CAPÍTULO 47 – SABER – CONOCER - CONOCIMIENTO
Este es el capítulo 47 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL.
“Quizá mi verdad interior, mi aproximación a lo que soy, pase por desaprender todo lo aprendido. Tenemos demasiadas ideas y conceptos, guardamos conocimientos como si almacenáramos cosas en el desván para un futuro que puede no llegar nunca. La conexión con el ser y con la fuente debe ser directa, sin intermediarios. Tanta tinta, tantas letras, tantos sistemas y ópticas para mirar el mundo.
Pero, ¿qué de mí?, ¿qué de lo que soy?
Un piadoso olvido me dejaría desnudo y virgen sobre un mundo recién nacido. Entonces, quizá, mi propia voz iluminaría
desde las profundidades verdaderas eternas”.
(Luis Maggi)
“Cuando obtengas conocimientos,
no te preguntes sólo de qué te sirven,
sino más bien a quién más puede serle útil”.
(Anónimo)
“Si te llenas de conocimientos podrás pasarte días enteros hablando.
Eso: hablando. Haciendo suposiciones.
Los conocimientos son de todos, la sabiduría es tuya. Eres tú.
Lo trascendente eres tú”.
“La sabiduría no es otra cosa que la medida del espíritu, es decir, la que nivela al espíritu para que no se extralimite ni se estreche”.
(San Agustín)
“La sabiduría de la vida consiste en eliminar lo que no sea esencial”.
(Lin Yutang)
“La mitad de la sabiduría es aprender a desaprender lo que se sabe”.
(Larry Niven)
“Cuanto más tranquilo haga las cosas un hombre, mayor será su éxito,
su influencia, su energía. La tranquilidad de la mente es una de las joyas hermosas de la sabiduría”.
(James Allen)
“Para adquirir conocimientos, uno debe estudiar,
pero para adquirir sabiduría, uno debe observar”.
(Marilyn Vos Savant)
“Lo que nunca se olvida es lo que se aprende sin estudiar”.
(Anónimo)
Conocimiento es la acumulación de información.
Sabiduría es el arte de sentir y comprender, y el remate cálido y personal con que cada persona individualiza los asuntos generales.
La diferencia es muy notable.
Al principio pueden ser útiles los conocimientos ya que su función es recordarnos lo que ya sabíamos y teníamos desatendido, o poner en marcha el mecanismo propio que convierte la información, tras un proceso de elaboración personalizada, en sabiduría.
Los conocimientos no son tan importantes como parece.
Quien tenga una buena capacidad de memorizar puede acumular muchos, y será una enciclopedia andante; eso le puede aportar algo de crecimiento personal, e incluso social, pero no crecimiento espiritual.
Lo importante no es que uno sepa repetir lo que han pensado o descubierto otros, sino la versión propia o la opinión particular de eso mismo; lo que ha quedado integrado, el poso que ha dejado, lo que uno ha elaborado por su cuenta, la sabiduría propia en que se ha convertido.
Lo importante es comprender, que según dice el diccionario es contener, incluir en sí algo. También es entender, alcanzar, penetrar.
Cuando uno comprende algo lo hace suyo, pasa a formar parte de sí.
No lo incluye en su memoria, sino en el alma. Deja de ser una filosofía ajena: es una filosofía con el toque personalizado que la hace exclusiva, que hace que uno la pueda firmar como propia.
Los conocimientos van directos al archivo del cerebro; la sabiduría vive en el corazón.
Por eso es tan importante comprender las cosas, pero no en la mente, porque la mente es volátil y puede olvidar la cosa o la realidad de esa cosa; en cambio, cuando uno hace suyo algo eso ya nunca le abandonará. Estará vivo e indisoluble. A todas horas, en todo momento.
Las reflexiones interiores, en las que la mente no tiene que intervenir ni para ponerlas en palabras, son las que se cincelan y perduran. Son las que forman y asientan el fondo personal.
“Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”, decía Confucio.
Y es una afirmación cargada de verdad.
El pensamiento se diluye; la reflexión cala hondo y se incorpora.
¿SABER O CONOCER?
Hemos de ser conscientes de que conocemos en teoría algunas cosas, que generalmente son las que aparecen en los libros de estudio, pero conocer no es lo mismo que saber.
Hemos aprendido matemáticas, los nombres de algunos ríos, a escribir y leer, y algo más.
No hemos aprendido, y por tanto no sabemos, lo que realmente es importante: vivir, relacionarnos con libertad, emocionarnos sin censura, ofrecer desinteresadamente nuestro amor, sentir plenamente, dar sin que se convierta en una inversión que espera la devolución más los intereses, ser sinceros…
Y, antes o después, este no saber vivir y no saber relacionarnos con la vida y con las personas y con las situaciones, nos pasa una gran factura.
¿Es importante conocer o lo importante es saber?
DESAPRENDER
Desaprender es muy enriquecedor.
Tenemos cosas que son nuestras, cosas que somos nosotros, y esas nada ni nadie nos las puede arrebatar, pero tenemos más cosas que no somos nosotros, sino que son cosas que nos han inculcado, con las que nos han hipnotizado y aún seguimos en el sueño; cosas con las que nos han destruido pero seguimos sin sacarnos de su veneno, y eso es lo que tenemos que desaprender.
Vernos como si fuésemos un marciano que acaba de llegar a la Tierra, que al observar todo por primera vez, como no tiene prejuicios ni referencias aprendidas, se da cuenta de cómo son las cosas verdaderamente; nosotros, como siempre llevamos puestas las gafas de no ver, como dejamos nuestros gobierno en manos de la rutina y las reacciones, arrastramos un lastre que nos atenaza el presente y nos condiciona la vida.
Hemos de desprendernos de ese ser falso que nos suplanta, de esas normas que nos martirizan pero seguimos respetando y cumpliendo, de ese que vemos en un espejo que no nos deja ver lo que hay dentro de la piel, del lastre de los personajes que alguna vez fuimos y nos sirvieron entonces, pero después se convirtieron en parásitos que nos condicionan la libertad encadenándonos a lo que ya no existe.
En el camino espiritual, aprender es sacar a la luz aquello que ya sabías, aunque no eras consciente de ello.
Lo notas enseguida: te dicen algo y sientes dentro de ti la resonancia de eso mismo, dices sin palabras ya lo sabía; sientes que encaja perfectamente en tu interior, como si hubiera algo que esperaba que lo despertaran.
Otras cosas, en cambio, te parecerán teoría pura, y lo tendrás que estudiar como si fuera una asignatura difícil que se hace sin ganas. Estas cosas aumentan tus conocimientos, pero no promueven tu sabiduría.
PENSAMIENTOS
Muchas cosas las has aprendido por obligación, o inconscientemente, y en esos casos parece que no has tenido voluntad ni la capacidad de oposición: parece que no he podido elegir. En cambio, en las cosas que quieres desaprender sí tienes la posibilidad de decidir y hacer.
Te sobran algunos conocimientos, otros están caducados, a otros no los sientes como propios, en otros no crees… y sabes, con una certeza indiscutible, que es importante desaprender algunas cosas y dejar sitio libre para otras nuevas que quieres conocer y aprender.
DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL
Me gusta creer –pero no lo puedo demostrar- que la Sabiduría Interna o Personal es la experiencia que tenemos acumulada de reencarnaciones anteriores. Sería bonito que fuese así.
Lo cierto es que todos hemos vivido la experiencia de saber algo y no conocer el porqué, no conocer de dónde ha salido, por qué hemos tenido esa “iluminación” a la que a veces llamamos intuición, o justificamos que la habremos escuchado o leído pero no recordamos dónde.
Yo opino que somos más sabios de lo que creemos, entendiendo por sabio “el que sabe”, y no “el que sabe todo de todo” que es lo que asociamos a la palabra.
No sé si es la falta de autoestima o el miedo a responsabilizarse de lo que uno realmente sabe y es, pero muchas personas prefieren decir rápidamente “no lo sé”, y pasar un poco de vergüenza o quedar como torpe, antes que pararse a escuchar su voz interna, lo que la sapiencia atávica quiere decir.
Uno, en su interior, en el silencio, sabe.
El ruido externo, las prisas, los complejos, o el temor a encontrarse con la fuente de la conciencia, son impedimentos para acceder.
SOLUCIONES O SUGERENCIAS
No tengas miedo si en algún momento te falla el conocimiento: utiliza tu sabiduría.
CUENTECITO
Dijo el Maestro: “Un burro alojado en una biblioteca no se hace sabio, y un burro con un cargamento de libros tampoco. Un burro cargado de libros no deja de ser un burro”.
Los conocimientos son poco más que un pasatiempo.
La sabiduría es Uno Mismo expresándose.
POR SI NO LO SABES
La sabiduría es una habilidad que se desarrollada con la aplicación de la inteligencia en la experiencia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento de la vida, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de la verdad, el bien, lo bueno y lo malo. La sabiduría y la moral se interrelacionan dando como resultado un individuo que actúa con buen juicio.
(Definición de sabiduría)
RESUMIENDO
Conocer está bien. Los conocimientos nunca sobran y, socialmente, están valorados: uno queda bien en cualquier reunión. Pero no nos estamos preparando para un examen general, nos estamos preparando para ser mejores personas, para estar más a gusto con nosotros mismos, y para ser más felices, para crear nuestras propias filosofías políticas, religiosas y de la vida cotidiana. Para ello no son imprescindibles los conocimientos, sí la sabiduría. Todos tenemos sabiduría porque todos llevamos incorporado un sabio por naturaleza. Lo que necesitamos es despertarle y ponerle a trabajar.
Francisco de Sales