CAPÍTULO 76 – ESTAR EN EL MUNDO
Este es el capítulo 76 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL.
“El cuarto camino no exige que uno se retire del mundo, no exige que uno abandone todo aquello por lo que se ha vivido hasta el momento. Este camino comienza mucho más lejos que el del yogui. Esto significa que es necesario estar preparado para entrar en el cuarto camino, y que esta preparación, que es de las más serias, tiene que adquirirse en la vida ordinaria y aplicarla sobre muchos lados diferentes. Además, el hombre que quiere seguir el cuarto camino tiene que reunir en su vida condiciones favorables al trabajo, o por lo menos aquellas que no lo hagan imposible; porque es necesario convencerse de que tanto en la vida exterior como en la vida interior, ciertas condiciones pueden constituir barreras infranqueables para el cuarto camino. Añadamos aún, que este camino, contrariamente al del faquir, al del monje y al del yogui, no tiene una forma definida. Ante todo, tiene que ser hallado. Es la primera prueba. Y es difícil, porque el cuarto camino es mucho menos conocido que los otros tres caminos tradicionales. Son numerosas las personas que nunca han oído hablar de él o que niegan simplemente su existencia o aun su posibilidad
(Peter Deminanovich Ouspensky en su libro Fragmentos de una enseñanza desconocida)
El Camino del asceta es desarrollar la voluntad. Enfoca su espiritualidad y su vida hacia la renuncia y privación de los bienes materiales.
El Camino del monje es la devoción, la oración, la contemplación, y toda su vida está enfocada al carácter místico.
El Camino del yogui es a través del conocimiento y la meditación.
En los tres casos parece que la vida material no está entres sus preocupaciones; no es algo que les distraiga de su tarea de Desarrollo Personal. Parece que no tienen otra ocupación. No sé si es fácil ser Krishnamurti o un Santo, pero sí me parece que han tenido mucho más tiempo que nosotros para dedicarlo a ello.
Parece ser que nosotros hemos elegido para vivir en este mundo lo que se ha dado en llamar el Cuarto Camino, que es algo que hacen referencia Gurdjieff y Ouspensky. Lo que exlican es muy amplio y requiere de una información que no es el objeto de este artículo, que se limita a expresar lo que sigue a continuación.
El Cuarto Camino implica estar en el mundo en el que nos ha tocado vivir, trabajar para conseguir un sueldo, soportar al jefe, pagar facturas, ser un buen hijo, atender a la familia, cuidar las relaciones con los amigos, aguantar las retenciones de tráfico cada mañana, llevar a arreglar el coche, estar enfermo, tener crisis, llorar, los problemas, sufrir… y todo ello, sin olvidar la espiritualidad y el sentido de nuestra vida.
Sin duda el nuestro es el más complicado de los Caminos.
Y el más completo.
Cualquiera de los otros parecen más fáciles de realizar, por la dedicación exclusiva a un solo objetivo y la aparente ausencia de distracciones en forma de problemas, pero tienen carencias.
A mi entender, no están completos.
El Cuarto Camino es estar en lo material y en lo espiritual al mismo tiempo.
Incluir lo divino en lo cotidiano.
Ver a Dios en los semáforos.
Rezar entre pausas.
Meditar mientras se come.
Relacionarse con la trascendencia aun sin conocerla.
Abrir la mente a lo incomprensible.
Asistir a los conflictos entre nuestra divinidad y nuestra pequeñez.
Se trata, además, de encontrar el tiempo y el espacio que requiere la importante tarea de atender a la espiritualidad, a los deseos personales, y al cumplimiento de los propios propósitos y mandamientos. Aunque todo momento es bueno y apropiado para el autoconocimiento, es mejor que sea con la atención del todo consciente, con la dedicación a través de momentos de plenitud en la tarea.
Cada día deberías encontrarte con TU MOMENTO. Tenga la duración que tenga, en el sitio y modo que sea, es bueno tener tu propio Paraíso Personal.
Un sitio al que poder retirarte para dedicarte a ti.
El mundo y los problemas y los otros se tienen que quedar fuera. No importan. Cuando acabes con tu tarea de introspección seguirán fuera, esperándote, no van a desaparecer.
Si te pierdes esos momentos de soledad buscada y deseada, de convivencia a solas contigo, de dedicarte a tu tarea y contactar con tu esencia y tu Ser, te puedo garantizar que a tu vida le faltará algo que no se puede suplir con otra cosa.
Podrás buscar entretenimientos que te distraerán durante un tiempo, pero cuando acaben volverá a llamarte la voz desde tu interior reclamando tu presencia, recordándote el sentido de tu vida, la necesidad que tienes de ti.
Y es una voz insistente, afortunadamente.
No se va a cansar.
Y si se queda sin voz se presentará como una pequeña crisis, como una tristeza, como una sensación de vacío, como un toque de atención que reclamará tu dedicación y tu presencia.
Hay que ir conociéndonos en los asuntos cotidianos tanto como en los divinos, porque nosotros somos el que soporta y sufre, el que duda y se rinde, el que ama y el que calla, el frágil y el osado, y esos aspectos parece que no se viven en los tres primeros Caminos.
ESTAR EN EL MUNDO
Estar en este mundo es la gran prueba.
Tal vez la prueba que hemos elegido nosotros.
Conciliar todos los niveles de conciencia.
Acceder a uno desde las dificultades que nos impone el otro.
Tener la cabeza en los dos sitios, el corazón en los dos sitios.
Saber cuidar ambos sin desatender a ninguno de ellos.
Evitar que la vida sea un impedimento para acceder a la VIDA.
Lograr ser capaz de parar los problemas, lo mundano, lo urgente y todo aquello a lo que le damos importancia que no tienen, para entonces poder acceder a lo que verdaderamente es importante.
Conseguir no perder de vista nuestro objetivo.
Saber decir no a veces a las distracciones que nos tientan.
Vencer las dificultades y contratiempos.
Y seguir, siempre seguir.
Estar en el mundo implica asumir sus ventajas y desventajas.
Tenemos mente, recuerdos, conocimientos y experiencias, capacidad de decidir, sentidos y sentimientos… todo un abanico de posibilidades y de maravillas.
Tenemos espiritualidad, un impulso esencial, una fe grande o pequeña, corazón y Amor, bondad y el instinto activo de mejorar.
Nos tenemos a nosotros, el visible y el interno, el carnal y el espiritual, y tenemos que trabajar en desarrollar las mejores cualidades y virtudes de cada uno de ellos.
Para eso estamos en el mundo.
RESUMIENDO
Escogiste estar en este mundo y con las circunstancias que ahora tienes, pero no lo olvides: solamente es el sitio donde desarrollar tu Camino, no es el Camino.
No has venido al mundo sólo a vivir, sino que vivir es el medio en el que cumplir tu misión, que es, nunca lo olvides, Descubrirte y Realizarte.
Este es un asunto de los realmente importantes, de los que requieren toda tu atención y dedicación. Reflexiona sobre todo ello.
Francisco de Sales