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 LAS 10 CLAVES PARA USAR BIEN EL CASTIGO



Julio 09, 2020, 05:34:41 am
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LAS 10 CLAVES PARA USAR BIEN EL CASTIGO
« en: Julio 09, 2020, 05:34:41 am »
LAS 10 CLAVES PARA USAR BIEN EL CASTIGO
Por Mireia Navarro Vera

Cada vez son más, los padres que me dicen que el castigo no les sirve, que por más que castigan constantemente a su hijo, no les obedece. De hecho, cuantos más castigos tiene, peor se porta. Hay niños que incluso tienen castigos acumulados y saben que cuando se acabe uno, aún le queda otro por cumplir.
Pero yo os voy a decir un secreto: el castigo genera ira, rabia y agresividad en los niños. Cuando tú sientes esto, es difícil que sientas deseos de portarte bien. Por todos es sabido, que la autoridad a la fuerza nunca ha funcionado. La propia historia del hombre nos lo ha dicho, ni dictaduras ni genocidios han conseguido someter al ser humano, ante la agresión lo que sentimos es rebeldía. La obediencia a la fuerza tiene los días contados. Pues esto es lo que pasa con nuestros hijos, si tienen más castigos de los que pueden cumplir, si se pasan la mitad de los días oyendo gritos y amenazas, las ganas de portarse bien y obedecer desaparecen.
Con esto no quiero decir que dejemos hacer a los niños lo que quieran sin imponer ningún castigo. A los niños hay que ponerles límites porque esa es nuestra función como padres, enseñarles las normas y hacer que las cumplan. Pero para conseguirlo no podemos usar constantemente el castigo, podemos usar una manera más positiva, podemos usar el refuerzo positivo.
Cuando hacen bien las cosas, debemos decírselo, cuando alcanzan algún logro debemos alegrarnos y compartirlo con toda la familia. Si queremos enseñarles cómo comportarse debemos hacer de modelos. Si se portan bien deben saber que estamos orgullosos de ellos. Hay niños que sólo reciben atención de sus padres cuando se portan mal y ahí está el fallo. No podemos dirigirnos a nuestros hijos únicamente para reñirlos o castigarlos, debemos dirigirnos a nuestros hijos para cosas más positivas, para elogiarlos, para animarlos a ser más autónomos, para motivarlos y que quieran hacerlo cada vez mejor.
Si tu hijo no quiere hacer deberes, en vez de castigarlo si no los hace, prueba a sentarte a su lado para ver cómo escribe, para decirle lo mucho que ha avanzado, lo bonita que tiene la letra. Seguro que conseguiréis que los haga sin necesidad de gritos y castigos. Cuando les reforzamos por algo que hacen bien, les estamos diciendo: “esta es la conducta correcta”, cuando les castigamos por algo que hacen mal, les decimos: “esto está mal, esta no es la conducta correcta”, pero no les decimos cual debería ser esa conducta, no les enseñamos como tienen que hacerlo.

SON DOS LAS GRANDES DIFERENCIAS ENTRE REFUERZO POSITIVO Y CASTIGO:

1.   El refuerzo positivo te enseña que conducta es la correcta. El castigo no te lo enseña
2.   El refuerzo positivo te hace sentirte bien, te motiva, te hace querer hacer bien las cosas. El castigo te hace sentir ira y resentimiento y te aleja de la conducta en sí, focaliza la atención en el castigo y deja de prestar atención a la conducta castigada. Un niño puede estar castigado por algo que ni recuerda lo que es. Ante esto la pregunta que os hago es ¿De qué sirve un castigo de una conducta que ni siquiera recuerda?

Si queremos usar el castigo para poner límites a nuestros hijos, debemos saber usarlos correctamente:

LAS 10 CLAVES:

1.   El castigo debe ser adecuado a la edad de nuestro hijo. Antes de los dos años, no es conveniente usar ningún castigo. A partir de los dos años, podemos usar dos tipos de castigo: la retirada de algo positivo para el niño (quitar un juguete) o el tiempo fuera (la sillita de pensar). A partir de esa edad ya podemos usar el resto.
2.   El castigo debe ser contingente, es decir inmediato, debe darse justo después de la conducta.
3.   El castigo debe ser explicado claramente. En niños pequeños (hasta 3-4 años) hay que explicarlo en no más de 10 segundos, no más de 10 palabras.
4.   El castigo debe ser educativo. Debe enseñar algo, dejarle sin ver la tele es un castigo muy usado, pero realmente no enseña nada. Un castigo educativo sería algo que está relacionado con la conducta a castigar, como por ejemplo si tira algo al suelo, que lo recoja, si rompe algo que lo arregle, si ha gritado que hable en voz baja durante una hora, si ha desobedecido que durante una hora haga todo lo que diga la persona a la que ha desobedecido, etc. No siempre son posibles, pero siempre que podamos deberemos usarlos.
5.   Debe ser proporcional a la conducta realizada. Si nuestro hijo ha desobedecido una orden, no le podemos castigar un mes sin ir al parque, sería exagerado. Una conducta pequeña debe tener un castigo pequeño, una falta grave debe tener un castigo grande.
6.   Siempre debemos cumplir el castigo y por lo tanto debemos poner castigos que sean fáciles de cumplir. Yo siempre pongo el mismo ejemplo: nos fuimos de fin de semana, acabábamos de llegar y mi hijo mayor se portó mal, mi marido dijo: “si lo vuelves a hacer nos vamos a casa” y yo, que estaba deshaciendo las maletas, me quedé parada, pensé: como lo vuelva a hacer nos fastidia el fin de semana a todos. ¡Menos mal que no lo hizo!.
7.   El castigo debe ser natural. Un castigo material nos aleja de las consecuencias reales de una conducta. Es mejor usar castigos que tengan que ver con no hacer cosas que les gustan, más que castigos que tengan que ver con no comprarles algo. Y si además podemos hacer castigos que se parezcan a las consecuencias naturales de la conducta, mucho mejor. Por ejemplo: si no te vistes no podemos ir al parque porque no puedes salir a la calle sin vestirte. Si no te comes el primero y el segundo, no podrás elegir el postre.
8.   No poner nunca un castigo enfadados. Cuando ponemos los castigos, normalmente estamos enfadados, frustrados y defraudados por lo que ha hecho nuestro hijo. Con esas emociones, es muy fácil que el castigo que elijamos sea desproporcionado y poco educativo. Por lo tanto, deberíamos contar hasta 10 antes de poner el castigo.
9.   Siempre debemos avisar antes de poner un castigo. Debemos darle la oportunidad a nuestros hijos de portarse bien. Cuando avisamos, damos opción, enseñamos como debe hacerlo para evitar el castigo. No es suficiente avisar una vez, deberíamos avisar tres veces antes de castigar. Pero nuestro hijo debe tener muy claro que a la tercera le caerá el castigo. No se trata de usarlo como una amenaza, se trata de dar la oportunidad de hacerlo bien.
10.   Los castigos deben ser cortos. La duración del castigo no debe ser tan larga como para que se les acumulen los castigos. En niños pequeños no más de dos días. En mayores, máximo siete días y estos castigos tan largos deberían estar reservados para conductas realmente graves.
 
El mejor castigo es el castigo que se ha evitado. Un uso abusivo del castigo va a producir el efecto contrario al esperado. Por eso, debemos pensar muy bien antes de usarlo, debemos pensar si la conducta realizada es realmente importante como para merecer un castigo y debemos pensar en el mejor castigo posible. El problema del castigo es cuando lo usamos enfadados, llenos de rabia y buscamos dañar de alguna manera al niño, “así aprende”, pero así no aprende, así se llena de ira y se desmotiva. Usa el castigo con cabeza, da la oportunidad a tu hijo de rectificar antes de recibirlo y hasta negocia con él el tipo de castigo, pregúntale cual cree que sería el más adecuado, dale opción incluso de reducirlo pero nunca dejes de cumplirlo.


 

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