LA DETERMINANTE FUERZA DE LA ACTITUD
En mi opinión, una frase del estilo de “la actitud lo es todo” se acerca muchísimo a la realidad.
No lo es todo, evidentemente, pero sí que depende de ella cómo vamos a encarar las cosas y sí que depende de eso el resultado. No es lo mismo comenzar con la rendición y la desgana de “no voy a poder”, que si el mismo asunto se encara con confianza y fuerza.
El primer caso sería lo que se denomina como “profecía autocumplida”, o sea, que uno ya prevé que va a salir mal y colabora inconscientemente para que salga mal. Uno es capaz de crear lo que es capaz de creer. Henry Ford decía “Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto”. En el artículo titulado ¿Por qué no consigo lo que me propongo? tienes más información
https://buscandome.es/index.php/topic,17494.msg20140.html#msg20140 Si encaras las situaciones con una actitud de auto-confianza, o por lo menos si lo haces sin miedo, sin la convicción de que hagas lo que hagas va a salir mal, la fuerza y la confianza que presentas con esa actitud te da una fortaleza y una Autoestima que van a colaborar exitosamente en el resultado.
Si la actitud con que afrontas las cosas es victimista y te quedas quieto o actúas encogido, vacilante o cobarde, difícilmente vas a conseguir buenos resultados. Si la premisa sobre la que basas tu actitud es la de quejarte, la de culpabilizar a los otros o al destino, la de enfurruñarte en una actitud infantil, los resultados van a ser… deprimentes.
¿Qué actitud quiero tomar ante la vida?
¿Con qué actitud quiero moverme por mi vida?
Estas preguntas, y otras similares, nos deben hacer reflexionar acerca de nuestra disposición de ánimo a la hora de actuar. El modo optimista o pesimista con el que iniciamos las cosas, generalmente marcan el rumbo por donde éstas van a ir. “Lo que bien empieza, bien acaba”, se dice. “Lo que empieza mal, termina peor”, se dice también.
Si uno reflexiona acerca de por qué le van bien ciertas cosas en la vida, y otras mal, tal vez descubra que tiene mucho que ver la actitud con la que las afronta. Es cierto que es distinto el talante cuando uno se encamina a una cita con un amigo con el que sabe que va a estar bien, o con un familiar que sabe que le va a dar cariño, que cuando se presenta en algo que prevé que va a ser desagradable. Cambia el ánimo y cambia la cara.
Uno se puede y se debe imponer, muy conscientemente, por encima del desánimo inicial ante ciertas situaciones. Uno puede y debe tomar el mando y elegir el talante con el que va a afrontarlo. Es la actitud –sin autoengañarse y sin utopías, por supuesto- la que nos permite tomar el rumbo que queremos para nosotros y para nuestra vida, la que va a marcar el modo de afrontarlo todo, y de ver las cosas desde un punto pesimista/victimista o desde la mejor premisa de que uno ha de preservarse y quedar a salvo de todos los inconvenientes de la vida, siempre a flote, siempre trascendiendo lo que pase porque, pase lo que pase, eso acaba y uno sobrevive a todo.
Es la actitud ante las circunstancias quien va a determinar en gran medida el resultado, o sea, quien va a determinar el futuro. Y si es optimista y orientada a la propia felicidad, nos permitirá relativizar las cosas desagradables que nos ocurran, aceptar sin grandes estruendos lo que no nos guste, valorar más los matices, poner una sonrisa y paz por encima de cualquier desastre en el que nos veamos involucrados.
¿Qué actitud quiero tomar ante la vida?
¿Con qué actitud quiero moverme por mi vida?
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