QUÉ DEBES SABER PARA DEJAR DE GRITAR A LOS HIJOS
Un grito a un hijo es como una bofetada en su corazón
Gritar a los hijos está mal pero en muchas ocasiones los padres se sienten tan presionados que es la única manera que encuentran para dejar salir su presión y frustración, piensan que es la mejor o al menos la más rápida para que los hijos obedezcan. Puede que de forma inmediata, el levantar la voz para mostrar enfado o descontento tenga efecto, pero a largo plazo puede ser todo un problema para los hijos. Además un padre o una madre que continuamente está gritando perderá autoridad hacia los hijos, ya que un grito debe reservarse únicamente para aquellos momentos en los que pueda haber peligro de algún tipo.
Todos los padres aspiran a tener una crianza más tranquila donde no haga falta gritar ni enfadarse, pero en ocasiones somos los mismos padres los que hacemos que las cosas se vuelvan complicadas. Sabemos lo importante que es para los niños nuestros principios y nuestros miedos, pero a pesar de tener las mejores intenciones puede que pierdas los nervios con las personas que más amas en este mundo: tus hijos.
POR QUÉ SE GRITA A LOS HIJOS Y POR QUÉ NO HAY QUE HACERLO
Es una buena idea preguntarse por qué gritamos a nuestros hijos. A menudo se atribuye esto a los arrebatos de convencernos de que no nos escuchan, que nos faltan al respeto, que estás siendo descarados o que se están portando mal. Pero la realidad es que los niños no quieren comportarse así y los padres en cambio, actuamos sin pensar. Sin pensar en ellos, sin pensar en las consecuencias.
Ser padres es una experiencia muy personal y los sentimientos que tenemos por nuestros hijos son tan fuertes que nos pueden ayudar a comportarnos de una forma más lógica y con mayor razonamiento en estos momentos. No podemos olvidar, que al fin y al cabo, todos somos humanos. Pero si gritas a tus hijos les estarás criando en una continua sensación de ansiedad, pánico y miedo que no se merecen. Es necesario pensar en cuáles son los disparadores que te hacen saltar las alarmas internas.
Todos los sentimientos son naturales, normales y aceptables… pero todos los comportamientos no lo son. El reto de cualquier padre o madre es aceptar nuestros sentimientos pero tomando el control del comportamiento, algo que hará que tus buenos sentimientos se hagan más fuertes. Recuerda que tu hijo seguirá tu modelo, y si tu gritas… él también lo hará
5 FORMAS DE DEJAR DE GRITAR A TUS HIJOS
• Busca los desencadenantes que te hacen gritar. En muchas ocasiones los desencadenantes están dentro de ti y en tu niñez. Heridas no resueltas puede que te hagan gritar más de la cuenta. Los sentimientos de desesperación, impotencia, insuficiencia, miedo o culpa pueden ser los desencadenantes. Piensa también en cuáles son los comportamientos que te hacen sentirte a punto de estallar.
• Educa a tu cerebro. Detenerte, pausar tu comportamiento y pensar antes de responder.
• No puedes hacer que los demás actúen según tus necesidades. No puedes conseguir calma a través de otras personas, tampoco a través de tus hijos. Encuentra las formas de calmarte a ti mismo/a a través de otras estrategias como la meditación, la música relajante, los paseos… Gritar a los demás sólo te hará sentirte peor y con más estrés.
• ¿Por qué te molestan esos comportamientos? Cuando algo te moleste escribe tus pensamientos en lugar de gritar. Mira en tu pasado y reconoce tus miedos. Pregúntate si el comportamiento de tu hijo te hace sentir inseguro, indefenso, asustado o fuera de control y busca la manera de controlar estos sentimientos. Anota lo que puedes hacer para encontrar la calma en ti ante cualquier desencadenante y después, llévalo a la práctica.
• Evita las luchas de poder. Ten cuidado de no engancharte en un patrón de interacciones negativas con tu hijo o los gritos serán inminentes. No reacciones a su reactividad y no te quedes atrapado en una guerra de voluntades. Es mejor que seas realista ante lo que ocurre y que te mantengas en los puntos fuertes y en la disciplina positiva.
6 COSAS QUE SE APRENDEN CUANDO SE DEJA DE GRITAR A LOS HIJOS
1. Te sentirás mucho mejor
Cuando empieces a controlar tus nervios y dejes de gritar a tus hijos, tu estómago estará con una mejor salud… Porque te sentirás mejor contigo mismo/a. Ya no te sentirás el peor padre o la peor madre del mundo. Además, tus hijos también empezarán a gritar menos porque tú ya no gritas y los gritos dejarán de ser un problema en casa.
2. Tus hijos son tu público más importante
Cuando gritas tus hijos no te ven como la madre cariñosa y paciente que quieres que vean. La realidad es que te ven como a una mujer descontrolada, enfadada y que no está enseñando nada, solo está desahogando sus nervios sin tener en cuenta los sentimientos de sus hijos. Tus hijos son tu público y sus ojos te están mirando durante todo el día.
Ellos son las personas más importantes y se merecen verte cariñosa, amorosa y sin que debas de gritar para poder mostrar tus deseos. Cuando dejes de gritar, te darás cuenta de que tus hijos empiezan a comportarse mejor, casi por arte de magia.
3. Los niños también tienen días malos
Al igual que tú, tus hijos también tienen días buenos y días malos. Algunos días son agradables y tus hijos se portan bien y otros días estarán de peor humor y pueden tener un comportamiento menos adecuado. Todos los niños hacen ruido porque ¡son niños! También habrán días que no quieran vestirse o lavarse los dientes… Pero la paciencia y el juego serán tus mejores aliados, y aprenderás que los gritos solo empeoran las cosas.
4. Los niños todavía están aprendiendo
Los niños no quieren hacerte rabiar, a ellos les gusta sentirse felices dentro del hogar… Pero todavía están aprendiendo, están creciendo y tú eres su mejor ejemplo para todos los aspectos de la vida. La mejor forma de que tus expectativas no te frustren es teniendo en cuenta la capacidad y edad evolutiva de tus hijos. Los niños también se equivocan y no hay que recordárselo a gritos. Los errores son buenos maestros si se ven desde la calma.
5. A ti tampoco te gusta que te griten
Cuando gritas a tus hijos es probable que no te des cuenta de lo molesto que resulta y que además, se abre una brecha emocional entre vosotros que puede ser bastante complicada de sanar. ¿A ti te gusta que te grite tu jefe o cualquier otra persona? A nadie le gusta recibir gritos, a los niños tampoco. Los gritos hacen que la persona que los recibe pierda el respeto de la persona que grita.
6. No siempre podrás controlar las acciones de tus hijos…
No siempre podrás controlar las acciones de tus hijos… pero SIEMPRE podrás controlar tu reacción. Gritar no funciona. Puedes intentar con todas tus fuerzas seguir todos los consejos de crianza positiva para que tus hijos estén bien disciplinados, pero si gritas… Tiras todo ese trabajo por tierra. Tú eliges si quieres gritar: ¡Recoge todos tus juguetes! o alejarte un segundo, recuperar la compostura y regresar con un nuevo enfoque para lograr el objetivo de buenos modos. Tomar un respiro puede ayudar a conseguir las cosas sin necesidad de gritar e instaurar miedo a tus hijos. El miedo NO educa y los gritos NO funcionan.
Mª José Roldán