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 QUÉ HACER CUANDO EL MIEDO A MORIR NO TE DEJA VIVIR



Agosto 24, 2020, 06:38:00 am
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QUÉ HACER CUANDO EL MIEDO A MORIR NO TE DEJA VIVIR
« en: Agosto 24, 2020, 06:38:00 am »
QUÉ HACER CUANDO EL MIEDO A MORIR NO TE DEJA VIVIR

por Olaya M. Acebal 

Muchos de nosotros pasamos gran cantidad de tiempo de nuestra vida temiendo morir o temiendo la muerte de otros. El miedo a la enfermedad y el miedo a la muerte son muy poderosos y paralizantes y generan mucho sufrimiento. Hoy te planteo algunas cuestiones al respecto.
Te confieso que me senté a escribir un artículo sobre el disfrute y, cosas de la vida, me ha salido un artículo sobre el miedo a la muerte… curioso, ¿verdad? Pues no es casualidad, tiene mucha relación. El miedo a morir es natural, sensato y humano, forma parte de nuestro instinto de supervivencia (sí, ese que siempre nos está jugando malas pasadas). Si no tuviéramos miedo a morir nuestras probabilidades de sobrevivir serían mucho más bajas.
Gracias a ese instinto que nos empuja a agarrarnos a la vida, tomamos decisiones que nos protegen. Ante una enfermedad propia o de alguien cercano es lógico que aparezcan más pensamientos de ese cariz, incluso que lo hagan de vez en cuando, pero si no existe tal circunstancia y aun así el miedo desmedido a la muerte nos visita a menudo estamos hablando de otra cosa.

LA TANATOFOBIA

Así lo llaman (por cierto, ¡qué palabra, verdad!) y genera un nivel importante de angustia y desasosiego entre muchas personas. En ella juegan un papel relevante varios asuntos.

1.   La muerte se ha convertido en el mayor de los tabúes
Como sociedad hemos desterrado la muerte de nuestra realidad cotidiana (de otra forma sería difícil que funcionara el consumismo atroz que mueve el mundo).
Hoy en día vivimos prácticamente ajenos a que el río natural e irremediable de la vida termina sí o sí en la mar, que es el morir, como decía Jorge Manrique. Leía en un artículo que hemos condenado a la clandestinidad al más natural de los acontecimientos: la muerte. Y es verdad, todavía recuerdo la fuerte impresión que recibí cuando hace ya años alguien muy cercano a mí me contó que, de pequeña, ella solía jugar entre muertos con una amiga cuyo padre tenía una funeraria. Los muertos no eran objeto de juego -claro que no-; ellos solo formaban parte del escenario. La muerte estaba, de ese modo, presente en su vida como algo normalizado y natural.
Hoy en día, sin embargo, la muerte ha sido tan apartada de nuestra conciencia cotidiana que cuando alguien pronuncia la palabra nos surge un rechazo profundo, un pudor, una incomodidad mezclada con miedo a mentarla no vaya a ser… Y es natural y bueno no querer que llegue, lo que no es sano es vivir obsesionados con la posibilidad de que lo haga o completamente ajenos a la realidad de que tarde o temprano llegará.
Pregunta Krishnamurti: ¿Tiene realmente miedo a morir o miedo a la imagen que ha creado de la muerte? ¿Es la palabra “muerte” la que causa miedo o es la muerte real?

2.   El apego a lo que solo está de paso, incluida nuestra propia existencia
Por otro lado, el miedo desmedido a morir también está motivado con que flaquea la ilusión de permanencia en la que vivimos. Desarrollamos apegos fortísimos a lo que en realidad ni nos pertenece ni durará para siempre.
¿A qué me refiero? A todo…  Si lo pensamos detenidamente nos daremos cuenta de que todo está en constante cambio. Mis seres queridos, por más que los adore con toda mi alma, no me pertenecen, no son míos, su presencia no es mi derecho ni su obligación, sino un regalo de la Vida a disfrutar mientras se pueda porque tarde o temprano se irán… como yo, que también me iré…
En Mindfulness trabajamos el desapego: cobrar conciencia -desde la mente, el cuerpo y el corazón- de esa impermanencia, de esa ficción en la que elegimos vivir cuando nos aferramos a lo que no nos pertenece y soltarla. Quizás te suene heavy, pero vivir en la ilusión de que las cosas siempre serán como son, ignorando -no sin esfuerzo- el curso natural de la vida solo nos aporta una falsa sensación de seguridad que, a la hora de la verdad, resulta muy frágil.
Aferrándonos a lo que irremediablemente nos será arrebatado antes o después solo contribuimos a generarnos ansiedad y sufrimiento.  Y, aunque no es fácil, trabajar el soltar con paciencia, suavidad y ternura resulta tremendamente liberador. Y en Mindfulness Transpersonal nos dedicamos también a eso.
Así, cuando tomamos conciencia y aceptamos la realidad desde el corazón podemos empezar a disfrutar de los nuestros y de la vida de una manera mucho más intensa, sana y libre. Dejaremos de intentar cambiarlos para que se ajusten a nuestros deseos y expectativas y empezaremos a permitirles ser quien son y a disfrutarlos en su perfecta singularidad. Nos haremos conscientes de que este momento en el que están y estamos es único e irrepetible, es oro y pasará, y la única opción inteligente y a favor de la Vida es dejar de darnos por hecho y empezar a sacarle todo el jugo a cada momento.

CUANDO EL MIEDO A MORIR SE CONVIERTE EN OBSESIÓN

Cuando el miedo a la muerte se convierte en obsesivo resulta muy angustiante y paralizador. Pero la buena noticia es que en el veneno se encuentra el antídoto. Lejos de lo que pueda parecer, la obsesión surge para algo: tiene un objetivo, un mensaje y si lo desciframos, no solo reduciremos la frecuencia e intensidad de las imágenes y nuestro nivel de sufrimiento, sino que le habremos dado sentido. Así lo he comprobado en primera persona.
Yo me relaciono muy de cerca con el miedo a la muerte; recuerdo desde siempre sentir un pavor paralizante ante cada sensación desconocida que percibía en mi cuerpo. Mi cabeza auguraba siempre una enfermedad fatal. Y eso -cómo no- me ha hecho sufrir mucho y estar siempre en guardia… Mi falta de relación con la muerte era total. Por un lado, porque la Vida me ha tratado bien en este sentido y por otro porque en mi casa no se habla de eso. Y cuando no ha quedado más remedio que mencionar algún caso cercano, siempre la expresión es de aversión, consternación y horror profundos.

¿QUÉ MENSAJE SE ESCONDE TRAS LA OBSESIÓN?

Te voy a contar lo que yo descubrí producto de mi propio trabajo personal: yo tenía tanto miedo a morir porque, en el fondo, no disfrutaba de la vida. Así es… no tenía ningún problema objetivo que me impidiera disfrutar, pero no lo hacía. Mi mente siempre pensaba que lo bueno estaba por llegar y que el presente era una especie de sala de espera. Vivía con la mente y el corazón puestos en un futuro imaginado e “ideal” o atascada en un pasado que no lograba superar y, mientras tanto, la vida de verdad, la única que existe -el presente- pasaba de largo como si nada... Estaba transitando por la vida de puntillas. Sin saber a dónde me dirigía ni por qué o para qué y ni siquiera me daba cuenta.
Cuando comencé a practicar meditación comprendí que el único sitio donde realmente se puede vivir es aquí y ahora y me comprometí a dejar de vagar sin sentido por el pasado que duele y futuro al que temo. Cuando me decidí a descubrirme y a comprometerme con mi felicidad emergió una especie de serenidad con respecto a la muerte. De hecho, la misma búsqueda ya le otorgó un significado más profundo a mi vida.

Descubrí que mi obsesión, mi miedo desmedido era un avisador de que no estaba aprovechando la vida, dándole sentido.

Y no estoy hablando de grandes cosas, sino de vivir el presente en el sentido más literal. Cuando empiezas a hacerlo te das cuenta de lo mucho que en realidad tienes, de la maravilla que te rodea pero que has ninguneado por vivir pendiente de eso que no se ajusta a tu expectativa o de un ideal que, como tal, nunca llegará y te está robando la vida. Eso que, por otro lado, tanto temes perder.
E insisto, no se trata de dejarlo todo e irse a living la vida loca, sino de plantearse ciertas cosas, de comprometerse con la propia felicidad y de encontrar el coraje para ser quien uno es. Encontrar la coherencia entre lo que soy, lo que muestro, lo que hago y cómo lo hago. Pero el primer paso siempre es averiguar quién soy.
Cuando me decidí a ello algo en mi relación con la muerte cambió. La obsesión solo me estaba empujando a un cambio necesario, pero yo no la entendía. Creía que era mi mente torturándome, pero no… Era mi yo más esencial gritando para que empezara a darle sentido a mi tiempo de vida. Menos mal que aprendí a escucharla… GRACIAS.
He comprobado que si hago que cada día que vivo merezca la pena para mí, lo disfruto y le saco todo el jugo que puedo algo se calma en mi interior con respecto a la muerte. Es curioso…

¿EL MIEDO A LA MUERTE TE OBSESIONA?

Si es tu caso, te planteo lo siguiente: ¿disfrutas de tu vida?
•   ¿La vida que tienes es la que realmente quieres, necesitas y tiene sentido para ti? (Si esta pregunta te incomoda, seguramente la respuesta sea “no”)
•   ¿Ves con claridad qué está en tu mano cambiar y qué no?
•   ¿Sientes el coraje para tomar las acciones que sean necesarias?

Si has contestado no a las tres preguntas, no desesperes, es lo más normal del mundo: todos hemos pasado por ahí. Mi recomendación es que busques ayuda e inviertas tiempo y esfuerzo en conocerte: es en dentro de ti donde encontrarás el coraje. Hay muchas técnicas de auto conocimiento e introspección que pueden ayudarte. Mi favorita por propia experiencia es el Mindfulness.
Comprométete en serio y de una vez con tu felicidad: ¿qué está en tu mano hacer para dotar de mayor sentido a tu vida?
Te mando un fuerte abrazo,


 

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