CAPÍTULO 14 - SUGERENCIA PARA LA ELECCIÓN DE LA PAREJA
Este es el capítulo 14 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.
Es una buena sugerencia la de eliminar las referencias físicas a la hora de hacer la selección sentimental. No dejarse encandilar, o rechazar, solo por el color del cabello o de los ojos, por la altura o el peso.
Puede ser útil elegir como lo tendría que hacer un ciego, que no está deslumbrado –y tal vez por eso no está confundido- por la sonrisa de dientes perfectos, por esos ojos tan atractivos, la melena rubia, o por otros elementos que no son la persona sino la envoltura o los adornos de la persona. Si no se entrometen los elementos físicos, es posible que, como buen ciego, haya que prestar atención y valorar lo que sí es la persona: su encanto humano, su nobleza, su honradez, su conversación, su presencia, etc.
Elegir es una opción que debe ejercerse libremente. Cada uno tiene la opción de elegir. Y no hay que conformarse con ser “el elegido” o “la elegida”, sino que es mejor que uno sea “quien elige”, y que el otro también sea “quien elige” a quien le ha elegido.
Es preferible –aunque los gustos y deseos de cada persona pueden ser distintos- que sea educado, que sea sensible –y que no se avergüence de serlo-, que sea capaz de mostrar sus sentimientos reales sin enmascararlos con una mal entendida “hombría” –en el caso de algunos varones-, tanto los más sensibles como los más dolorosos, que hable de sus miedos si los tiene y que no muestre una imagen falsa de sí mismo, que sea sincero y humano, que tenga unos valores éticos y personales similares a los propios, que coincida en los gustos en general –política, religión, etc.- y que sus propósitos en la vida sean muy parecidos –tener o no hijos, qué espera y qué aporta en la relación…-, que sea respetuoso, compasivo, optimista, vitalista, maduro pero intensamente vivo en su mentalidad, práctico en los asuntos terrenales y económicos, y que tenga buen humor.
Y que la otra parte de la pareja también aporte lo mismo.
Francisco de Sales