REACTANCIA PSICOLÓGICA, O POR QUÉ NO NOS GUSTA QUE NOS DIGAN LO QUE TENEMOS QUE HACER
Imagina que te has puesto a dieta y le pides a tu pareja que te apoye y te ayude a comer de manera más saludable. Al cabo de unos días, vais a cenar a un restaurante y pides un postre muy poco saludable. Tu pareja te dice: “¡Pensé que estabas a dieta!”
Es una simple observación. Es probable que solo intente ayudarte, pero en vez de agradecerle por recordarte tus objetivos, sientes que la rabia va creciendo en tu interior. Piensas: “¡¿Cómo se atreve a decirme lo que puedo comer?!”
Si esa situación te resulta familiar, no eres el único. A todos nos suele molestar que nos digan lo que tenemos que hacer. Se debe a la reactancia psicológica.
¿QUÉ ES LA REACTANCIA PSICOLÓGICA?
El concepto de reactancia psicológica proviene de un estudio realizado en 1966, cuando el psicólogo Jack Brehm descubrió que a una edad tan temprana como a los 2 años ya suele llamarnos la atención lo prohibido o difícil de alcanzar.
Brehm comprobó que los niños pequeños no mostraban una preferencia especial por los juguetes que se encontraban a su alcance, pero mostraban tres veces más interés por aquellos que estaban colocados detrás de una barrera de transparente de plexiglás.
Al continuar estudiando este fenómeno, descubrió que cuando percibimos que nuestra libertad de comportamiento está siendo amenazada, desarrollamos una intensa respuesta emocional, que denominó reactancia psicológica, la cual sería el resultado de una limitación o restricción – real o imaginada – de nuestras opciones de comportamiento y capacidad para tomar decisiones.
La reactancia psicológica suele ocurrir cuando sufrimos una gran presión para aceptar determinado punto de vista o actitud. Como resultado, se genera una resistencia que nos lleva a reaccionar en el sentido contrario, reforzando el punto de vista o actitud inverso. Básicamente, la reactancia es una estrategia de contrafuerza para mantener o recuperar nuestra libertad. Nos rebelamos. Simple y llanamente.
5 ASPECTOS QUE INTENSIFICAN LA REACTANCIA PSICOLÓGICA
A veces aceptamos bastante bien las limitaciones o prohibiciones que provienen del entorno o de otras personas, pero otras veces reaccionamos rebelándonos fuertemente. ¿De qué depende la intensidad de nuestra reacción?
1. Expectativa de libertad. Para que se active la respuesta de reactancia psicológica, es imprescindible que seamos conscientes de nuestra libertad, que percibamos que tenemos poder para tomar nuestras decisiones y que somos capaces de guiar nuestros actos. Parafraseando a George Orwell, hasta que no seamos conscientes de nuestra fuerza, no nos rebelaremos. Eso significa que cuanto más libre creamos ser, más intensa será nuestra reacción cuando alguien o algo intente limitar esa libertad. Si aspiramos a decidir por nosotros mismos y tomar las riendas de nuestra vida, cualquier intento de decidir en nuestro lugar o de limitar nuestras opciones será percibido como una gran amenaza a nuestra libertad.
2. Importancia conferida a la libertad. Cuanto más importante sea para nosotros la libertad, más amenazados nos sentiremos y más fuerte será nuestra reacción cuando intenten prohibirnos algo o dictarnos lo que debemos hacer. Por supuesto, también hay que tener en cuenta la libertad bajo amenaza. en sentido general, cuanto más importante sea la libertad amenazada, más intensa será también la reactancia psicológica. No es lo mismo que nos impidan tomar un postre – por mucho que nos apetezca – a que decidan por nosotros qué carrera debemos estudiar.
3. Cantidad de libertades amenazadas. Si una situación amenaza diferentes libertades, provocará una reactancia mayor. En nuestra respuesta emocional también influyen las implicaciones futuras de las prohibiciones o limitaciones. Las implicaciones de no comernos un postre luego de la cena no son las mismas que la de elegir una carrera, a la cual probablemente dedicaremos gran parte de nuestra vida, por ejemplo. Por eso, la reactancia psicológica depende de las consecuencias que acarreará nuestra renuncia.
4. Intensidad de la amenaza. Todas las amenazas no desencadenan una respuesta de reactancia psicológica. Cuanto más coarte una amenaza nuestro sentido de la libertad, más fuerte será nuestra respuesta. De hecho, las amenazas directas suelen provocar un rechazo más intenso. No es lo mismo que nos digan con voz autoritaria que no podemos comer un postre a que nos sugieran que no deberíamos comerlo, por el bien de nuestra salud. De hecho, diferentes estudios han hallado que decir a las personas que tienen libertad para decidir por sí mismos lo que es bueno para ellos, después de indicarles un comportamiento de salud beneficioso para ellos, suele ser suficiente para reducir la reactancia psicológica ya que no percibimos una sugerencia como una amenaza a nuestra capacidad para decidir.
5. Legitimidad de la amenaza. La reactancia también depende de la legitimidad de la fuente que amenaza nuestra libertad. Si la amenaza procede de una fuente de autoridad que consideramos relevante, importante y significativa en nuestras vidas, la reactancia suele ser menor. En otras palabras, si se trata de una persona importante, que ejerce cierta autoridad sobre nosotros, seremos más propensos a escuchar sus palabras sin reaccionar poniéndonos a la defensiva.
¿CÓMO REACCIONAMOS A LA REACTANCIA PSICOLÓGICA?
LUCES Y SOMBRAS
No cabe duda de que, ante una limitación importante de nuestra independencia, la reactancia psicológica es un mecanismo que nos impulsa a defender y preservar esa libertad. Al luchar por lo que creemos y, sobre todo, por nuestro derecho a decidir, tomamos las riendas de nuestra vida y preservamos nuestra identidad. Sin embargo, todo no es color de rosa. La reactancia psicológica también tiene sombras.
Las emociones que suele desencadenar la reactancia no siempre nos ayudan a tomar las mejores decisiones ni a lograr nuestros objetivos. En algunos casos incluso pueden llegar a ser contraproducentes, demostrándose como una reacción inmadura. ¿Por qué?
No podemos olvidar que la reacción cuando sentimos que amenazan nuestras libertades tiene dos componentes: cognitivo y emocional. Cuando se desencadenan pensamientos negativos, a menudo sentimos ira, hostilidad, frustración y enfado. Esos sentimientos nos empujan a la acción. Sentimos que necesitamos hacer algo para defender nuestra libertad.
Entonces podemos elegir diferentes caminos. Podemos responder con una restauración directa, en cuyo caso intentamosrecuperar la libertad amenazada desarrollando precisamente la conducta prohibida, una opción que a menudo crea más conflictos y confrontaciones.
Otra alternativa es la restauración indirecta, que consiste en realizar una conducta que sea equivalente a la amenazada, como por ejemplo, no comemos el postre pero pedimos en su lugar un café con extra de nata y un licor, que vendrían siendo el equivalente en calorías. El problema de esta alternativa es que pocas veces resulta satisfactoria.
Finalmente, una tercera vía es lo que se conoce como respuesta subjetiva, que implica poner en marcha un mecanismo de reestructuración cognitiva de la situación que activó la reactancia, como por ejemplo: encontrar los aspectos positivos de las alternativas posibles y cambiar de opinión.
¿CÓMO USAR LA REACTANCIA PSICOLÓGICA A NUESTRO FAVOR?
Los pensamientos y las emociones negativas que suelen acompañar a la reactancia psicológica hacen que valga la pena tomarnos el tiempo necesario para valorar – con más objetividad – cuán amenazantes es realmente la situación. Simplemente necesitamos tomarnos unos segundos, minutos o incluso días antes de reaccionar, para poder sopesar los pros y los contras, replantéandonos la experiencia bajo una luz más racional.
Algunos estudios han descubierto que intentar ponernos en el lugar de la persona que supuestamente está coartando nuestra libertad y sentir empatía puede ayudarnos a reducir la reactancia psicológica. Eso no significa que haremos necesariamente lo que nos pide o que aceptaremos que coarten nuestra libertad, tan solo significa que podremos decidir, con madurez y objetividad, lo que es mejor para todos, incluyendo nosotros mismos, rompiendo los hilos del secuestro emocional que desata la reactancia.