LAS 10 NORMAS DEL BUEN OYENTE Y EL BUEN HABLANTE
por Karla Arango
Conocer las normas del buen oyente y el buen hablante, te ayudará a comprender cómo funciona la comunicación.
Tenemos dos oídos y una boca. Se dice que nada es casualidad y no hay por qué pensar que esto lo es. Hay quienes aseguran que si se tienen dos oídos es porque hay que prestar el doble de atención a lo que se escucha, además de que quizá sea imprescindible escuchar en dos direcciones, valga decir: a los opuestos.
Con respecto al habla, de no menor importancia en cuanto a su unicidad y ubicación geográfica dentro del cuerpo, podemos intuir que el hecho de ser una y estar en el centro (entre las dos orejas, entre la cabeza y el corazón) quizá exija de nosotros sumo cuidado al usarla, para no permitir que salga de ella nada que no concilie esos opuestos.
A continuación vamos a explorar las normas, que son un mapa de reflexión sobre cómo podemos hacer de esos dos actos, tan cotidianos y entrelazados, actos de plena consciencia, que nos permitan una comunicación efectiva, lo que traduce: una adecuada herramienta de relación con los otros.
Cabe anotar que escucharnos y hablar va más allá del uso de los oídos y la boca, se hace con todo el cuerpo, y aquí la mente y las emociones juegan un papel crucial.
NORMAS DEL BUEN OYENTE O RECEPTOR
1. Escuchar a quien habla
Parece simple. Escuchar es prestar atención plena a lo que el otro está diciendo. No se trata de que los oídos funcionen, se trata de estar presente con tu mente y tu corazón cuando alguien está hablando.
2. Mirar atentamente a quien habla
Mirar es demostrar interés en el otro. Es difícil hablar cuando quien nos escucha mira a otro lado, es como si nos dijeran sin palabras: “no me importa lo que tienes para decir”
3. No interrumpir a quien habla
Las interrupciones cuando una persona está hablando son el tipo de lenguaje corporal que dice: “cállate” o “lo que yo tengo para decir es más importante que lo que estás diciendo”, es invalidar el mensaje que el otro tiene para entregarte.
4. Hablar cuando el otro termine su idea
Es cierto que, en ocasiones, las personas se extienden para explicar sus puntos de vista y se pueden volver repetitivas y, como consecuencia, perdemos la atención o el deseo de escuchar, pero es importante esperar a que el otro termine su idea para ofrecer nuestro punto de vista.
5. Tener criterio para discernir lo que se escucha
Esto viene hilado a lo anterior. El discernimiento es lo que nos permite darnos cuenta cuándo una idea ha sido expuesta ya de manera completa, para lo que hay que estar atentos.
6. Dar a entender que se entendió el mensaje que se recibió.
Un gesto, un “Ajá”, un “claro”, o un “te entiendo”, son una puerta abierta del otro lado que indica a quien habla que su palabra entra, se procesa y regresa, como un eco que devuelve un: “estoy aquí”.
7. No ofender al hablante
Una de las cosas que más puede dañar la comunicación es una ofensa. Que el otro exprese una idea no debe ser motivo de ataques, aunque se piense diferente.
8. Oír el mensaje evitando los prejuicios
El prejuicio es suponer que mis valores deben ser los mismos de la persona que habla. Cuando lo juzgo bajo mi perspectiva estoy impidiendo que el otro sea libre de ser quien es frente a mí.
9. No reír mientras el otro habla
La risa o la actitud de burla invalidan la palabra del otro, es un gesto ofensivo.
10. Mantener una actitud de escucha activa
Ya hablamos de la importancia del lenguaje corporal. Una postura de escucha es escuchar de cuerpo entero.
NORMAS DEL BUEN HABLANTE O EMISOR
1. Pensar antes de hablar
Con los dos hemisferios cerebrales, con la razón y el corazón.
2. Mirar atentamente a quien escucha
“Los ojos son el espejo del alma”, mirar a los ojos es comunicación entre almas.
3. Pronunciar adecuadamente las palabras
Para que los otros nos puedan entender es fundamental una adecuada vocalización, sino el otro se la pasará tratando de adivinar lo que queremos transmitir.
4. Hablar en un tono de voz adecuado
Los abuelos decían: “No es Miguelito sino el tonito”. Las emociones modulan el tono de la voz. Hay que prestar atención a esto: Podemos decir algo como: “tranquilo”, pero el tono habla de la guerra que hay dentro.
5. Dejar hablar a los demás cuando quieran expresar algo
El acto de comunicarnos es doble vía. Hay que leer en el entorno cuando estamos fatigando a los demás con nuestros monólogos y permitir que lleguen los ecos.
6. Ser amable y respetuoso al hablar
El tono, la ausencia de juicio y lo oportunas de las opiniones son las claves de esta norma.
7. No hablar al mismo tiempo que los otros
Tiene que ver con las normas de la escucha, no interrumpir al otro cuando habla, lo que se traduce en invalidar su palabra.
8. Tratar de no decir groserías o vulgaridades
Esto es cuestión de aprender a usar los mismos códigos del otro, sin pretender ofensas.
9. Expresarse de una forma clara y sencilla
También aquí es importante conocer los códigos del otro. Usar un lenguaje técnico de nuestra profesión frente a un niño o una persona sin educación es asegurarse de que el mensaje no llegue.
10. Ser lo más preciso posible a la hora de expresar una idea
Especialmente en temas de discusión es muy importante esta norma, pues se trata de ceñirse a hablar de los hechos y no a las interpretaciones que hacemos de las posibles intenciones de los demás frente a ellos. Evitar las suposiciones.
11. Mantener un lenguaje corporal acorde a lo que se está hablando.
Vuelve y juega la llave de oro de la postura: se habla de cuerpo entero, que así como la boca es una, el cuerpo esté alineado con el mensaje que se da.
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Conocer las normas del buen oyente y el buen hablante, te ayudará a comprender cómo funciona la comunicación.
Tenemos dos oídos y una boca. Se dice que nada es casualidad y no hay por qué pensar que esto lo es. Hay quienes aseguran que si se tienen dos oídos es porque hay que prestar el doble de atención a lo que se escucha, además de que quizá sea imprescindible escuchar en dos direcciones, valga decir: a los opuestos.
Con respecto al habla, de no menor importancia en cuanto a su unicidad y ubicación geográfica dentro del cuerpo, podemos intuir que el hecho de ser una y estar en el centro (entre las dos orejas, entre la cabeza y el corazón) quizá exija de nosotros sumo cuidado al usarla, para no permitir que salga de ella nada que no concilie esos opuestos.
A continuación vamos a explorar las normas, que son un mapa de reflexión sobre cómo podemos hacer de esos dos actos, tan cotidianos y entrelazados, actos de plena consciencia, que nos permitan una comunicación efectiva, lo que traduce: una adecuada herramienta de relación con los otros.
Cabe anotar que escucharnos y hablar va más allá del uso de los oídos y la boca, se hace con todo el cuerpo, y aquí la mente y las emociones juegan un papel crucial.
NORMAS DEL BUEN OYENTE O RECEPTOR
1. Escuchar a quien habla
Parece simple. Escuchar es prestar atención plena a lo que el otro está diciendo. No se trata de que los oídos funcionen, se trata de estar presente con tu mente y tu corazón cuando alguien está hablando.
2. Mirar atentamente a quien habla
Mirar es demostrar interés en el otro. Es difícil hablar cuando quien nos escucha mira a otro lado, es como si nos dijeran sin palabras: “no me importa lo que tienes para decir”
3. No interrumpir a quien habla
Las interrupciones cuando una persona está hablando son el tipo de lenguaje corporal que dice: “cállate” o “lo que yo tengo para decir es más importante que lo que estás diciendo”, es invalidar el mensaje que el otro tiene para entregarte.
4. Hablar cuando el otro termine su idea
Es cierto que, en ocasiones, las personas se extienden para explicar sus puntos de vista y se pueden volver repetitivas y, como consecuencia, perdemos la atención o el deseo de escuchar, pero es importante esperar a que el otro termine su idea para ofrecer nuestro punto de vista.
5. Tener criterio para discernir lo que se escucha
Esto viene hilado a lo anterior. El discernimiento es lo que nos permite darnos cuenta cuándo una idea ha sido expuesta ya de manera completa, para lo que hay que estar atentos.
6. Dar a entender que se entendió el mensaje que se recibió.
Un gesto, un “Ajá”, un “claro”, o un “te entiendo”, son una puerta abierta del otro lado que indica a quien habla que su palabra entra, se procesa y regresa, como un eco que devuelve un: “estoy aquí”.
7. No ofender al hablante
Una de las cosas que más puede dañar la comunicación es una ofensa. Que el otro exprese una idea no debe ser motivo de ataques, aunque se piense diferente.
8. Oír el mensaje evitando los prejuicios
El prejuicio es suponer que mis valores deben ser los mismos de la persona que habla. Cuando lo juzgo bajo mi perspectiva estoy impidiendo que el otro sea libre de ser quien es frente a mí.
9. No reír mientras el otro habla
La risa o la actitud de burla invalidan la palabra del otro, es un gesto ofensivo.
10. Mantener una actitud de escucha activa
Ya hablamos de la importancia del lenguaje corporal. Una postura de escucha es escuchar de cuerpo entero.
NORMAS DEL BUEN HABLANTE O EMISOR
1. Pensar antes de hablar
Con los dos hemisferios cerebrales, con la razón y el corazón.
2. Mirar atentamente a quien escucha
“Los ojos son el espejo del alma”, mirar a los ojos es comunicación entre almas.
3. Pronunciar adecuadamente las palabras
Para que los otros nos puedan entender es fundamental una adecuada vocalización, sino el otro se la pasará tratando de adivinar lo que queremos transmitir.
4. Hablar en un tono de voz adecuado
Los abuelos decían: “No es Miguelito sino el tonito”. Las emociones modulan el tono de la voz. Hay que prestar atención a esto: Podemos decir algo como: “tranquilo”, pero el tono habla de la guerra que hay dentro.
5. Dejar hablar a los demás cuando quieran expresar algo
El acto de comunicarnos es doble vía. Hay que leer en el entorno cuando estamos fatigando a los demás con nuestros monólogos y permitir que lleguen los ecos.
6. Ser amable y respetuoso al hablar
El tono, la ausencia de juicio y lo oportunas de las opiniones son las claves de esta norma.
7. No hablar al mismo tiempo que los otros
Tiene que ver con las normas de la escucha, no interrumpir al otro cuando habla, lo que se traduce en invalidar su palabra.
8. Tratar de no decir groserías o vulgaridades
Esto es cuestión de aprender a usar los mismos códigos del otro, sin pretender ofensas.
9. Expresarse de una forma clara y sencilla
También aquí es importante conocer los códigos del otro. Usar un lenguaje técnico de nuestra profesión frente a un niño o una persona sin educación es asegurarse de que el mensaje no llegue.
10. Ser lo más preciso posible a la hora de expresar una idea
Especialmente en temas de discusión es muy importante esta norma, pues se trata de ceñirse a hablar de los hechos y no a las interpretaciones que hacemos de las posibles intenciones de los demás frente a ellos. Evitar las suposiciones.
11. Mantener un lenguaje corporal acorde a lo que se está hablando.
Vuelve y juega la llave de oro de la postura: se habla de cuerpo entero, que así como la boca es una, el cuerpo esté alineado con el mensaje que se da.
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