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 QUÉ ES EL DESAPEGO EMOCIONAL?, ¿NOS AYUDA A SER MÁS LIBRES?



Julio 04, 2022, 06:54:07 am
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QUÉ ES EL DESAPEGO EMOCIONAL?, ¿NOS AYUDA A SER MÁS LIBRES?
Por Mireia Navarro Vera

Cada verano me marco un objetivo, a veces es leerme un libro que llevo tiempo con ganas de leer pero que no he encontrado el momento, a veces es hacer más deporte. El año pasado, si no recuerdo mal, fue pasar más tiempo con mis hijos y este año decidí practicar el desapego. Y aunque no puedo ver la cara que ponéis al leer esto, intuyo que es la misma que pusieron mi familia y amigos cuando se lo dije.
Ha sido muy divertido y hemos hecho un millar de bromas con esto. Ha sido la broma estrella del verano.
Pero lo que me ha quedado claro es que este concepto no se entiende y no se entiende porque no es nada fácil. Sin embargo, cada vez se habla más del desapego porque es fundamental para nuestra salud mental y nuestra felicidad. Así que iremos por pasos, primero lo definiremos y después daremos los puntos para poder ponerlo en práctica.

PRIMERO VAMOS A VER LA DEFINICIÓN DE APEGO

Para definir desapego, primero hay que entender qué es el apego:
“El apego es un estado emocional de dependencia a una cosa, a una situación o persona”.
El primero en definirlo fue el psicólogo John Bowlby. Según él, la conducta de apego tiene dos funciones básicas: una función biológica, que es obtener protección para asegurar la supervivencia, y la otra de carácter más psicológico, la de adquirir seguridad.
Está claro que cuando nacemos dependemos de los demás para nuestra supervivencia y por eso el apego es tan importante. Pero aquí no voy a hablar de las teorías del apego, que hay muchas y muy interesantes. Eso lo haré en otro artículo.
Lo que sí quiero recalcar es que para los budistas el apego es una actitud que sobrestima las cualidades de un objeto o persona y después se aferra a ella. Me apego a las personas, situaciones o cosas hasta que las hago necesarias para mí y así me hago dependiente de ellas. Como podéis ver, el concepto de apego aquí es distinto.
Para mí, la definición de apego tiene un poco de las dos definiciones. El apego en la infancia es necesario para crecer porque te nutre, sobre todo, emocionalmente y te ayuda a salir al mundo más seguro. Pero este apego puede convertirse en necesidad del otro para sentirme seguro y esto en la edad adulta es un problema. El apego a una persona, a una situación o a una cosa puede llevarme a pensar que es imprescindible en mi vida y eso tarde o temprano, me hará sufrir y depender. Si dependo de algo o de alguien, dejo de ser libre.
Hay muchas relaciones tóxicas que se originan en un mal apego y una dependencia emocional.
El marketing ha sido el primer interesado en fomentar el apego, en generar necesidades dónde no las hay. Tengo un móvil que funciona pero sale uno mejor al mercado, realmente no lo necesito porque ya tengo uno, pero se genera en mí una nueva necesidad.
Llegados aquí os preguntaréis, ¿entonces el apego es bueno o malo? Pues, una vez más, constato que una misma cosa puede ser mala y buena a la vez. El apego es necesario para crecer, para sentirnos seguros, para nutrirnos emocionalmente y su función es que seamos adultos autónomos e independientes. Por lo tanto, el apego debe dar paso al desapego tarde o temprano. Yo no puedo depender de mis padres toda la vida para sentirme seguro porque es probable que los pierda en el camino. Nada dura para siempre, por lo tanto si yo me aferro a algo y lo pierdo, sufriré.

AHORA SÍ, ¿QUÉ ES EL DESAPEGO?

El desapego mal entendido puede parecer puro egoísmo, pero nada más lejos de la realidad. Practicar el desapego no significa romper vínculos con todo aquello que es importante para mí, ni siquiera significa dejar de tener objetivos o de querer cosas. Más bien significa que aunque yo quiera algo, no lo necesito para vivir feliz.

Puedo querer una casa más grande, pero puedo a la vez aprender a apreciar la que tengo, a valorar lo que tiene de bueno, a mejorar lo que no me gusta, a agradecer la suerte de tener un techo y entender que aunque quiera una casa más grande, no la necesito para vivir. Esta casa que tengo ahora ya me hace feliz, cumple con todas mis necesidades. Tal vez, algún día me compre una casa más grande, pero aún así, no habré vivido solo pensando en eso, habré disfrutado del camino. O tal vez, nunca me la compre y aún así sea feliz con lo que tengo.
Este es el poder del desapego, no dejo de querer cosas o a personas, simplemente dejo de aferrarme a ello como si fuera lo único importante. Es andar mirando el camino y no el resultado. Los excesos nos ponen cadenas y no nos dejan ser libres.
En nuestras relaciones personales, el desapego es clave para nuestro bienestar. Puedo relacionarme contigo de una manera más libre, dejando espacios para la individualidad. Te elijo pero no te necesito, prefiero estar contigo pero puedo estar sin ti. Disfruto de compartir mi tiempo contigo, pero no vivo con el miedo a perderte. El amor deja de ser necesidad para ser solo amor.
“Desapego es aprender a amar, a apreciar lo que tenemos y a involucrarnos en las relaciones de una manera más sana y equilibrada”
Fácil, ¿no?
Pues ahora a ponerlo en práctica:

¿CÓMO LO PONGO EN PRÁCTICA?

Aquí te dejo algunos de los pasos que yo misma he seguido. Como terapeuta los trabajo a diario con mis pacientes en nuestras sesiones de crecimiento personal. No siempre es sencillo pero los resultados son maravillosos.

•   CUIDA TU COLUMNA PERSONAL
Tú eres responsable de ti mismo. No pretendas dejar en los demás esta responsabilidad. Nadie debe cuidar de tí, salvo tú mismo. Nadie debe retirarte las piedras del camino, ni andar por tí. Si quieres ir al gimnasio, ves, no esperes que alguien te apunte, te busque un hueco en tu agenda y te anime a ir. Eso es tu responsabilidad.
Tú eres el artífice de tu vida y de cada paso que das.
Cultiva tu propia felicidad, siéntete responsable, maduro, toma conciencia de tus decisiones y de sus consecuencias, elige por ti mismo y no dejes nunca que tu bienestar y tu salud mental dependan siempre de corazones ajenos.
Ya está bien de esperar que los demás hagan tu trabajo y te hagan feliz, porque eso no va a pasar. Coge las riendas de tu vida y de tu bienestar personal, porque tal y como su nombre indica, tu bienestar es personal e intransferible.

•   VIVE TU PRESENTE Y ACÉPTALO
¿Has oído hablar del mindfulness? Vive aquí y ahora. Deja de vivir en el pasado o en el futuro porque un exceso de pasado es tristeza y un exceso de futuro ansiedad.
Vivir y ocuparse solo del presente es mucho más fácil que vivir pensando en aquel pasado que ya no podemos arreglar o ese futuro que es incontrolable y a veces incierto. Solo podremos disfrutar de lo que hacemos, cuando nuestro cuerpo y nuestra mente estén alineados.
Para ayudar a tu mente a centrarse en el presente, nada mejor que empezar a practicar la meditación para conseguirlo.
Acepta que las cosas son así, no todo está bajo nuestro control. La vida fluye y nada prevalece. Todo está en constante cambio y yo debo aprender a aceptar y dejar de intentar cambiarlo todo y de controlarlo todo. Muchas veces las cosas son como son, por su orden natural y yo solo debo sentarme y mirar. Debemos aprender a hacer más de observadores que de jueces. No juzgar tanto a las personas o a las cosas y entender que son como son, ni mejor ni peor, simplemente son.
“Si vivo en el presente y lo acepto, sin juzgarlo, lograré vivir en paz”

•   APRENDE DEL CAMBIO
La vida está en constante cambio, nada perdura y todo se mueve. El mundo sigue girando y los días pasan y ninguno es exactamente igual. Saber adaptarse al cambio es esencial para la supervivencia, porque es la forma natural de las cosas.
Los amigos se irán y otros vendrán, las personas a las que queremos desaparecerán o morirán, los niños crecerán y tu envejecerás, es una ley universal.
El apego no me ayuda a avanzar en los cambios, cuando todo a mi alrededor cambia, yo también debo hacerlo, no puedo aferrarme al pasado, ni a las cosas, ni a las personas, porque me quedaré anclado, aferrado al dolor de la pérdida.
Todo cambio y toda crisis me van a ayudar a crecer como persona. Debemos aprender a aceptar los cambios y a sacar el mayor provecho de ellos. Esto no significa que no lloremos una pérdida, debemos llorarla, aceptarla, secarnos las lágrimas y seguir andando.
Por eso el desapego es tan necesario.

•    AGRADECE LO QUE YA TIENES
Con demasiada frecuencia, nos encontramos viviendo en nuestros deseos. Centrados en aquello que nos falta, en lo que no tenemos. Entonces nos invade una sensación de insatisfacción difícil de gestionar.
Debemos enseñar a nuestra mente a centrarse más en lo que ya tiene que en lo que le falta, porque sino corremos el riesgo de convertirnos en el eterno insatisfecho. Porque voy a decirte un secreto: siempre habrá algo que nos falte.
Una vez más, el desapego será nuestro gran aliado. Cuando no me aferro a las cosas convirtiéndolas en el centro de mi vida, soy más feliz y más libre. Porque no genero una necesidad. Puedo tener objetivos, puedo querer tener algo que ahora mismo todavía no tengo y forjar un camino para conseguirlo. Lo que no puedo es aferrarme a ese objetivo como si fuera indispensable para mi felicidad.
“Si no eres feliz con lo que tienes, difícilmente lo serás con lo que te falta”
Para ayudarte a hacerlo, hay un ejercicio que muchas veces uso en terapia, el de los agradecimientos: durante dos semanas, cada día antes de irte a dormir, agradece a la vida por tres cosas que tienes y no repitas ni uno en esos 15 días. Descubrirás la cantidad de cosas que ya tienes y que nunca valoras. Sentir agradecimiento por lo que tengo me acerca más a la felicidad que sentir solo anhelo de lo que todavía no tengo.

CONCLUSIONES:
“ Todo lo que necesitas para ser feliz ya va contigo, deja de buscarlo fuera y practica el desapego” 😉

https://www.psicologosantacoloma.es/desapego-emocional/


 

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