TENEMOS LA POSIBILIDAD DE VIVIR MIL VIDAS.
En mi opinión, casi nunca somos del todo conscientes al tomar algunas decisiones, o al eludir tomarlas, de las consecuencias que eso va a acarrearnos y cómo con algunas de ellas van a cambiar nuestra vida.
El título que tenía previsto era TENEMOS LA POSIBILIDAD DE VIVIR MIL VIDAS PERO SÓLO VAMOS A VIVIR UNA; es un poco largo así que lo abrevié, pero la realidad es la que indica este título completo.
Ante algunas decisiones sí somos conscientes –por lo menos un poco- de que estudiar una carrera u otra –o no estudiar- va a marcar nuestras opciones laborales del futuro; que casarnos con cierta persona hará que nuestra vida sea distinta que si nos casáramos con otra o nos quedáramos en la soltería; que decidirnos por una casa u otra hará que muchas cosas sean distintas. Otras decisiones que tomamos –o que no tomamos- parecen menos trascendentes y no les prestamos la atención que realmente requieren, y luego el resultado hace que algunas o muchas acaben siendo muy distintas.
Tras un hecho aparentemente insignificante puede iniciarse un rumbo nuevo en nuestra vida. Me parece que todos nos hemos pillado alguna vez fantaseando con “qué hubiese pasado si…”, o hemos dejado que nuestra imaginación se entretuviese en pensar en aquella vez que uno hizo –o no hizo- algo de lo que ahora se arrepiente porque ahora es consciente de la importancia de aquel hecho. Uno piensa que podría estar en otro trabajo –y siempre se supone que mejor-, haberse casado con otra persona –y en muchos casos se supone que mejor-, o tendría mejor economía y estaría más a gusto y feliz con su vida.
“Si me hubiese atrevido a decirle a aquella chica cuánto me gustaba…”, “si hubiese dicho que sí a aquella oportunidad que me ofrecieron y rechacé…”, “si me hubiese callado aquello que dije…”.
Con cada una de nuestras decisiones y nuestros actos podemos cambiar el rumbo y hacer que la vida tome un camino u otro con un final u otro. Puede que no influya comer una comida u otra, o ponerse un vestido u otro, pero también es posible que eso pudiese haber cambiado todo. Es algo que nunca sabremos con exactitud y sólo podamos imaginarlo o suponerlo.
Yo sí me siento consciente de cuán distinta podría ser mi vida… y reconozco que los arrepentimientos me visitan a menudo. Cada vez sufro menos por mis desaciertos del pasado, me voy tolerando mejor en mi Humanidad llena de fallos, pero hay una parte de mí que aún se sigue rebelando, que aún me recrimina y me exige una perfección que entonces no tuve, que me pone a la vista los desatinos pero no los aciertos. A veces es difícil tolerarse y aún más difícil perdonarse y aceptarse sin recriminaciones; aún es más difícil tolerarse y además darse Amor.
Podría haber tomado cualquiera de los caminos que se abrieron ante mí, pero me decidí por estar en la vida que tengo. Por supuesto que a veces –en los momentos más desesperados- me gustaría volver atrás y escoger otro, pero… es imposible. Y, además, en un fondo al que no quiero escuchar, resuena una voz que dice que estoy viviendo la vida y las experiencias que tengo que vivir. Y entonces, y aún sin comprenderlo, me tranquilizo un poco. Me doy la oportunidad de creer en mí, de que aprendo algo y evoluciono, de que soy mejor que ayer pero menos mejor que mañana. “Esta es mi vida”, me digo, o “así es mi vida”. “Es la que hay, es la que tengo” y me siento agradecido –a pesar de todo- por esta oportunidad.
Reconozco, cada vez con menos oposición y menos dolor, mis limitaciones y mis circunstancias. Me arrepiento, sobre todo, de no estar haciéndolo mejor ahora y no de no haberlo hecho mejor antes. Ya comprendo que el pasado es inamovible y que enojarme conmigo no resuelve nada y sólo empeora esta relación de tantos años que tengo conmigo, de quien no me separo a pesar de los altibajos, a quien voy queriendo a pesar de los fallos y de las cosas que tengo que no me gustan, de mi informalidad con los compromisos que adquiero frente a mí. Me tolero con una sonrisa tímida y sincera. Acepto mi mediocridad, mi pequeñez, mi retahíla de imperfecciones. Valoro cada paso que doy, aunque haya gente sin piernas que van más rápidos que yo. Me amo a pesar de todo.
Tenemos una vida. No podemos vivir mil. Será bueno dedicarse a esta con atención, adornarla lo mejor posible, poner en ella Amor Propio y otras muchas cosas agradables. Amarla y Amarnos. ¡Qué bonito suena esto! Es una buena idea aceptar y llevar a cabo esta tarea.
Te dejo con tus reflexiones…
