LA COMPASIÓN COMO TERAPIA
Edith Sánchez
La palabra compasión ha sido desvalorizada. Actualmente se asocia con la caridad o la lástima. Igual ocurre con la palabra “autocompasión”, la cual trae a la mente el victimismo. Nada más ajeno a la esencia de esos conceptos, que lejos de promover una visión disminuida del otro o de uno mismo, más bien la exalta.
Tan es así, que está en boga la Terapia enfocada en la compasión. Es, como el nombre lo indica, un tipo de intervención terapéutica que ve en la compasión una forma de mejorar la situación de muchas personas que sufren. Está especialmente indicada para las personas que son muy críticas consigo mismas y con los demás.
Lo más interesante de esta novedosa terapia es que su eficacia se ha medido científicamente en un laboratorio. Se demostró que la compasión se puede aprender y entrenar. También se evidenció que, al hacerlo, nuestro cerebro cambia y mejora. Todo indica que el ser compasivo incrementa la serenidad, la alegría y la motivación en las diferentes áreas de la vida.
“Todo amor genuino es compasión, y todo amor que no sea compasión es egoísmo”.
-Arthur Schopenhauer-
UN EXPERIMENTO EN TORNO A LA COMPASIÓN
El experimento se realizó en el Center for Investigating Healthy Minds, de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos. Después fue publicado en la revista Psychological Science. Los directores del estudio tomaron un grupo de voluntarios y los entrenaron en un tipo de meditación llamado “meditación compasiva” o “Tonglen”.
Este tipo de meditación utiliza una técnica basada en la identificación y comprensión del dolor en los demás seres humanos. Esto se combina con ejercicios de respiración. Al inspirar, se visualiza el sufrimiento de otros y se interioriza. Al exhalar se visualiza y se irradia el bienestar a los demás.
En el experimento se les pidió a los participantes que imaginaran un momento en el que alguien estuviera sufriendo y desearan eliminar ese dolor. Podían ayudarse con frases como “que logres estar libre de dolor”, “que logres ser feliz” y otras por el estilo. Primero realizaron este ejercicio pensando en seres queridos y luego en personas desconocidas. Finalmente, debían hacerlo con alguien con quien estuvieran en conflicto.
Los investigadores monitorearon los cerebros de los participantes mediante resonancia magnética funcional. Esto se hizo antes y después del entrenamiento. De este modo pudo comprobarse que hubo cambios cerebrales en los voluntarios. Particularmente, hubo un incremento de la actividad en la corteza parietal inferior y en otras zonas. Esto evidenció que la empatía, la compasión y la bondad podían desarrollarse, como un músculo.
LA COMPASIÓN Y EL BIENESTAR INDIVIDUAL
Es usual que una persona extremadamente crítica con los demás también lo sea consigo misma; también al revés. Son casos en donde el individuo se centra exageradamente en su ego. Eso le impide sentir compasión frente a los demás, pero también por a sí mismo. Se sufre mucho por ello. Hay un orgullo desmedido que impide sentir la vida desde una perspectiva relajada y positiva. Más bien cada acontecimiento se convierte en una batalla donde lo importante es prevalecer.
La terapia enfocada en la compasión entrena la habilidad de sentir el sufrimiento de los demás y desear su reparación. Así mismo, enseña que este ejercicio debe aplicarse también, y primordialmente, a uno mismo. Ser autocompasivo no es sentir lástima por uno mismo, ni llorar por sentirse inferior, o impotente. De lo que se trata es de aprender a no culparnos por nuestros errores, fallos o equivocaciones; de no juzgarnos duramente con la ventaja de conocer el resultado.
Los orientales llevan miles de años practicando la compasión propia y ajena. La terapia enfocada en la compasión retoma principios budistas, pero también elementos de las neurociencias. En el experimento ya mencionado, se comprobó también que al entrenar la compasión el cerebro activa la secreción de oxitocina, la llamada “hormona de la felicidad”. También se producen cambios en ínsula, el hipocampo y la hipófisis. Esto hace que haya mayor tranquilidad, seguridad y sensación de bienestar.
Hay muchos mensajes en el mundo actual que nos incitan a actuar en función de la competencia y del éxito. Esto se ha convertido en una enorme carga para muchos. Es algo que eventualmente sobrepasa al individuo y lo lleva a experimentar ansiedad y depresión. La terapia centrada en la compasión es un llamado a recuperar la bondad como el mayor valor humano, y entiende que esta bondad debe comenzar en el trato que cada uno se dispensa a sí mismo.