¿CÓMO ESTÁ TU RELACIÓN CONTIGO?
En mi opinión, un asunto tan importante como es la relación de uno consigo mismo no recibe la atención imprescindible que requiere.
Nos instalamos en la rutina de vernos todos los días a todas las horas en todos los sitios desde hace muchos años, y no es habitual que nos paremos un día con más tiempo y atención ante el espejo para ver quién es ese que se asoma. Si acaso reparamos en una nueva arruga o una nueva cana, pero no en el que se aloja dentro de ese cuerpo.
La relación con nosotros mismos se vuelve rutinaria y superficial. Pocas veces nos entretenemos en una charla distendida y cariñosa con nosotros mismos en la que pasar revista a nuestras actitudes y acciones en la vida –salvo que sea para regañarnos- y muy pocas veces nos dedicamos a preguntarnos qué queremos realmente y qué hacemos para conseguirlo, y casi nunca nos preguntamos ¿qué tal estoy?, ¿cómo está mi relación conmigo?
Por supuesto que los auto-abrazos son muy escasos o nulos, las propias felicitaciones casi inexistentes, y nos dedicamos pocas sonrisas de complacencia o de cariño o de admiración.
Estamos muy ocupados, por lo visto, en atender otros asuntos que son más urgentes –pero no sé según qué criterio- o aquellos a los que les adjudicamos una importancia de las que carecen por sí mismos o aquellos que nos distraen de la realidad de las cosas que sí son importantes –nosotros, por ejemplo- o aquellos en que nos negamos la mirada y la palabra por estar inútilmente enfadados mientras que no hacemos algo positivo y válido para arreglar la relación más importante que tendremos a lo largo de toda nuestra vida: la relación con nosotros mismos.
No hay que olvidar que los otros, aunque nos provean muchos buenos momentos y satisfacciones, no son el objetivo principal de nuestra vida. Y que es absurdo tener muchos “amigos” si no somos nuestros primeros y más importantes amigos. Que las relaciones externas –aun siendo necesarias- carecen de la importancia real que tienen las relaciones internas. Que decir que uno se lleva bien con los otros mientras se lleva mal consigo mismo es una hipocresía.
¿Cómo está mi relación conmigo?, es una pregunta que uno se tiene que hacer muy a menudo. Por ejemplo, tras cada situación en la que se siente un poco de disgusto por algo que se ha hecho o que no se ha hecho; en esas situaciones en las que uno –si es sincero- nota que hay algo que le provoca una sensación interna desagradable aunque trate de disimularla o negarla. También es muy interesante e imprescindible hacerlo una vez a la semana, por ejemplo, buscando un tiempo de intimidad, sin la interrupción de otras personas o preocupaciones, y dedicar un tiempo a la consolidación de la relación más íntima que uno podrá tener: con ese Ser Humano que alberga en su interior, con la inquietud espiritual o personal que le reclama ser realizada, con la sabiduría que le recuerda el paso del tiempo y le propone una revisión de los planes y proyectos… en fin, con el Uno Mismo.
Las cosas que uno quiere hacer necesitan ser antes un proyecto y no dejarlas en manos del azar o de las casualidades.
Desde la atalaya de los 66 años que tengo cuando escribo esto puedo garantizar que el Tiempo de los Arrepentimientos llega, y que en muchas ocasiones es implacable y cruel, y que a veces ni siquiera el mucho Amor Propio que uno se tenga es capaz de aplacar todos los gritos de dolor por lo que no se hizo, por el tiempo que se desperdició, por el derroche de una vida que podría haber sido distinta –y mejor- si se le hubiera dedicado el tiempo y la atención que requiere. O sea, si uno se hubiera parado más a menudo a preguntarse ¿QUÉ ES LO QUE REALMENTE QUIERO? y ¿CÓMO ESTÁ MI RELACIÓN CONMIGO?
Si lo haces, será la mejor inversión de tu vida y serás el beneficiario directo de todo lo bueno que eso te aporte.
Te dejo con tus reflexiones…