMUNICACIÓN ÓPTIMA

1.   ¿Estoy siempre disponible?
Tiene que ver con nuestra actitud positiva para aceptar al otro cuando nos dirige la palabra. A veces esto nos supone un esfuerzo para interrumpir lo que estamos haciendo y adecuarnos a la nueva situación.
Pregúntate: ¿Suelo interrumpir momentáneamente mis actividades para atender a mi pareja cuando mi dirige la palabra?

2.   ¿Soy oportuno?
Muchos malos entendidos podrían evitarse simplemente, si buscamos el momento adecuado u oportuno para hablar con el otro. Quizás después de un día arduo de trabajo los reproches por el desorden de la casa tienen más probabilidades de desencadenar una discusión que en otro momento más relajado.
Pregúntate: ¿Tengo en cuenta si mi pareja tiene tiempo o no antes de hablarle?¿Tengo en cuenta si su humor (o el mío) se corresponde con la profundidad del tema?¿Soy oportuno al escoger el momento y el lugar para plantear la cuestión?

3.   ¿Me “vacío” de mí mismo para acoger al otro?
Vaciarse no es eliminar u olvidar para siempre los problemas o las propias opiniones; es un ejercicio momentáneo y puntual de dejar entre paréntesis las propias interpretaciones, prejuicios e incluso los problemas para que no interfieran en nuestra capacidad de comprender lo que el otro quiere decir.
Pregúntate:¿Siente mi pareja que sus intervenciones merecen toda mi atención?¿Siente que estoy intensamente pendiente de lo que me dice?

4.   ¿Soy empático?
Esta habilidad implica una sensibilidad especial para ponerse en el lugar de otro e incluso experimentar sus emociones. Pero muchas personas que se consideran a sí mismas tremendamente empáticas, al contrastarlo con su pareja, los hijos o los amigos, podrían encontrarse con más de una sorpresa.
Pregúntate: ¿Me es indiferente que mi pareja esté o no enfadada cuando quiero hablarle?¿Hago lo posible por demostrar interés cuando me explica algo?¿Suelo darle señales de respuesta verbal y no verbal para que  sienta que la estoy comprendiendo plenamente?

5.   ¿Siento que vivo bien el momento presente?
Según Roche, la persona anclada en el pasado o pendiente del futuro no vive:”es vivida”. En la pareja, esta máxima se traduce en considerar que lo importante somos tú y yo en el aquí y ahora de cada instante. Lo que hicimos, haremos o dejaremos de hacer no debe interferir en la comunicación actual. Esta actitud ayuda a rescatar lo esencial para construir una auténtica relación con la persona que tenemos a nuestro lado.
Pregúntate: ¿Tengo prejuicios respecto a mi pareja debido a alguna experiencia pasada?¿Cuando hablamos de algún tema complejo, saco a relucir situaciones “del ayer” o “del mañana” para discutir sobre “el ahora”?

6.   ¿Me ocupo de reconocer y valorar a mi pareja?
Cuando hablamos de la pareja o la escuchamos, tan importante como decir o escuchar es que el otro siente y vea que nos importa. El otro necesita sentirse reconocido, que es una persona con valor para el otro, que valoramos que esté allí, que merece todo nuestro interés y atención. Esto no siempre hay que decirlo con palabras; se puede confirmar al otro a través de expresiones faciales, gestos o códigos que son propios de cada pareja.
Pregúntate: ¿Acostumbro a hacerle preguntas para animar su charla y para que sienta que me importa lo que dice?¿Le demuestro de alguna manera que estoy a gusto con ella?

7.   ¿Suelo valorar positivamente a mi pareja?
Está comprobado que el mejor medio de hacer surgir una capacidad en el otro es creer y confiar en sus posibilidades. Así, es recomendable que las parejas hagan el ejercicio de verse cada día “con ojos nuevos”;es decir, en vez de lamentar por qué la otra persona no es como cuando la conocimos, reconocer sus logros o esfuerzos actuales por pequeños que sean, incluso aunque estén “camuflados” por aspectos negativos. Sin embargo, no se trata de llenar al otro de elogios fáciles que puedan parecer irónicos y un atentado a su autoestima.
Pregúntate: ¿Reconozco los esfuerzos y capacidades de mi pareja? Cuando hablamos, ¿me preocupo porque se entere cada vez que valoro positivamente lo que me está diciendo?

8.   ¿Escucho con calidad?
Saber escuchar es, sin duda, la parte más difícil de la comunicación. Quien escucha hace un doble esfuerzo, porque debe comprender y evitar distraerse. Además no puede controlar el curso de la conversación; es el otro el que maneja el tiempo del diálogo y las pausas para que luego yo hable. Sin embargo, todos valoramos tener una pareja que sepa escuchar: que espere a que termine mi idea para que luego hablarme, que no me interrumpa a mitad de palabra. Para desarrollar el hábito en la pareja, alguien debe comenzar…
Pregúntate: ¿Miro a los ojos a mi pareja cuando me habla?¿Oriento mi cuerpo hacia él o ella?¿Ratifico con gestos que estoy escuchando?

9.   ¿Emito mis mensajes con suficiente claridad?
No solo hay que preocuparse de decirlo correcto, sino también de cómo se dice. Una palabra inadecuada (por el tono, porque no le guste al otro…) puede desencadenar más una crisis. Emitir con calidad significa, por ejemplo, que usamos la intensidad de voz adecuada para la pareja (si siente que estoy gritando, aunque yo crea que hablo bajito, tendrá un impacto negativo en nuestra conversación).
Pregúntate: ¿Digo lo justo en el momento preciso? (vigilo la asertividad). Cuando hablo rápido, ¿estoy atento a que mi pareja logre seguir la idea?, ¿cuido las manifestaciones externas?(como mirar a los ojos, orientar el cuerpo hacia el otro, expresiones del rostro adecuadas…).

10. ¿Soy capaz de aceptar lo negativo que me rodea?
Se refiere a ser capaz de acoger las críticas y          también de reconocer lo que nos molesta e interfiere en la comunicación con el otro. Conviene aceptar lo que nos incomoda, reconocerlo sin ocultarlo ni esquivarlo para algún tipo de significado interno, personal.
Según Roche, lo negativo sólo existe como ausencia de lo positivo. Por tanto, ver el problema claro es más bien una oportunidad para transformar la situación en aquello que falta. La incomprensión evidencia, por ejemplo, la necesidad de comprensión. Esta capacidad requiere, para llevarla a la práctica, un enorme esfuerzo de voluntad y la aplicación de todos los puntos anteriormente descritos.
Pregúntate: ¿Soy capaz de asumir o aceptar rasgos que considero negativos de mi pareja para que no interfieran en la comunicación?, ¿Acepto lo que mi pareja ve de negativo en mí sin que interfiera en nuestra comunicación?¿Soy capaz de superar mi estado de ánimo negativo producto de mis propios problemas para que no interfiera en la comunicación?

11. ¿Considero que mi repertorio de temas es amplio?
La vida de pareja implica compartir experiencias, historias, problemas, anécdotas. Sin embargo, con los años, mucha información ya es conocida por ambos y se va cayendo en la monotonía. Es necesario que la pareja busque siempre nuevos espacios de interés, temas, experiencias y actividades que alimenten su curiosidad y eviten la rutina. Disfrutar de una buena conversación, y tener siempre algo que contarse, es básico para la relación dure.
Pregúntate: ¿Tengo el hábito de comentar con mi pareja los temas que me parecieron interesantes durante el día?, ¿Me propongo ir introduciendo contenidos nuevos en nuestra convivencia?

12. ¿Doy la información que el otro necesita?
Una palabra bien dicha vale más que un discurso. Con la pareja, ésta es una exigencia que se vive diariamente: decir las cosas y no pasarnos de la raya, no hablar más de la cuenta ni menos de lo que el otro espera. Es una habilidad difícil, pero que se puede entrenar.
Pregúntate: ¿Considera mi pareja que monopolizo el discurso en torno a una misma idea y empleo demasiadas palabras?, ¿Me recrimina no compartir lo que me pasa o hacerlo de manera demasiado sintética?

13. ¿Revelo adecuadamente mis sentimientos?
Es un factor esencial de la comunicación de calidad, ya que, más que los contenidos racionales, los aspectos emotivos y sentimentales son los que hacen más íntima y exclusiva la comunicación con la pareja. Abrirse al otro permitirá que conozca lo que pienso, siento y quiero. Sin embargo, esta comunicación de sentimientos debe ser selectiva para que genere beneficios, y no sea sólo una gran catarsis indiscriminada.
Pregúntate: ¿Conoce mi pareja cuáles son mis expectativas respecto a él o a ella?, ¿Comunico frecuentemente mis sentimientos positivos?, ¿Revelo cautamente y en los momentos adecuados mis quejas?, ¿Soy capaz de evitar los reproches sobre la marcha?

14. ¿Controlo la comunicación?
Se trata de evitar que sea la comunicación la que nos controle a nosotros. Requiere que seamos capaces de establecer reglas operativas para la  interacción: cuándo interrumpir, cuándo no, turnos para hablar, quién comienza, cuánto tiempo hablará cada uno, qué reproches evitar, etc. Estas reglas son útiles sobre todo cuando se tratan temas complejos en los que la pareja no está de acuerdo.
Pregúntate: ¿Me preocupo de desarrollar y mantener reglas propias adecuadas a nuestras necesidades, para que cada vez que hablemos de temas importantes lleguemos a las metas deseadas?

15. ¿Me aseguro de contrastar significados con el otro?
La frase “Necesito tiempo, hay ciertas actitudes tuyas que me cansan” puede generar o no una crisis dependiendo de cómo se entienda. Si para una persona significa:”Quiero distanciarme de ti”, y para su pareja: “Estoy cansado, hay actitudes tuyas de este momento que me estresan, hablamos mañana”, seguramente tendremos un problema a resolver contrastando interpretaciones. Un ejercicio conveniente, sobre todo cuando usamos palabras fáciles de malinterpretar. Hay que tratar de hablar con los mismos códigos.
Pregúntate: Cuando conversas, ¿te cercioras de estar atendiendo lo que el otro quiso decir y viceversa? ¿Contrastas con el otro significados dudosos?


(de la Revista Psicología práctica)


   
   






 

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