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 57 – LA DIGNIDAD PERSONAL



Julio 09, 2020, 05:36:35 am
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Desconectado Francisco de Sales

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57 – LA DIGNIDAD PERSONAL
« en: Julio 09, 2020, 05:36:35 am »
CAPÍTULO  57 – LA DIGNIDAD PERSONAL

Este es el capítulo 57 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL.


“Si hay algo que merece el respeto por encima de todas las demás cosas,
es preservar la dignidad personal”.

“Lo último que se debe perder no es la esperanza, sino la dignidad”.

“La dignidad es el respeto que una persona tiene hacia sí misma y quien la tiene no puede hacer nada que lo vuelva despreciable a sus propios ojos”.
(Concepción Arenal)

“La dignidad personal es el reconocimiento
de que somos merecedores de lo mejor”.

“Muchas veces es mejor olvidar lo que uno siente
y recordar lo que uno vale”.

“La dignidad no consiste en poseer honores sino en merecerlos”.
(Aristóteles)

“Las cosas tienen un precio y estas pueden estar a la venta, pero la gente tiene dignidad, la cual es invaluable y vale mucho más que las cosas”.
(Papa Francisco)

“La posesión más lujosa, el tesoro más valioso que todo mundo tiene,
es su dignidad personal”.
(Jackie Robinson)
“Hónrate a ti mismo al actuar con dignidad y compostura”.

“Toda persona tiene el derecho de ser tratada con dignidad y con respeto. Nadie puede humillarte o abusar de ti verbalmente”.

“La dignidad humana es el derecho que tiene cada uno de ser valorado como sujeto individual y social, en igualdad de circunstancias,
con sus características y condiciones particulares,
por el solo hecho de ser persona”.



LA DIGNIDAD ES EL AMOR QUE NOS DEBEMOS A NOSOTROS MISMOS

La defensa del honor, y la consideración por y hacia uno mismo, comienza por defender y proclamar un derecho irrenunciable al respeto ajeno y el auto-respeto propio. Eso es la dignidad.

Podemos llamar dignidad personal a los principios que uno tiene como normas propias, a sus derechos y también a la defensa de los mismos, a la integridad y a la consideración, y al respeto que toda persona requiere y merece.
Uno debe mantener una satisfacción equilibrada de sí mismo, ganada y merecida a lo largo de su experiencia en la vida, conquistada con los actos y hechos de su vida.
Y cualquier acto de auto-afirmación para defenderla es digno, y es prueba de una dignidad equilibrada.

Por nobleza y honradez, uno ha de alcanzar en el mundo un puesto que sea intachable, y luego ha de defenderlo con las únicas fuerzas de su honestidad y su honor cuando sea preciso defenderla.
La obediencia al respeto de nuestra dignidad personal requiere de toda nuestra Autoestima, del Amor Propio, y del convencimiento de que tenemos que defender, por encima de cualquier cosa, lo que somos, lo que queremos seguir siendo, y ese reducto inviolable donde se asienta nuestra esencia personal.
Es un derecho que debiera ser irrenunciable: tener dignidad como persona. Y si alguien no lo respeta se le debe exigir y si no lo cumple… renunciar a esa persona.


LA DIGNIDAD Y EL HONOR

La dignidad está relacionada muy directamente con el honor. El honor se define como “cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo, y que impulsa a actuar rectamente de acuerdo a esa moral”.
El respeto a la dignidad requiere de todo nuestro honor, que es quien nos va a impulsar a obrar correctamente con respecto a la defensa de nuestros principios
El honor se adquiere con el comportamiento honesto, con el cumplimiento de la palabra dada, con la aplicación de la honradez, con la dignidad y la integridad.
Una persona no puede sentirse digna si no cumple con la honestidad, la honradez, el honor, la integridad, el auto-respeto, la verdad, la rectitud… son principios imprescindibles cuya falta de respeto y cumplimiento impiden la integridad que se asocia a la dignidad.
Cualquier ataque a alguno de los pilares básicos citados nos obliga a su defensa inmediata y firme.
Una persona sin dignidad no es una persona completa.


DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

No prestamos una atención suficiente a defender nuestra dignidad cuando es atacada, ni dedicamos la atención que requiere situarla en el pedestal de las cosas importantes que tenemos que proteger, ni la valoramos en su justa medida.
Si hay algo que tenemos que preservar, honrar y hacer que los demás respeten y honren, es la dignidad personal. Si hay algo que es nuestro tesoro, es nuestra valía como seres humanos, lo puro, lo respetable, lo digno, lo intachable, es la dignidad personal.
Es un sello de distinción que Dios nos otorga. Algo que merece consideración y devoción y cuidado.
Es el máximo respeto que nos merecemos y hemos de exigir.


RESUMIENDO

La dignidad es un asunto que no tiene nada que ver con la condición personal, ni con el estatus, ni con el valor social. Es universal y le corresponde a todas y cada una de las personas del mundo. Y a todos nos corresponde respetar la ajena y exigir el respeto a la nuestra.
Es una de las cosas más valiosas que tenemos: la posibilidad de sentirnos dignos.
Es algo en lo que nos hemos de mostrar irreductibles: en la defensa de nuestra dignidad. Es lo más decente que hay en nosotros y lo que debemos mantener intachable e inmaculado.

La persona que carece de dignidad, o que siente que la suya no es respetada por los otros, carece de la integridad que hace que uno se sienta completo, satisfecho, con Paz Interior.


Francisco de Sales



 

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