CÓMO AFECTA LA MÚSICA AL CEREBRO
Sentarnos a escuchar canciones que nos recuerdan momentos inolvidables, sentir la euforia que irradian grupos de personas coreando un estribillo al escuchar a sus músicos favoritos en un concierto o ver la emoción de unos padres al observar la respuesta de su bebé cuando le cantan una nana. La música provoca efectos emocionales y cognitivos incomparables y esto posee una base cerebral que interesa a investigadores de disciplinas como la neurociencia y la psicología alrededor del mundo. Hoy explicamos las conclusiones principales que las investigaciones han conseguido aportar sobre cómo la música afecta al cerebro.
LA MÚSICA Y LAS EMOCIONES
La música mueve muchísimas emociones y está implicada en procesos cognitivos que la convierten en una herramienta con un efecto incluso terapéutico. Los estímulos musicales consiguen aumentar el volumen de ciertos neurotransmisores, como la dopamina, un neurotransmisor que se libera produciendo recompensas cerebrales ante estímulos que provocan placer. También regula los niveles de serotonina, oxitocina o epinefrina, consiguiendo estados de placer de forma muy parecida a las que consiguen ciertas drogas.
Así, la música estimula las emociones a través de circuitos cerebrales específicos que consiguen hacer de esta una experiencia única.
Stefan Koelsch es un psicólogo investigador y músico que se dedica al estudio de los mecanismos neuronales implicados en la música. Según Koelsch, tres son las estructuras mayormente implicadas en el procesamiento de las emociones que la música provoca:
Amígdala: La amígdala es una estructura localizada en el lóbulo temporal y que forma parte del sistema límbico. Este conjunto de núcleos tiene una función primordial en el procesamiento y almacenamiento de las reacciones emocionales. Según las investigaciones, la música consigue activar la amígdala de la misma manera que lo hace el visualizar caras, oler o escuchar otros sonidos, estímulos que se perciben por un significado social. Según Koelsch, la amígdala es parte de una gran red que regula los comportamientos que responden a estímulos socio afectivos como la música, además de evaluar estímulos positivos y negativos que serán o no reforzados.
Núcleo accumbens: Este conjunto de neuronas que forma parte de la vía mesolímbica, se asocia a las respuestas que generamos cuando un estímulo nos produce placer y motivación. Los estímulos musicales consiguen activar esta estructura tal y como lo hacen otros estímulos primarios como la comida o el sexo, u otros secundarios como el dinero o el poder. Es decir, es una estructura que tiene mucho que ver con el comportamiento hedonista que nos empuja a buscar de nuevo esos estímulos debido a la recompensa cerebral obtenida. Una gran activación de este núcleo al escuchar música puede llegar a predecir si volveremos a escuchar una canción e incluso a comprar el track.
El hipocampo: Esta importante estructura localizada en el lóbulo temporal, posee una principal función a la hora de procesar y almacenar recuerdos. Parece que el hipocampo se activa cuando escuchamos frases musicales recurrentes. Teniendo en cuenta que las emociones son muy importantes para el mejor almacenamiento de la memoria y el aprendizaje no es de extrañar que la música emocional desencadene la reacción de esta estructura en virtud de las asociaciones emocionales y el significado que va a generar.
LA MÚSICA Y LA MEMORIA
Muchos son los estudios que respaldan la conexión entre la música y la memoria. Es sorprendente ver como pacientes afectados por pérdidas de memoria debido a la enfermedad de Alzheimer conservan sus recuerdos musicales incluso en las fases más avanzadas de la enfermedad.
Muchos son los estudios que se han llevado a cabo para investigar la relación entre la música y la activación de la memoria. Uno de estos es el llevado a cabo por Petr Janata, profesor de la Universidad de California en Davis. Este comprobó como los recuerdos musicales que mayor emoción provocan activan en gran medida la zona dorsal del cortex prefrontal medial, zona relacionada con la recuperación de la memoria. Parece ser que estas zonas del cerebro es una de las últimas en verse afectadas por la enfermedad de Alzheimer y esto podría llegar a explicar el por qué los pacientes pueden seguir recordando melodías que les provocan emoción.
LA MÚSICA Y LA NEUROPLASTICIDAD
La neuroplasticidad es la capacidad que posee el cerebro para conseguir crear nuevas conexiones cerebrales que reparen ciertos daños o compensen las lesiones que se hayan sufrido. La neuroplasticidad permite al cerebro adquirir nuevas respuestas para afrontar las situaciones nuevas del entorno de diferentes maneras.
Parece que la música consigue ayudar a la formación de nuevas vías cerebrales cuando los pacientes sufren de lesiones cerebrales. Así lo muestra un estudio de la universidad de Newcastle en Australia, en el que se estudió como los pacientes afectados por lesiones cerebrales conseguían reconectar recuerdos y reorganizar la información a través de la música, tal y como si esta actuara como guía en la memoria.
¿SIENTES ESCALOFRÍOS CUANDO ESCUCHAS MÚSICA?
Excepto las personas que sufren de anhedonia musical específica, una insensibilidad neurológica hacia la música, todos podemos sentir placer al escuchar música. Sin embargo, algunas personas consiguen ir más allá y son propensos a sentir una especie de escalofrío o piel de gallina, cuando escuchan una canción que les encanta. Se trata de experimentar emociones tan intensamente al escuchar música que las personas pueden llegar a sentir sensaciones de extremo placer.
Según investigaciones como la llevada a cabo por el investigador Dr. Matthew Sachs de la universidad de Harvard, las personas que experimentan escalofríos musicales poseen características neurológicas diferentes al resto. En concreto, parece que la corteza auditiva está más conectada con las áreas de procesamiento emocionales debido a una mayor densidad de los volúmenes de fibras que vinculan estas zonas. Esta mayor conexión hace que las dos regiones interactúen mejor provocando estas respuestas altamente sensibles.
Los efectos que provoca la música no son pasados por alto para científicos y psicólogos. La capacidad que esta tiene para provocar emociones, captar la atención y acceder a los recuerdos más escondidos se usan incluso de manera terapéutica. Un claro ejemplo es el uso de la musicoterapia como método para identificar emociones en personas autistas, para trabajar la memoria con personas que sufren la enfermedad de Alzheimer o para mejorar el estado de ánimo de personas que sufren depresión. La música es más que un conjunto de sonidos ordenados que consiguen comunicarnos unos con otros. También puede ayudarnos en diferentes niveles y los estudios cerebrales cada vez dan más muestra de ello.
Autor desconocido