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 CAPÍTULO 34 - NO RECONOCER LAS PROPIAS LIMITACIONES



Septiembre 24, 2020, 06:13:46 am
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Desconectado Francisco de Sales

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CAPÍTULO 34 - NO RECONOCER LAS PROPIAS LIMITACIONES
« en: Septiembre 24, 2020, 06:13:46 am »
CAPÍTULO 34 - NO RECONOCER LAS PROPIAS LIMITACIONES
- LO QUE NO ES APROPIADO -

Este es el capítulo 34 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.


Parece que eso de “yo puedo con todo”, está muy hondamente arraigado en la mujer.

La realidad es que eso de poder con todo no es cierto. Nadie puede con todo. Y si consigue poder con casi todo, que siempre es mucho, es a cambio de un esfuerzo sobrehumano y con un costo excesivo de salud, bienestar y vida.

Hay que reconocer las limitaciones propias –eso no es nada malo- y poner un límite a todos los que quieren abusar de uno. Desde la pareja poco colaboradora hasta los hijos excesivamente exigentes, desde la suegra que no deja vivir hasta quienes se creen con derecho a meterse en la vida ajena y opinar sobre ella.

Antes de que alguien traspase la barrera de lo que es soportable, o de lo que afecta directamente a la integridad, la dignidad o el bienestar, hay que plantarse firmemente, sacar todo el arsenal de energía disponible, utilizar mucho la asertividad y con destreza, apoyarse en una Autoestima íntegra y equilibrada, y con ello defender los derechos irrenunciables, la paz merecida, la salud física y mental, y un presente y un futuro dignos.

Hay que reconocer las propias limitaciones, y parar los pies a quien pretenda exigir más.

Y, por otros motivos distintos, también conviene reconocerlas para evitar comprometerse a esfuerzos que agotan porque exceden las propias capacidades y para no caer en el error de responsabilizarse de asuntos para los que no se está capacitado; para no cargarse de un peso que puede hundir; para no permitir que caiga la última gota que rebose el vaso.

Somos humanos. No hay que olvidarlo.

Tenemos límites para todo. En nada somos ilimitados.

También tenemos la obligación de preservarnos y la responsabilidad irrenunciable de protegernos, cuidarnos, y llevarnos con integridad por nuestra vida.

Puede ayudarnos saber marcar claramente las limitaciones para uno mismo –“de aquí no paso”- y para los demás –“de aquí no pasas”-.

Los derechos de cada persona han de ser irrenunciables –y si se renuncia a alguno ha de ser de modo voluntario y preferiblemente a cambio de una contraprestación-, y cualquier esfuerzo que se haga por defenderlos y hacer que sean respetados, es una buena inversión.

A quien le cueste mucho decir “no” –y no hay que olvidar que el “no” sólo tiene valor cuando también existe la opción del “sí”, o viceversa- que piense en primer lugar en sí mismo, en cómo le va a afectar aceptar algo que sobrepasa las propias limitaciones, en lo mal que se puede sentir después, cuando se dé cuenta de que está haciendo algo que no le apetece simplemente porque no supo oponerse a tiempo.

Oponerse, cuando uno no está acostumbrado a defender sus derechos, ni a hacer lo que realmente le apetece hacer, puede resultar bastante incómodo, porque el tipo de personas que tienen este conflicto es porque no quieren decepcionar a los otros, o porque pretenden comprar sus halagos o su cariño cumpliendo sus peticiones aunque para ello tenga que sacrificarse, o tienen tan poco carácter y una Autoestima tan baja que no son capaces de usar la asertividad y la dignidad para marcar unos límites de tolerancia y luego ser rigurosamente exigentes con el cumplimiento de los mismos por parte de los otros.

Vuelvo al principio: somos humanos, tenemos límites, y tenemos la opción y el derecho de oponernos a lo que nos pueda perjudicar.

Francisco de Sales




 

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