TENEMOS QUE CONCILIAR NUESTRAS CONTRADICCIONES
En mi opinión, tiene mucha razón Guy Braekman cuando dice que nuestra tarea en esta vida es conciliar nuestras propias contradicciones.
Los humanos somos contradictorios y parece que nadie se libra, en algunas ocasiones, de hacer algo distinto de lo que desea, o actuar de un modo diferente a como piensa que tiene que actuar, o decir algo contrario a lo que realmente quiere decir.
“Dejemos con toda tranquilidad a la gente sabia el orgullo de no caer nunca en contradicción”, decía Kierkegaard. Nosotros no somos sabios y eso nos da unos derechos, como simples Humanos y del todo inexpertos en esto de vivir que somos, y por eso podemos permitirnos caer en alguna contradicción, pero… siempre con el deseo latente de que cada vez sean menos y más espaciadas. Todo ello, por supuesto, sin llevarnos un disgusto inconsolable y sin permitir que eso afecte al buen concepto que tengamos de nosotros mismos y a nuestra Autoestima.
“En la declaración de los Derechos del Hombre se olvidaron incluir el derecho a contradecirse”, dijo Borges.
Nos comemos un croissant con mantequilla y mermelada y luego ponemos sacarina en el café… para no engordar. Hablamos de que hay que amar a los pobres…pero que sean los otros los que les amen, para no mancharnos nosotros. Hay quien se burla de las supersticiones… pero tiene manía al número 13 y a los gatos negros y se pone nervioso si se derrama el salero.
“El hombre sano no es el que ha eliminado de sí mismo las contradicciones, sino el que las incorpora a su vida y a su trabajo personal”. Es otra frase muy acertada que no requiere comentarios.
Whitman decía “¿me estoy contradiciendo? Muy bien, pues me contradigo. Soy grande, contengo multitudes”. Y de estas “multitudes”, o sea múltiples yoes, múltiples personajes, múltiples ideas que pueden llegar a ser opuestas, entendemos todos por experiencia propia. En este momento estamos siendo así y es posible que esto nos dure toda la vida.
El hecho de que uno no tenga contradicciones no quiere decir que esté seguro de todo o en posesión de una verdad firme, puede simplemente estar aferrado o insistiendo en algo que no es cierto. Y el hecho de tener contradicciones no es signo de estar equivocado.
Tenemos algunas ideas fuertemente arraigadas y las hemos convertido en nuestra verdad, pero también tenemos cantidad de ideas que van cambiando con el tiempo y eso ya lo habrás podido comprobar en ti mismo. También hay ideas o hechos que, aunque sean contradictorios entre sí, son apropiados según sea el caso o el momento. Lo que en un momento puede estar bien en otro momento no es apropiado, y llegamos a hacer dos cosas opuestas que, curiosamente, no se contradicen en la situación particular de cada momento.
Ser fluctuante, indeciso, o no estar seguro en todos los asuntos, casi nunca es interesante. Tener la oportunidad de poder manejarse con cosas opuestas y sin que parezcan contradictorias, es una gran habilidad que se convierte en útil. No hay que sentirse mal por eso. Sólo hay que saber controlarlo de un modo consciente.
Descubre tus contradicciones, revísalas, comprueba si eres consciente de ellas o tienen vida propia y tú no puedes o no sabes controlarlas; en este caso sí tendrás que ocuparte seriamente del asunto, porque tal vez no sean contradicciones habituales o “normales”, sino inseguridades, indecisiones, miedos, desequilibrios… y eso sí requiere una atención y un tratamiento firme y adecuado para eliminarlo.
Te dejo con tus reflexiones…