EL PODER DEL AUTOENGAÑO, DESCUBRE CÓMO TE MIENTES
Por Mireia Navarro Vera
¿Sabías que nuestra mente nos engaña? ¿Y además que lo hace casi cada día?
Pensamos que la realidad es lo que nosotros vemos, pero con frecuencia, los psicólogos nos demuestran que esto no es así. Nosotros solo vemos una parte de esa realidad, no toda y además nuestra mente interpreta aquello que percibimos de una determinada manera. Por eso, yo suelo decir que realidades hay tantas como personas, porque cada uno de nosotros tiene su propia realidad. Una realidad que se cree que es única y correcta. Pero que realmente es parcial y no del todo cierta.
Autoengaño es el arte de mentirse a uno mismo. La diferencia entre mentira y autoengaño, es que la mentira la sabemos reconocer, somos conscientes de ella, pero el autoengaño no. En el autoengaño se acepta como verdad una realidad que es falsa pero sin ser conscientes de ello.
Nuestra mente intenta protegernos muchas veces, tiene buena intención, pero el resultado no es siempre positivo para nosotros. Conocer estos autoengaños nos puede ayudar a ver el mundo de diferente manera, puede hacer que abramos nuestra mente al mundo en vez de reducir el mundo para que quepa en nuestra mente.
DESCUBRE LOS 8 AUTOENGAÑOS MÁS FRECUENTES DE NUESTRO DÍA A DÍA.
1. YO CONTROLO
A menudo pensamos que controlamos nuestro entorno, que si hacemos las cosas bien el resultado será bueno y si hacemos las cosas mal el resultado será malo. Pero no siempre es así, porque en la vida hay muchas más variables que la mía. Por lo tanto la causa-efecto está sobrevalorada. Normalmente hay unas 1.000 causas que producen un solo efecto y una de esas mil causas puedo ser yo.
Pues sí, somos así de pequeñitos y nuestro control sobre la vida es mínimo. Pero esto es muy difícil de aceptar, porque podría desmoralizar a cualquiera y nos pasamos la vida controlándolo todo: el orden de mi casa, de mi despacho, la vida de mis hijos, los fines de semana, el ocio…
Debajo de esta necesidad de control se esconde el miedo que siente el ser humano a la inseguridad. Nuestra mente se mueve tan mal en lo que percibe como inseguro que se autoengaña para creer que puede controlarlo.
La costumbre de “tener todo bajo control” puede que te brinde un beneficio aparente, que es el pensar que al tener todo bajo control, no cometerás errores, que todo estará en “su sitio”. ¿Y qué pasa cuando cometes un error? ¿Realmente crees que controlas tu futuro?
¿Qué podemos hacer para vencerlo?
• Deja que las cosas fluyan más. Entiende que no todo está en tus manos
• Esfuérzate solo en lo importante, no hace falta tenerlo todo tan atado
• Acepta los errores como algo que sucede y sucede con frecuencia porque no hay nada que podamos tener 100% bajo control
• Acepta que no puedes controlar a otros. No puedes cambiar a la gente que no quiere cambiar
• Reconoce hasta dónde puedes llegar tu, haz tu parte lo mejor que puedas y el resto dejaselo al Universo. No puedes ocuparte de todo y de todos.
2. LA INMUNIDAD: ESTO NO ME VA A PASAR A MI
A menudo creemos que no seremos nosotros los que nos quedaremos sin trabajo en una crisis o que nunca se nos quemará la casa. Es como una sensación de inmunidad que va muy bien para vivir tranquilos porque no podríamos soportar ser conscientes cada día de las muchas cosas que nos podrían suceder y que vemos que pasan constantemente a nuestro alrededor.
Pero cuando a alguien cercano le pasa algo o alguien que hace mucho que no vemos pero que es de nuestra edad le ocurre algo…en esa milésima de segundo sabemos que eso mismo me puede pasar a mí. Y lo que ocurre es que en ese instante empiezo a valorar lo que tengo.
¿Qué podemos hacer para vencerlo?
No se trata ahora de pasarme el día preocupado por todo lo malo que me puede suceder. Lo que no podemos hacer es vivir justo en el otro extremo, de la despreocupación a la preocupación excesiva. Se trata de tomar conciencia de que eso me puede pasar a mi, pero que ahora mismo no me pasa y valorar lo que tengo porque no lo tendré siempre.
Para mi el insight llega cuando me doy cuenta de que las cosas son efímeras y que por lo tanto tengo que agradecer lo que ahora tengo desde el desapego
Hay muchas personas que después de superar un cáncer o una enfermedad grave, llegan justo a este punto, al de saber que no son inmunes y que por lo tanto hay que apreciar lo que se tiene en cada momento.
3. ME MORIRÉ SOBRE LOS 80 AÑOS
Vivimos pensando que nos queda mucho para morir, pero realmente nadie sabe ni cómo ni cuándo morirá. Esa incertidumbre no le gusta nada a nuestra mente que genera este autoengaño para protegerse. En el budismo se acepta la muerte como parte de la vida, como el recordatorio de que todo esto va a acabar algún día.
No controlamos nuestra vida y mucho menos controlamos nuestra muerte. Puede pasar mañana o el mes que viene. ¿Por qué crees que será a los 80?
Tal vez porque la muerte es la mayor de las incertidumbres que existen, nuestra mente ha decidido usar este autoengaño para vivir sin pensar en morir.
¿Qué podemos hacer?
¿Qué harías hoy si supieras que es tu último día de vida? Parece que esta pregunta cambiaría muchas cosas de tu día a día ¿verdad?
Ahora no se trata de vivir cada día como si fuera el último porque puede ser agotador: no hago la cena porque no querría cocinar si fuese el último día de mi vida, ni ir a trabajar, ni recoger a los niños del colegio, ni…..Con un poco de suerte acabarías en la visita de un psiquiatra arrastrado/a por tu familia que ve que te estás volviendo un poco loco/a.
Una vez más el equilibrio está en el medio. Vive sabiendo que algún día morirás, vive sabiendo que ese día no podemos suponer cuando será, vive como vivirías si este fuera el último año de tu vida, disfruta de los tuyos y de tu trabajo y si hay algo que no te gusta, yo de ti lo cambiaría.
4. LA LEY DEL MÍNIMO ESFUERZO
Esta es la ley que rige nuestra mente que es realmente perezosa o tal vez es una gran ahorradora de energía. Sea como sea, lo que es cierto es que siempre busca el camino que supone el mínimo esfuerzo. De aquí que veas a muchas personas en situaciones que no les gustan pero que no cambian. Su mente piensa: uuuffff qué palo ahora cambiar….mejor sigue como estás. Y entonces la persona empieza a pensar: tampoco estoy tan mal en este trabajo…y empieza el autoengaño.
Es la ley que nos mantiene en nuestra zona de confort aún cuando ha dejado de ser confortable desde hace mucho tiempo.
¿Qué podemos hacer?
Cuando ya lleves mucho tiempo notando que algo no te gusta o algo no es como quisieras pero sigues ahí, date un plazo: si dentro de 6 meses sigo pensando igual, haré un cambio. Pero pon fecha.
Escucha a tu cuerpo. Tal vez tu mente pueda engañarte, pero tu cuerpo suele decir la verdad. Tarde o temprano aparecerá la ansiedad o no podrás dormir o cogerás todos los resfriados del mundo. Nuestro cuerpo nos habla, nos dice si quiere o no quiere ir allí o estar con esa persona o ya no quiere seguir con nuestra pareja. Solo tenemos que aprender a escucharle como hacíamos cuando éramos niños.
Deja de culpar al jefe de tu malestar en el trabajo y coge las riendas de tu vida, no dejes que tu mente te diga: pero si no estás tan mal allí porque tal vez está usando el autoengaño de la ley del mínimo esfuerzo.
5. PERCEPCIÓN SELECTIVA: VEO LO QUE QUIERO VER
A veces, en consulta hago un pequeño ejercicio para demostrar esto. Les digo: mira durante un minuto todos los objetos rojos que veas en el despacho. Después cierra los ojos y dime cuántos objetos de color amarillo has visto.
Los más observadores pueden decirme uno o dos objetos amarillos, pero han visto el doble o triple de los rojos. ¿Qué pasa, que lo amarillo no existe? Para mi mente no, porque lo importante era lo rojo.
Pues esto pasa constantemente. Cada día nos llegan miles y miles de estímulos visuales, auditivos, olfativos etc. y nuestra mente tiene que hacer una selección porque no puede atender a todo. ¿Y qué elige? Pues aquello que cree que es más importante para mí. Si en mis creencias está que todo lo malo me pasa a mí, mi mente prestará más atención a aquello malo que me pasa y mucha menos atención a lo bueno. Si yo pienso que mi madre quiere más a mi hermano que a mí, mi mente seleccionará todo lo que indica que está pendiente de él y no de mi. Y así, nuestra mente nos “engaña” pensando que eso es lo que tiene que hacer porque es lo que está en consonancia con mis creencias.
Y esto se refleja en frases populares como: “vemos lo que queremos ver” o “no es más ciego que el que no quiere ver”
¿Qué podemos hacer?
Este es uno de los autoengaños más difíciles de vencer. Porque creemos que la verdad es la que percibimos y nos cuesta mucho ver el otro lado, el color amarillo.
Ahora que ya sabes que tu mente te engaña según tus creencias, tal vez, ha llegado el momento de revisar esas creencias y mirarlas de una manera más objetiva.
También es bueno escuchar a los demás, para que te den otra visión del mundo distinta a la tuya e integrarla como parte de una verdad de lo que solo percibimos aquello que queremos percibir.
6. LA DECISIÓN QUE HE TOMADO ES LA CORRECTA
¡Cómo nos cuesta admitir nuestros propios errores! .Si tomamos una decisión, no soportamos el malestar que nos genera habernos equivocado.
El otro día en el cumpleaños de mi hijo, mi madre le regaló unas camisetas de la talla 10 (mi hijo tiene 7 años) y le iban visiblemente enormes. Pero ella decía que eran de su talla. Y si, son su talla si quieres que la camiseta le sirva de vestido. En fin, este es solo un ejemplo de lo mucho que nos cuesta admitir que algo no lo hemos hecho bien o que la decisión que tomé no fue la correcta.
Así que nuestra mente vuelve a usar el autoengaño para hacernos ver lo que claramente no es (como las camisetas vestido que mi madre las veía tan bien). De hecho hay un mecanismo psicológico que compensa cualquier decisión que tomemos dando más valor a lo que hemos decidido elegir y menos a lo que hemos descartado. Es algo así como un apoyo incondicional a mi decisión sea cual sea la consecuencia. Y aquí es donde se hace más evidente la diferencia entre mentira y autoengaño y es que vemos que la decisión tomada es perfecta.
Es un buen mecanismo de defensa si pensamos que tomamos muchas decisiones cada día y que es adaptativo tomarlas rápido y sin titubeos. De aquí la funcionalidad de este autoengaño. Imagínate que en cada decisión estuviéramos horas pensando qué elegimos y después de tomarla encima viéramos que no es la correcta, sería una locura!
¿Qué debemos hacer?
En las decisiones del día a día, nada. Ya va bien ser rápido, total tampoco nos jugamos la vida en todas y cada una de ellas. Así que a decidir con el sentimiento más que con la razón.
En las decisiones importantes, tendremos que hacer lo mismo, decidir con el sentimiento porque la razón no lo conoce todo cuando decidimos. Entonces ¿qué debemos hacer exactamente? pues simplemente entender que alguna vez fallaremos y que no pasa nada, que de los errores se aprende más que de los aciertos y que en la vida decidimos constantemente por lo tanto, solo por estadística, alguna vez tendremos que hacerlo mal.
7. LA CULPA NO ES MÍA
La culpa siempre la tienen los demás. Qué fácil es ver la paja en el ojo ajeno, ¿verdad? ¿Y si te digo que el responsable de tu vida eres tú?
A mi la palabra culpa no me gusta porque para mí es culpable solo aquel que sabe de antemano que aquello que va a hacer está mal y aún así lo hace. La mayoría, cuando actúa mal, normalmente es porque no lo sabe hacer mejor.
Prefiero hablar de responsabilidad. Pero a mi mente no le gusta sentir malestar, quiere que estemos bien y por eso nos dice: no has sido tú, ha sido el otro. Pero esto nos lleva de cabeza al fracaso. Porque si el otro es culpable-responsable, yo no puedo hacer nada para cambiar la situación. Culpar al otro me catapulta al inmovilismo.
Mi relación de pareja no funciona porque él/ella es un egoísta. Mi trabajo es horrible porque mi jefe no sabe mandar. Siento inseguridad porque mi madre no me trató bien en el pasado. ¿Y tú?
¿No has tenido nada que ver en todo eso que te pasa?
¿Qué debemos hacer?
Deja de buscar la paja en el ojo ajeno. Mira lo que tú no has hecho bien y cámbialo. Verás cómo mejoran los resultados.
Hazte responsable de tu vida y sobre todo de tu bienestar, porque tú eres la única persona que puede hacerte feliz.
No tengas miedo a reconocer que hiciste algo más, insisto se aprende más de un error que de un acierto. Y aunque una relación es cosa de dos, lo que yo puedo cambiar es mi parte no la del otro, por eso debo situar el foco en lo que yo puedo mejorar.
Cuando algo no funcione en tu vida, esta debe ser tu primera pregunta ¿qué he hecho mal y cómo puedo hacerlo mejor?
8. DISONANCIA COGNITIVA
Este es un efecto psicológico muy conocido: si hay algo que me cuesta mucho conseguir, le otorgo más valor del que probablemente tiene. Mi mente no soportaría haber gastado tiempo y energía (acordaros que es muy perezosa) en algo que luego no vale la pena, por eso usa el autoengaño para ver que lo que hemos conseguido ha valido el esfuerzo empleado.
Esto, los de marketing, lo saben muy bien. Por eso a veces suben el precio de un producto para subir su valor. Si algo nos ha costado más caro nos parecerá mejor.
¿Qué debemos hacer?
No todo lo caro es mejor, ni todo lo barato es malo. Tampoco el esfuerzo desmesurado nos asegura el éxito. La vida es equilibrio y yo tengo que encontrarlo.
Dale a las cosas el valor que tienen, no el precio.