¡CUÁNTO TIEMPO DE VIDA DESPERDICIAMOS!
En mi opinión, cometemos un gran pecado cuando derrochamos gran parte del limitado tiempo de estancia en esta vida del que disponemos, en algo que después calificamos como “perder el tiempo”.
El tiempo no existe, lo que existe es la vida. Perder el tiempo es perder la vida. La vida, todos lo sabemos aunque lo olvidamos demasiado a menudo, es IRREPETIBLE e IRRECUPERABLE. Este es el drama: que los errores en su administración no tienen remedio.
Cómo aprovechar la vida es algo absolutamente subjetivo puesto que cada persona tiene la posibilidad –y la responsabilidad- de administrarlo a su gusto, ya que la vida es propiedad de cada uno.
No estoy en contra de “hacer nada” cuando “hacer nada” es una decisión consciente –porque a eso se le puede llamar descansar o vaguear o simplemente relajarse-, pero sí me parece preocupante que ese derroche irreparable de tiempo de vida sea por falta de atención, por apatía, por inconsciencia, o por no tomar las riendas de la vida para convertirla en satisfactoria y, preferiblemente, plena.
Es una lástima, y una realidad, que en muchísimas ocasiones sea necesario llegar al Tiempo de los Arrepentimientos –tiempo de dolor y abatimiento- para darse cuenta de cuántas cosas se ha perdido uno por no estar atento, por no hacerse esa pregunta de qué es lo que REALMENTE quiero, por no abrir los ojos a sus deseos o necesidades, por no buscar y encontrar su Voz, su Camino, o por no tener un Plan de Vida o un Proyecto Vital.
VIVIR es uno de los buenos propósitos para la VIDA. Es un buen plan. El mejor.
VIVIR no es solamente respirar y dejar que pasen los días con indolencia, que se consuma nuestra limitada vida sin VIVIRLA, sin llenarla de cosas que nos satisfagan o nos aporten la sensación de plenitud y bienestar.
La VIDA es demasiado importante como para desatenderla, como para acumular días y días vacíos, como para aumentar el bagaje de frustraciones por no estar haciendo en ella y con ella lo que cada uno desea.
VIVIR y la VIDA son responsabilidades personales. Nos dan una vida y una responsabilidad al mismo tiempo. Y es un regalo demasiado valioso como para perderlo. Perder el tiempo de vida es imperdonable y es algo de lo que siempre se arrepentirá uno… pero cuando ya sea demasiado tarde.
Dicho de otro modo: No se pierde el tiempo en la vida, lo que de verdad se pierde es la vida al perder el tiempo.
“No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho”, escribió Séneca. Perder algo tan valioso como es el tiempo de vida siempre es un drama, por eso es conveniente saber invertirlo bien.
Es inevitable, en ciertos momentos de la vida, sentir arrepentimientos y hacerlo, precisamente, por haber perdido gran parte de esta maravillosa oportunidad que tenemos de poder VIVIR. Sentir eso es algo dramático; es algo que llevará inevitablemente al sufrimiento y al llanto. Y me atrevo a garantizar que pocos sufrimientos son más trágicos que este.
Hemos venido a esta VIDA, sobre todo o exclusivamente, a VIVIR. Y esto incluye principalmente la consciencia. Lo que se vive sin consciencia, sólo desatención y rutina, carece de integridad, de totalidad, de plenitud. Hay que llorar y reír y añorar y desear y disfrutar y ver y estar con total atención y consciencia. Sólo así se convierte la vida en VIDA.
Este es un tema para tomárselo muy en serio.
Te dejo con tus reflexiones…
