Quizás este sea el propósito más complejo del Ser Humano, porque es la suma, y el objetivo final, de todos los demás.
Cualquier cosa que se haga a lo largo del proceso de Crecimiento Personal, no pretende otra cosa más que la felicidad, de un modo inmediato o para más adelante.
Pero cuando se habla de Felicidad, no hay que olvidarse de poner la mayúscula, porque si no es así, uno se puede conformar con satisfacciones, pequeñas alegrías, momentos agradables o de bienestar, acomodo… cosas que no están mal como placeres momentáneos, pero que no satisfacen la auténtica intención de Felicidad.
Si uno busca la paz es porque sabe que eso le hará más feliz. Si uno busca ser mejor persona, relacionarse de un modo más cariñoso, amar más y mejor, etc., es porque sabe que tras ello se encuentra un estado o una situación personal que lleva implícita la felicidad.
Ser feliz es un derecho legítimo y una obligación. Sin duda, quien fuera nuestro creador nos puso la capacidad de ser felices con la exclusiva intención de que lo seamos. Si no fuera así, no tendría sentido.
Descartemos definitivamente la idea retrógrada de que la felicidad es una de las tentaciones del demonio, y que hay que mantenerse en la infelicidad, que todavía queda gente que arrastra ese estigma.
Ser feliz es, afortunadamente, una aspiración intrínseca en el Ser Humano, aunque cada uno la pretende de un modo diferente.
Pero es que ser feliz parece que aleja la tristeza, elude los problemas y su influencia, imprime una sonrisa en la boca, tiñe de rosa la vida y el mundo, impregna todo de optimismo, y hace conocer el aspecto más agradable y encantador de la vida.
Cada uno ha de encontrar, y luego promocionar, lo que le aporta la auténtica Felicidad, y no conformarse con los sucedáneos.
La Felicidad no es un momento fugaz, sino un estado continuo. Aun cuando uno se encuentre momentáneamente enfadado, triste, inquieto, serio, o llorado, uno ha de saber que, tras ese estado emocional transitorio, la Felicidad está plenamente instalada para ser gozada.
Buscar la Felicidad, y encontrarla, es un derecho y un deber, y la más noble de las tareas del Ser Humano.
Y la más satisfactoria.
