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 PENSAMIENTOS DE LA MADRE TERESA DE CALCULTA (PARTE II)



Noviembre 20, 2011, 10:02:45 am
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PENSAMIENTOS DE LA MADRE TERESA DE CALCULTA (PARTE II)
« en: Noviembre 20, 2011, 10:02:45 am »

LA CONFIANZA EN DIOS
Debes entonces decirle: “Señor, soy tuyo. Puedes hacer conmigo lo que quieras”. Esta es, hermano, nuestra fuerza y ésta es la alegría del Señor.
El  abandono  total  en  Dios  consiste  en  darse  a  Dios  en  forma  plena,  porque  Él  se  dio  a nosotros primero. Y debemos entregarnos de manera absoluta si queremos responder a la magnitud de su entrega hacia nosotros. Sólo si renuncio a mí misma puedo llevar a Dios a vivir en mí.
Cuando renuncio ofrezco mi libre voluntad, mi razón, mi propia vida. Y todo por amor, ya
que  cuanto  más  renunciamos  a  nosotros  mismos,  más  podemos  amar  a  Dios  y  a  los hombres. 



LA SANTIDAD
La santidad es hacer siempre, con alegría, la voluntad de Dios. Para eso es necesaria la fidelidad a sus deseos, y es esta fidelidad la que hace a los santos.
A través de la vida espiritual nos unimos con Jesús: lo humano y lo divino se ofrecen uno al otro.
El primer paso hacia la santidad es querer serlo. ¿Qué es un santo sino un alma resuelta, que hace uso de su fortaleza para actuar? 
Ser santo no significa realizar cosas extraordinarias, descifrar misterios, sino únicamente
un  aceptar  incondicional,  dado  que  me  he  entregado  por  completo  a  Dios,  porque  le pertenezco por entero. 
Entréguense eternamente a Jesús... y Él se servirá de ustedes para hacer grandes cosas, a fin de que crean mucho más en su amor que en su debilidad. Crean en Él... confíen en Él
con  una  fe  ciega  y  absoluta,  seguros  de  que  Él  es  el  Señor.  Convénzanse  de  que únicamente Jesús es el secreto de la vida y que la santidad  no es otra cosa que el propio
Jesús que vive en su interior por su gracia.
Ustedes  deben  permitir  que  el  Padre  sea  un  jardinero,  que  corta  y  poda.  Si  sienten  que son  podados  no  se  preocupen.  Él  tiene  sus  motivos  para  hacerlo.  Ustedes  deben  dejar que lo haga.
Si con toda conciencia y diligencia aspiramos a la santidad, después de nuestra oración ha de penetrarnos un sentimiento de auto-renuncia. La forma más elemental de renuncia del propio yo es el control de nuestros sentidos.
“Seré santo” quiere decir: me despojaré de todo cuanto no es Dios. Despojaré mi corazón y lo vaciaré de toda cosa creada; viviré en la pobreza y en el desprendimiento. Renunciaré a mi voluntad, a mis inclinaciones, a mis sueños y a mis fantasías y me convertiré en un esclavo voluntario de Dios.
Nuestro ideal no puede ser nada distinto de Jesús. Debemos pensar como Él piensa, amar como Él ama,  desear  como  Él  desea.  Debemos  permitirle  que  disponga  y  se  sirva totalmente de nosotros.
Jesús  quiere  que  seamos  santos  como  su  Padre.  Podemos  llegar  a  ser  grandísimos santos  con  sólo  quererlo.  La  santidad  no  es  un  lujo  para  unos  pocos,  sino  una  sencilla obligación también para ti y para mí.
La  revolución  del  amor  comienza  con  una  sonrisa.  Sonríe  cinco  veces  al  día  a  quien  en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz.


 
EL SUFRIMIENTO
Cuando  recibimos  aunque  sólo  sea  una  pequeña  observación  poco  caritativa,  o  cuando nos sentimos víctimas de una falta de consideración, con qué facilidad nos olvidamos de que ¡éste es justamente el momento de compartir con Él la ofensa y el sufrimiento!
Recuerden que la Pasión de Cristo desemboca siempre en la alegría de la Resurrección, para que cuando sientan en su corazón los sufrimientos de Cristo, tengan bien presente que luego llegará la resurrección.
Nuestros  sufrimientos  son  caricias  bondadosas  de  Dios,  llamándonos  para  que  nos volvamos a  Él,  y para hacernos reconocer  que  no  somos  nosotros los  que  controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en
Él.



AMAR A DIOS
Nunca  digas  adiós,  si  todavía  quieres  tratar.   Nunca  te  des  por  vencido  si  sientes  que puedes seguir luchando.  Nunca le digas a una persona que ya no la amas, si no puedes  dejarla ir.  El amor llega a aquel que espera, aunque lo hayan decepcionado; a aquel que  aún cree, aunque haya sido traicionado: a aquel que todavía necesite amar, aunque antes haya sido lastimado y aquel que tiene coraje y la fe para construir la confianza de nuevo.
Hemos de amar a Dios, haciéndonos cargo de las ofensas que le hemos provocado.
A lo largo del día, repitamos con frecuencia: “Lávame, Señor, de mis pecados y límpiame de toda iniquidad”.
Tienen que ejercitarse en el sufrimiento, porque cuando fijen su mirada en la cruz, verán que Él tiene inclinada la cabeza, porque quiere besarlos y tiene lo brazos abiertos porque quiere abarcarlos en un fuerte abrazo.
¿Lo  han  comprendido,  hermanos?  Sufrimiento,  dolor,  humillación,  son  besos  de  Jesús.
Acérquense tanto a Jesús en su Cruz, que Él pueda besarlos.



PRESENCIA DE DIOS
Si   día  tras  día  nos  consagramos  eternamente  al  cumplimiento  perfecto  de   nuestros deberes espirituales, Él nos hará entrar gradualmente en una intimidad más profunda, en la que, incluso fuera del tiempo de oración, no tendremos dificultad alguna en mantener una lúcida conciencia de su Presencia Divina.
El propósito de un retiro no es otro que el empeño de progresar en la conciencia y el amor de Dios, de purificar nuestra propia persona, de enmendar y transformar nuestra vida en conformidad con la vida de nuestro modelo, Jesucristo.



LA VIRGEN MARÍA
La grandeza de María reside en su humildad. Jesús, quien vivió en estrechísimo contacto
con  ella,  parecía  querer  que  nosotros  aprendiéramos  de  Él  y  de  ella  una  lección solamente: ser mansos y humildes de corazón.
Supliquemos  a  María  que  haga  nuestro  corazón  “manso   y  humilde”  como  modeló  el corazón de su Hijo. Pues por medio de ella y en ella fue como se forjó el corazón de Jesús.



LA VIRGEN MARÍA, CAMINO DE RECONCILIACIÓN
María está siempre atenta para traer al mundo la alegría, la paz y la reconciliación. Ella nos conduce hacia Dios, y con sus ruegos amorosos intercede por nosotros.
Elevemos  hacia  ella  nuestros  corazones  para  que  nos  ayude  a  reconciliarnos,  cada  vez que nos alejemos del amor de Dios.
Dirijamos a ella nuestros ojos para implorarle por la paz; a ella, que sólo tiene cabida en su corazón para la paz y el perdón. 



LA FAMILIA
Prometamos convertir nuestra comunidad en un nuevo Belén, en otro Nazaret. Amémonos mutuamente  como  amamos  a  Jesús.  En  el  hogar  de  Nazaret  se  respiraba  amor,  unidad,
oración,  sacrificio  y  trabajo  infatigable;  pero,  sobre  todo,  una  profunda  comprensión, mutua estima y permanente solicitud de todos por todos.
En  todo  el  mundo  se  comprueba  una  angustia  terrible,  un  espantoso  hambre  de  amor.
Llevemos,  por  tanto,  a  nuestras  familias  la  oración,  llevémosla  a  nuestros  niños, enseñémosles  a  rezar.  Pues  un  niño  que  ora,  es  un  niño  feliz.  Familia  que  reza  es  una familia unida.
Hemos de procurar ser santos no porque queramos sentirnos santos, sino porque Cristo debe poder vivir plenamente Su vida en nosotros.



EL SUFRIMIENTO Y LA FELICIDAD
Las personas más felices no siempre tienen lo mejor de todo. Solo sacan lo mejor de todo lo que encuentran en su camino.  La felicidad espera por aquellos que lloran, aquellos que han sido lastimados, aquellos que buscan, aquellos que tratan.
Porque  solo  ellos  pueden  apreciar  la  importancia  de  las  personas  que  han  tocado  sus vidas.  No puedes ir feliz por la vida hasta que dejes ir tus fracasos pasados y los dolores de tu corazón.
Cuando  la  puerta  de  la  felicidad  se  cierra,   otra  puerta  se  abre,  pero  algunas  veces
miramos  tanto   tiempo  aquella  puerta  que  se  cerró  que  no  vemos  la  que  se  ha  abierto frente a  nosotros.
Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos.
Espero  que  tengas  suficiente  felicidad  para  hacerte  dulce.  Suficientes  pruebas  para hacerte  fuerte.  Suficiente  dolor  para  mantenerte  humano.  Suficiente  esperanza  para  ser feliz.



LA VIDA
Toda  vida  es  la  vida  de  Dios  que  se  hace  presente  entre  nosotros,  aún  en  un  niño  que todavía no ha nacido. Nadie tiene derecho a levantar su mano para segarla.
Yo imagino que el grito de esos pobrecitos que son asesinados antes de nacer debe llegar hasta Dios.
Toda vida pertenece a Dios, y si Jesús nos dijo que éramos más importantes a los ojos de su Padre que todo lo creado, y Él cuida eso, cuánto más cuidará de nosotros! El aborto va en contra del mandamiento del amor. 
El aborto mata la paz del mundo...Es el peor enemigo de la paz, porque si una madre es capaz de destruir a su propio hijo, ¿qué me impide matarte? ¿Qué te impide matarme? Ya no queda ningún impedimento. 
A todos los jóvenes les digo: Ustedes son el futuro de la vida familiar; son el futuro de la alegría de amar. Mantengan la pureza, mantengan ese corazón, ese amor, virgen y puro, para que el día en que se casen puedan entregarse el uno al otro, algo realmente bello: la alegría de un amor puro. 
Pero,  si  llegaran  a  cometer  un  error,  les  pido  que  no  destruyan  al  niño,  ayúdense mutuamente a querer y a aceptar a ese niño que aún no ha nacido. No lo maten, porque un error no se borra con un crimen. La vida del fruto de ese amor pertenece a Dios, y ustedes tienen  que  protegerla,  amarla  y  cuidarla.  Porque  ese  niño  ha  sido  creado  a  imagen  y semejanza de Dios y es un regalo de Dios. 
La vida de cada ser humano, como que ha sido creación de Dios, es sagrada y de infinito
valor,  porque Él nos  ha  creado  a  todos  nosotros,  incluso  al  niño  recién  concebido.  La imagen de Dios está en ese niño que aún no ha nacido. 
Por eso, pienso que aquellas naciones que destruyen la vida legalizando el aborto son las más pobres, porque temen alimentar a un niño más y, por eso, agregan un cruel asesinato más a este mundo. 
En  Calcuta  tratamos  de  combatir  el  aborto  mediante  la  adopción.  Me  gustaría  abrir muchos de estos centros para niños en los países que han aceptado el aborto. En los que tenemos por toda la India nunca tuvimos que rechazar a ningún niño, y todos están felices en sus nuevos hogares. 
Es maravilloso pensar que Dios ha creado a cada niño. Leemos en las Escrituras que Dios nos dice: "Aún si una madre llegara a olvidar a su hijo, yo no te olvidaré. Te llevo grabado en la palma de mi mano. Eres valioso para mí. Y te he llamado por tu nombre." 
Estoy convencida de que los gritos de los niños cuyas vidas han sido truncadas antes de su nacimiento, hieren los oídos de Dios. 
Muchos  se  manifiestan  preocupadísimos  por  los  niños  de  la  India  o  por  los  de  África,
donde  tantos  mueren,  sea  por  desnutrición,  hambre  o  lo  que  fuera.  Pero  hay  millones deliberadamente eliminados por el aborto. 
Por eso elevo mi voz en la India y en todas partes; hagamos que todo niño, nacido o no, sea un niño deseado. El aborto va en contra del mandamiento del amor. 
Creo  que  si  los  países  ricos  permiten  el  aborto,  son  los  más  pobres  y  necesitan  que recemos por ellos porque han legalizado el homicidio. 
Jesús entregó su vida por amor a nosotros. Así, una madre que está pensando en abortar debería ser ayudada a amar; es decir, a poner en segundo lugar sus proyectos y su tiempo libre, y a respetar la vida de su hijo. También el padre del niño, quien quiera que sea, debe mostrarse disponible. 
Todo  país  que  acepta  el  aborto  es  porque  su  gente  no  ha  aprendido  a  amar,  sino  que recurre a la violencia para obtener lo que quiere. 
Jesús dijo: "El que recibe a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe." Al adoptar un niño, esas parejas reciben a Jesús; por el contrario, al abortar, rechazan a Jesús.
Por favor no matéis a los niños, yo los quiero. Con mucho gusto acepto todos los niños que morirían a causa del aborto. 
El aborto empobrece a la gente desde el punto de vista espiritual; es la peor pobreza y la más difícil de superar. 
Cuando  le  dicen  a  la  Madre  Teresa  que  hay  demasiadas  criaturas  en  la  India,  ella responde: ¿Piensa usted que hay demasiadas flores en el campo? ¿Demasiadas estrellas en  el  cielo?  Mire  a  esta  niña,  es  portadora  de  la  vida;  ¿no  es  una  maravilla? ¿Cómo  no quererla?
El aborto es un homicidio en el vientre de la madre. Una criatura es un regalo de Dios. Si no quieren a los niños, dénmelos a mí. 



LA EUCARISTÍA
Cristo  se  convirtió  en  el  Pan  de  Vida  porque  comprendió  la  necesidad,  el  hambre  que         teníamos  de  Dios.  Y  nosotros  debemos  comer  este  Pan  y  la  bondad  de  su  amor  para poder compartirlo.
La  eucaristía  es  el  signo  más  tangible  del  amor  de  Dios  por  el  hombre,  ya  que  renueva permanentemente su sacrificio por amor a nosotros. Y es la Misa, nuestra oración diaria, el lugar donde nos ofrecemos con y por Cristo para ser distribuidos entre los más pobres de los pobres.
La eucaristía es el misterio de nuestra unión profunda con Cristo.



LA ESPERANZA
Lo único que Jesús nos pide en todo momento es que nos entreguemos absolutamente a
Él, que confiemos en Él plenamente, renunciando a nuestros deseos para cumplir con el camino que nos va trazando.
No  es  necesario  que  veamos  claro  si  vamos  progresando  o  no  en  el  camino  de  la santidad. Lo importante es ir caminando en el Señor. 
El  camino  a  la  santidad  comienza  dejándonos  vaciar  y  transformar  por  el  mismo  Jesús, para que Él llene nuestro corazón y podamos luego dar de nuestra abundancia.
Buscándolo, porque su conocimiento nos hará fuertes.
Amándolo sin mirar atrás, sin temores, creyendo que sólo Jesús es la vida.
Sirviéndolo, rechazando y olvidando todo lo que nos atormenta, porque es Él quien nos ayudará en el camino elegido. No estamos solos. Confiemos en Él.


 
LA SOLIDARIDAD
Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios.
Dios  siempre  cuida  de  sus  criaturas,  pero  lo  hace  a  través  de  los  hombres.  Si  alguna persona muere de hambre o pena, no es que Dios no la haya cuidado; es porque nosotros
no  hicimos  nada  para  ayudarla,  no  fuimos  instrumentos  de  su  amor,  no  supimos
reconocer  a  Cristo  bajo  la  apariencia  de  ese  hombre  desamparado,  de  ese  niño abandonado.
No  cierren  las  puertas  a  los  pobres;  porque  los  pobres,  los  apestados,  los  caídos  en  la vida, son como el mismo Jesús.



SER FIELES EN LAS COSAS PEQUEÑAS
Seamos  fieles  en  las  cosas  pequeñas,  porque  ahí  estará  nuestra  fortaleza.  Miremos  el ejemplo de la lámpara que arde con el aporte de pequeñas gotitas de aceite, y sin embargo da  mucha  luz.  Las  gotitas  de  aceite  de  nuestras  lámparas  son  las  cosas  pequeñas  que realizamos   diariamente:   la   fidelidad,   la   puntualidad,   las   palabras   bondadosas,   las sonrisas, nuestra actitud amorosa hacia los demás.
No  hay  nada  que  sea  pequeño  a  los  ojos  de  Dios,  y  Él  mismo  se  tomó  la  molestia  de hacerlas para enseñarnos cómo actuar. Por eso se transformaron en infinitas. 
Las  tentaciones  las  tenemos  todos.  Pero  si  Jesús  es  una  realidad  viviente  en  mi  vida, entonces ya no tengo miedo.
Somos  pequeños  instrumentos,  pero  muchos  pequeños  instrumentos  en  las  manos  de
Dios puede hacer milagros. 
Yo soy el lápiz de Dios. Un trozo de lápiz con el cual Él escribe aquello que quiere.   
Empieza transformando todo lo que haces en algo bello para Dios. 



CONOCERSE A SÍ MISMO
Nuestro examen de conciencia es el espejo en el que vemos nuestros logros y nuestras dificultades. Por eso debemos afrontarlo con sinceridad y amor. No perdamos el tiempo mirando nuestras propias miserias; elevémonos en la luz de Dios y busquemos la manera de hacer las cosas cada vez mejor.
Conocerse  a  sí  mismo  es  muy  importante  para  el  amor,  porque  conocer  a  Dios  trae  el amor, y conocernos a nosotros mismos, la humildad. Por eso los santos pueden decir que se sienten grandes criminales, porque vieron a Dios y se vieron a sí mismos, y notaron la terrible diferencia. 
Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado. Un alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica. La crítica es el cáncer del corazón. 



LA POBREZA DE ESPÍRITU
Dios no puede derramar algo donde ya está todo lleno de otras cosas. Jesús lo dijo: "No se puede servir a dos señores", refiriéndose a Dios y al dinero.
La  pobreza,  el  desprendimiento  de  todo  lo  que  nos  ata  y  nos  aleja  de  Dios,  sea  o  no material, nos deja "vacíos", para que Dios puede entrar plenamente en nuestro corazón.
Las cosas deben ser siempre un medio, nunca un fin en sí mismas.

 

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