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 CAPÍTULO 142 - AL OTRO NO HAY QUIEN LE CAMBIE



Enero 22, 2021, 06:15:04 am
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Desconectado Francisco de Sales

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CAPÍTULO 142 - AL OTRO NO HAY QUIEN LE CAMBIE
« en: Enero 22, 2021, 06:15:04 am »
CAPÍTULO 142 - AL OTRO NO HAY QUIEN LE CAMBIE
-CUANDO LA PAREJA ESTÁ DESCOMPENSADA-

Este es el capítulo 142 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER


Lo de “ya es tarde para que yo ahora cambie” es una excusa de personas que llevan mucho tiempo en la misma relación o muchos años de vida. Hay una infructuosa rendición en ello -o una subordinación y renuncia total- y hay también mucho desencanto y mucha tristeza en el reconocimiento de la realidad de la frase.

No hay que confundir “cambiar” –que siempre ha de ser una decisión personal y nunca una imposición externa, porque eso haría que uno se sintiera incómodo con el cambio obligado- con “adaptarse”.

Adaptarse es cuando uno deja de ser como está siendo, o renuncia a ciertas cosas personales, solamente para complacer al otro, por la buena marcha de la relación, o porque no queda otro remedio que hacerlo por otras razones. En ocasiones uno se adapta a lo que sea, aunque no sea de su agrado. Pero el cambio efectivo, el cambio que se mantiene y perdura –porque no hay una revolución dentro que siga protestando- es el cambio que se hace por voluntad propia, bien por algún descubrimiento personal o porque el otro le ha hecho ver que sería interesante para ambos ese cambio.

Hay que tener cuidado cuando se plantea un cambio, porque si se va a dejar un modo –de ser, de pensar, de manifestarse- por otro modo distinto, que tampoco es el modo natural ni es la naturaleza auténtica, quien lo haga antes o después se dará cuenta de que sigue sin ser él mismo, que está interpretando un papel –que siempre crea mucho desasosiego por la falta de verdad-, y eso le llevará a una insatisfacción personal seria. Grave.

El cambio ha de apuntar hacia la posibilidad real de Ser Uno Mismo, tras un previo Proceso de Descubrimiento y Desarrollo Personal, o bien porque una reflexión clarificadora ha descubierto que uno, cuando es él mismo, sin condicionantes, sin miedos, sin imposiciones ajenas, del modo natural, realmente es quien quiere ser y de esa manera también es agradable al otro miembro.

Estoy convencido de que hasta en el último minuto de vida existe la opción de hacer modificaciones. Ese “ya es tarde” es, en casi todas las ocasiones, una excusa.

Nunca vas a ser más joven de lo que eres en este mismo instante en que estás leyendo esto. Tan obvio como tajante.

Cada día aporta una maravilla extra: la opción de comenzar todo de nuevo, de modificar las cosas que no satisfacen, de rechazar las cosas que desagradan, de iniciar un nuevo rumbo, de adquirir un punto de vista distinto, una nueva opinión acerca de las cosas, y de hacer realidad los propósitos deseados.

Cada día, cada minuto, cada instante, puede ser el primero del inicio de otro porvenir, o de otro futuro fruto de otro presente.

En “ya es tarde para cambiar” pueden esconderse la pereza, la falta de ánimo y voluntad, la tristeza y el pesimismo, la depresión y la cobardía.

Sólo es tarde para los que ya han muerto.

Estamos dotados de la capacidad y la posibilidad de hacer transformaciones que resulten favorables.

Estamos legítimamente autorizados para procurarnos felicidad.

Tenemos la responsabilidad sagrada y divina de hacer de nuestra vida una vida digna y satisfactoria.

Y cualquier momento es bueno para volver a empezar.

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

- Nunca vas a ser más joven de lo que eres en este mismo instante en que estás leyendo esto. Lo que tengas que hacer o lo que quieras hacer, hazlo ya.
- Quien sienta que tiene que hacer cambios, que los haga. Será el principal beneficiario de ellos. Si el cambio va a afectar positivamente a la relación, mejor todavía.
- Si “al otro no hay quien le cambie” es un inconveniente importante, se puede valorar la posibilidad de cambiar al otro… o sea, cambiarlo por otro. Por otro que sí sea como uno desea o necesita que sea.


Francisco de Sales



 

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