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 LA IMPORTANCIA DE VIVIR EL AHORA



Noviembre 21, 2011, 11:18:15 am
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Desconectado Tadeo Rivas

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LA IMPORTANCIA DE VIVIR EL AHORA
« en: Noviembre 21, 2011, 11:18:15 am »
LA IMPORTANCIA DE VIVIR EL AHORA

 

"Los niños no tienen pasado ni futuro, por eso gozan del presente, cosa que rara vez nos ocurre a nosotros."
(Jean de la Bruyere)


Nuestro tránsito por esta dimensión es muy incierto, pues no sabemos cuándo nos toca dejar nuestro vehículo físico, lo que es un hecho cierto que en cualquier momento se puede dar, y todo ello nos invita a que estemos plenamente identificados con nuestro presente, de vivir el ahora en toda su intensidad, disfrutar la oportunidad de vida legada, no anclarnos en lo ya pasado, ni dejar para un futuro lo que podríamos hacer en el presente.

Aprender a vivir el momento presente puede convertirse en el primer paso para liberarse de la ansiedad, el estrés y los pensamientos de angustia que con frecuencia nos agobian. He conocido muchos pacientes (en contexto clínico y organizacional) que pasan sus vidas escapando del presente, lamentándose por unas vidas imaginarias que creían los llenarían de plenitud y felicidad, pero que nunca hallaban.

Muchas veces se busca la solución en el exterior, en cosas materiales que creemos son las que van a dar sentido a nuestras vidas, pero puedo asegurarles que en muchos casos, incluso si se ganaran la lotería, esa sensación de vacío y de ansiedad ante el presente no va a desaparecer porque el problema no está afuera, está dentro de nosotros, y por lo tanto los cambios tienen que darse a nivel interno y desde allí si empezar a construir hacía afuera.

La ansiedad de que llegue un futuro mejor y los lamentos sobre un pasado que no hemos disfrutado, se convierten en un muy mal escenario para que sentimientos de depresión, frustración y angustia se apoderen de nosotros.

Es posible vivir libre de la ansiedad, del sufrimiento e incluso de la neurosis de la vida diaria. Para lograrlo sólo tenemos que llegar a entender que lo que causa nuestros problemas no son las demás personas (ni nuestra pareja, ni nuestros hijos, los compañeros o jefes en el trabajo), ni "el mundo exterior", sino nuestra propia mente, con su flujo constante de pensamientos sobre el pasado y el futuro.

Por otra parte nos recuerda, la importancia de estar ubicado en el presente, en el aquí y el ahora, y nos comenta, que  los recuerdos desgastan la energía que tenemos disponible para vivir el presente.
Por otra parte, las angustias ocasionadas por hechos que todavía no acontecieron, que se encuentran en un futuro, ya sea próximo o lejano, son también zonas de la mente que desgastan energéticamente.
Si pensamos  en el pasado o en el futuro nos inmovilizamos  en el presente, nos quedamos  estáticos, imposibilitados de actuar adecuadamente, mientras nuestra  mente viaja a regiones inútiles de nuestra  existencia. Programar el futuro, planear estrategias para alcanzar una meta racionalmente lógica, y emocionalmente aceptable hacia la cual dirigirse, es muy diferente a construir castillos de naipes para un futuro ilusorio.
Si uno no trabaja en su presente para hacer realidad esos deseos, la energía que ha gastado construyéndolos es energía perdida.
Del mismo modo, revisar y valorar las experiencias pasadas para extraer de ellas las lecciones que podamos emplear en el presente, es válido y deseable.
Pero es muy diferente a estar "rumiando" experiencias dolorosas, ya que éstas alimentan una idea negativa acerca de uno mismo.
No miremos  al pasado mucho tiempo y al futuro cada momento.
Aprendamos que la vida no es pasado ni futuro, la vida es cada segundo que respiramos, cada momento que reímos, cada momento que desperdiciamos sufriendo por el ayer y nos preocupamos por lo que quizá tenga que suceder.

Se nos agrega además, que si viviéramos cada segundo de hoy como debiera ser, no nos afectarían tanto viejos recuerdos y dolorosos fracasos que en el presente no tienen nada qué hacer.
Por eso cuando estemos  aferrado al ayer o tengamos  miedo de lo que pueda ser, recordemos  que cada segundo es aquel que no ha de volver, como cada gota de agua que cae sólo una vez, como cada flor que crece y en otro momento florece, como el día de hoy que no mira hacia atrás para seguir adelante.
Pasado, presente y futuro, no son períodos en el tiempo, son períodos en la mente.
Aquello que no está más frente a la mente, se vuelve pasado.
Aquello que está frente a la mente es el presente y aquello que va a estar frente a la mente es el futuro.

Si piensas en el pasado o en el futuro te inmovilizas en el presente, te quedas estático, imposibilitado de actuar adecuadamente, mientras tu mente viaja a regiones inútiles de tu existencia.
Programar el futuro, planear estrategias para alcanzar una meta racionalmente lógica, y emocionalmente aceptable hacia la cual dirigirse, es muy diferente a construir castillos de naipes para un futuro ilusorio.
Si uno no trabaja en su presente para hacer realidad esos deseos, la energía que ha gastado construyéndolos es energía perdida.
Del mismo modo, revisar y valorar las experiencias pasadas para extraer de ellas las lecciones que podamos emplear en el presente, es válido y deseable.
Pero es muy diferente a estar "rumiando" experiencias dolorosas, ya que éstas alimentan una idea negativa acerca de uno mismo.
No mires al pasado mucho tiempo y al futuro cada momento.
Aquello que está frente a la mente es el presente y aquello que va a estar frente a la mente es el futuro.
El pasado es aquello que no está ya más frente a ti.
El futuro es aquello que no está aún frente a ti.
Y el presente es aquello que está frente a ti y se está escurriendo de tu vista.
No te aferres al pasado...
¡Lo que se fue, se fue!
El presente también se va a ir, y pronto será pasado.
Tampoco te aferres al futuro porque el mañana se volverá hoy y luego se volverá ayer.
Todo se va a volver un ayer.

En definitiva, hay que identificarse plenamente con el presente, disfrutarlo intensamente, recordar que el ahora es todo lo que hay, y el futuro es simplemente otro momento presente para ser vivido cuando llegue. Una cosa es segura; que no puedes vivirlo hasta que aparezca realmente. El problema reside en el hecho de que vivimos en una cultura que quita importancia al presente, al ahora. ¡Ahorre para el futuro!  ¡Piense en las consecuencias!  ¿No sea hedonista!  ¡Piense en el mañana!  ¡Prepárese para su jubilación!



 

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