CAPÍTULO 144 - ASUMIR, TAMBIÉN, LAS RESPONSABILIDADES DEL OTRO
-CUANDO LA PAREJA ESTÁ DESCOMPENSADA-
Este es el capítulo 144 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER
“Si quieres que todo vaya bien en tu matrimonio sólo tienes que poner el 99%”. Este es un dicho antiguo, habitual en las sociedades calificadas como machistas, que las madres transmitían a sus hijas con estas u otras palabras similares, acarreándolas de ese modo unas pésimas consecuencias posteriores.
Además del despropósito que es sobreproteger al otro, hay otro similar que también se da a menudo, y es el de culpabilizarse de todo lo que falle en la relación, y eso es así por no saber o no querer diferenciar entre las responsabilidades propias y las del otro.
El otro es el otro. Y a estas alturas esto ya debería estar claro.
Está bien repartirse o compartir las tareas, pero no hay que olvidar, ni evitar, que cada uno tiene sus responsabilidades y tiene que hacerse cargo de ellas.
Y si el otro es un inconsciente, que cargue con las consecuencias.
Y si es informal, vago, un desastre, un irresponsable, despreocupado o negligente, es algo que tendrá que arreglar por sí mismo.
Si uno, o una, para evitar que el otro siga haciendo las cosas mal decide cargarse con lo que le corresponde al otro estará cometiendo una lamentable equivocación. Y peor aún, con ello no le estará ayudando a que aprenda y lo haga por sí mismo y bien, con lo cual se condena a sí mismo a perpetuarse en ese papel de amparador… y cargarse con los problemas de asumir responsabilidades que no son suyas.
Algunas mujeres tienen tendencia a ejercer de salvadoras de sus parejas, y adoptan ese papel –por decisión unilateral del inconsciente, ya que éste es muy desconocido y en sus dominios parece que le permitimos libertad para que haga lo que quiera- o hacen de madres –y no son ni deben ser sus madres-, o se convierten en mártires –en una inmolación innecesaria-, o en perpetuas sufridoras –y el sufrimiento sólo sirve para sufrir y para nada más que sea bueno-.
Bastante tiene uno con sus propios trabajos y obligaciones –que siempre son muchos- como para añadir más. No es bueno ni interesante el papel de Superman o Superwoman. Y no está mal que uno mire por sí mismo. Para eso, hay que saber cuándo y dónde hay que marcar los límites.
(Eximo en este apartado a los que son verdadera e irremediablemente algo que va más allá de lo caótico y llegan a causar graves perjuicios por su incompetencia o desidia. En estos casos, y si se han intentado todos los caminos de solución y sigue siendo imposible la recuperación, quedan pocas opciones; entre ellas, la de cargar con sus responsabilidades y para siempre… o la de deshacerse de él)
SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:
- Cuando se han repartido las responsabilidades, cada uno debe cumplir las suyas y está en el derecho de exigir al otro que cumpla su parte.
- Algunas irresponsabilidades del otro –documentos, pagos, trabajo, etc.- pueden afectarle a uno directamente y en ese caso puede ser una grave irresponsabilidad no hacer frente a esos asuntos. Pero dejándole claro que es un caso excepcional y que no ha de volver a suceder.
- Hacerse cargo de alguna responsabilidad del otro, aunque sea ocasionalmente, puede llevar a error al otro y hacerle creer que no tiene que preocuparse mucho porque ya está la otra parte para solucionarlo.
Francisco de Sales