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 CAPÍTULO 68 - PERMITIR QUE UNA RELACIÓN FALLIDA ANULE EL FUTURO SENTIMENTAL



Noviembre 05, 2020, 05:57:55 am
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Desconectado Francisco de Sales

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CAPÍTULO 68 - PERMITIR QUE UNA RELACIÓN FALLIDA ANULE EL FUTURO SENTIMENTAL
- LO QUE NO ES APROPIADO -


Este es el capítulo 68 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.



Fracasar como pareja no es fracasar como persona. Y no hay que añadir comentarios. No necesita explicación. Sólo comprenderla e integrar la frase. Puede que uno no encaje “en esa pareja”, pero sí puede encajar y bien en otra.

Me parece muy atinada esta frase: “Nos resultaría mucho más fácil olvidar las cosas desagradables si no insistiéramos tanto en recordarlas”.

Ante una ruptura sentimental, y una vez que se han resuelto todos los asuntos iniciales derivados de la misma, y se ha aprendido la lección que haya que aprender, lo mejor es pasar página, a todos los efectos, y centrarse en el presente y en lo porvenir.

LO MEJOR ES DESOCUPAR LA VIDA, LA MENTE Y EL CORAZÓN, PARA QUE PUEDAN SER OCUPADOS POR OTRA PERSONA.

De nada sirve quedarse en una situación lastimera o quedarse estancado en un sufrimiento innecesario que sólo aporta tristeza y una merma continuada de la Autoestima. Peor aún es enzarzarse en un reproche continuo contra uno mismo por no haber tomado antes una decisión, por haber aguantado lo que no se tenía que haber aguantado, por no haber acertado al escoger pareja, por esto, por lo otro, o por lo que sea. Eso es peor.

Leí un cuentecito de Tony de Mello, que, resumiéndolo mucho, contaba que una mujer estaba junto a otras tres personas en un vagón de tren con literas. Un señor le cedió la litera inferior a la mujer y él subió a la de arriba. Al poco de acostarse, ella empezó a quejarse: “¡Ay, qué sed tengo, Dios mío!, ¡qué sed tengo!” y  estuvo así durante mucho tiempo hasta que, por no seguir escuchándola, ya que no le dejaba dormir, el hombre se bajó, fue al lavabo, y le trajo un vaso lleno de agua. La mujer lo bebió y se lo agradeció mucho. Subió de nuevo a su litera y, cuando ya estaba a punto de dormir, escuchó a la mujer decir: “¡Ay, Dios mío, qué sed tenía!” repitiéndolo una y otra vez incansablemente.

De nada sirve repetirse una y otra vez lo que pasó, echárselo uno mismo en cara, darle vueltas en una espiral de reproches, lamentarse y lamentarse, siempre lo mismo, una vez y otra vez… con ello se lastima uno, se hunde más, no saca nada positivo, y amarga a sus seres queridos que ven que no avanza ni sale de su frustración y hace de su vida un lamento continuo.

Lo que pasó ya pasó y no se puede cambiar el hecho histórico. No se puede ir atrás a modificarlo. Sí se puede modificar el sentimiento por lo que pasó, y en muchísimas ocasiones es más extremado el sentimiento que asociamos al hecho que la propia realidad, y nos puede resultar más fácil olvidar la realidad que el sentimiento que dejó.

Uno puede darse cuenta de lo que pasó, puede tomar la determinación de hacer lo necesario para que no se repita, puede pedir perdón a quien lastimó -si lo considera necesario-, pero nada más. La obligación es seguir adelante como sigue la vida.

El pasado tiene que quedarse en su sitio y no ocupar también el presente. Y menos aún llevárselo hasta el futuro.

Y permitir que eso que pasó amargue el resto de la vida y condene a ser un desgraciado perpetuo es de una injusticia abrumadora y desproporcionada.

Si falló la relación, ¡qué se le va a hacer!, ya no tiene remedio. Cabeza alta, corazón entero y en su sitio, y adelante.

Si alguna persona está en esta situación, que se quite la corona de espinas; que se mire al espejo de frente, con sinceridad y con amor; que recurra a alguien que le quiera y que reciba sus ánimos; que piense en la gente que quiere y que le quiere; que se pregunte de corazón qué está haciendo con su vida, a quién beneficia y a quién perjudica con su actitud; que rebusque en su interior el amor que se tiene –que algo tiene que quedar- y que se proponga firmemente sacarse de esa pena negra e integrarse a la vida, que la está esperando con los brazos abiertos.

Y que no descarte la posibilidad de recurrir a un especialista que le ayude a distinguir el verde esperanza en su paleta de colores enlutados, pero jamás estancarse, jamás poner frenos a la propia vida. Hay que rescatar al héroe que todos llevamos dentro, ese semidios que está deseando que se le pida su colaboración para ponerse a ayudar.

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

- Está muy claro: fracasar como pareja no es fracasar como persona.
- El hecho de que no haya salido bien una relación no quiere decir que uno no esté capacitado para las relaciones.
- Tener cuidado de ser justo y no culpabilizarse nada más que de la parte que le corresponda si una relación no sale bien.
- Está bien sacar un aprendizaje de las experiencias fallidas, para no repetirlas, pero hay que darse una y otra vez la oportunidad hasta encontrar la relación satisfactoria.


Francisco de Sales



 

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