PROMETO NO ABANDONAME NUNCA MÁS
(Segunda parte)
¿Me pasa sólo a mí?
¿Nos pasa sólo a ti y a mí?
¿Te pasa que, a pesar de que has decidido el ¿¿firme?? propósito de no abandonarte nunca más, te vuelves a abandonar?
Bueno… hay que aceptarlo.
Somos humanos, y esto no es más que una manifestación de esa humanidad. Y una señal de que estamos vivos.
Y otra oportunidad para volver a empezar.
Es mejor ser un buen perdonador, y saber aceptar y perdonar una y otra vez –las que haga falta-, nuestra “debilidad”, que no seamos constantes, inquebrantables, estables, y que seamos más veces variables, volubles, distraídos…
Vivir no es fácil. Y no estamos preparados para ello.
Nadie nos preparó.
Muchas matemáticas, mucha geografía, mucho lenguaje, pero poco “vivir”.
Hay que ser tolerante con uno mismo.
Comprensivo.
Camarada en los momentos de decaimiento.
El más fiel amigo y el más incondicional colaborador.
El que nos recoge con una sonrisa cada vez.
El que nos entiende porque pasa con nosotros por cada situación.
Hay que ser con uno mismo amable, amante, generoso, cariñoso, dulce, fraterno, animoso, vital.
Si te has vuelto a abandonar, si te has olvidado de ti, no importa. Otra vez: no importa.
Vuelve a comenzar.
Retoma el Camino.
Acuérdate del Amor, del amor propio, el amor hacia ti: tienes que acumular todo el que puedas y más.
El que regalo que trae cada día es la posibilidad de volver a empezar.
Abrázate, date la mano, y pon toda la firmeza que puedas al hacer de nuevo la promesa:
PROMETO NO ABANDONARME NUNCA MÁS.