DAR Y DARSE
Acabo de empezar a comprender el verdadero significado de cualquiera de esas frases que circulan por ahí, diciendo, con otras palabras, que hacer algo por los demás compensa haber vivido esta vida.
No soy capaz de explicarlo, porque no es un pensamiento que se puede describir con una acertada combinación de palabras, sino que es un sentimiento que sólo se puede expresar diciendo que es una aproximación a una lucidez interior insospechada, por el descubrimiento; o que se puede insinuar con una sonrisa muy leve, apenas perceptible, que es el reflejo modesto de la gran felicidad que se ha producido al comprenderlo, o con un suspiro de descanso: por fin lo siento dentro de mí y no necesito una razón.
Si uno es capaz de empatizar con el necesitado –de amor, de atención, de dinero, de comprensión, de cuidados, etc.-, si es capaz de ponerse en su situación, en su pellejo, en su dolor o en su pérdida o en su miedo, también es capaz de comprender la impagable gratitud de que otro alguien le preste atención, le aconseje o le anime, le felicite o le comprenda, le cuide o le de, y le trate como a un Ser Humano.
Te deseo que, si no lo haces ya, pruebes a dar y darte muy a menudo.
Sólo tienes que tener cuidado de que la alegría que sientas, sea en tu alma y no en tu ego.
(Aunque, curiosamente, yo te voy a pedir que des y te des, aunque sea por ego: ya resolverás el asunto de tu ego más adelante, pero, de momento, el otro, el que realmente lo necesita, ya se ha visto beneficiado).
