CONSTRUYERON MAL NUESTRA VIDA
En mi opinión, no hay quien se salve de verse contaminado y afectado de algún modo, más leve o más grave, por la calidad de la atención y la educación recibidas durante la infancia.
Ya lo sabemos: un niño es una esponja que lo absorbe todo sin tener un claro discernimiento de qué es verdad y qué no, o qué le será útil y qué le perjudicará, así que se va construyendo a sí mismo con todas las informaciones que va recibiendo –ya sean directas o subliminales-, y en principio cree a todos y se lo cree todo –aún no está capacitado para rebatir-. Aunque los padres pongan un cuidadísimo esmero en la educación de su hijo, siempre puede aparecer una abuela que le malcría, un profesor que le humilla, unos amigos escolares que le hacen tener un mal concepto de sí mismo, otros amigos que le influyen mal, etc. Todos y cada uno de los que le rodean y con los que trata le enseñan algo o bien se fija en sus actitudes, sus modos, sus ideas, y los copia porque le parece que tienen que ser acertados.
Sigo opinando que la educación de un hijo –o de una persona- es lo suficientemente importante como para no dejarla en manos de unos aficionados -aunque sean sus padres- que no tienen la preparación ni los conocimientos necesarios para hacerlo bien. Y no hacerlo bien puede acarrear la condena a ser unas personas infelices, con traumas, con inseguridades, con necesidad de un psicólogo o un psiquiatra que pongan un poco de orden en su vida y arregle sus desperfectos personales, emocionales y psicológicos.
Escribí hace tiempo que “en mi opinión, que parece muy drástica, no permitiría que pudiesen tener hijos los interesados en ser padres si previamente no han hecho un Curso completo de Psicología Infantil, tienen unas nociones importantes de Pediatría, han aprendido todo sobre Primeros Auxilios, practiquen con habilidad yoga-meditación-zen-control mental, hayan hecho una psicoterapia completa en la que hayan resuelto todos sus traumas y sus miedos y sus complejos, y estén entrenados para pasar 48 horas sin dormir sobreviviendo a la experiencia de atender a los hijos cuando lo necesitan”.
Es posible que esto le parezca disparatado a quien no haya conocido a lo largo de su vida a cientos de personas infelices y desgraciadas con unas vidas infelices y desgraciadas fruto de una educación en la que se puso buena voluntad pero pocos aciertos. Yo sí las he conocido y en el 99% de los casos se debe a una pésima educación por los sucesivos y graves errores que se cometieron durante su formación como persona.
Los que tenemos que educar a alguien hacemos muchas cosas mal. No estamos preparados. Y casi nunca somos objetivos, sino que les trasmitimos nuestras ideas –sin verificarlas y actualizarlas-, nuestras costumbres –sin valorar sin son correctas-, nuestros temores, y hasta nuestras frustraciones. Los niños no tienen en cuenta todos esos condicionamientos y los asumen completamente como propios.
El mundo no es como la familia. Cuando uno sale a la vida se da cuenta, pero sólo si está muy atento a ello, que él no está funcionando bien, que sigue unas pautas y patrones con los que no siempre está de acuerdo porque las directrices que le dieron no son las más adecuadas; que está sufriendo porque tuvo una infancia en la que le inculcaron mandatos, órdenes, imposiciones, y se empieza a dar cuenta de las carencias que tiene, de lo que esperaba o necesitaba y no recibió. Se da cuenta de que tenía que sobrevivir a pesar de todo ello y que, efectivamente, ha sobrevivido pero… ¿a qué precio?, ¿qué tuvo que hacer para poder sobrevivir?
La mente inconsciente –y en gran medida la consciente también- está condicionada por el pasado y trata de repetir los modos y las pautas habituales que conoce sin pararse a pensar si son los adecuados y si están actualizados. Repite lo conocido aunque en ocasiones eso se vuelva en contra del Uno Mismo actual. Prefiere lo conocido porque, a pesar de todo, le resulta más fácil y menos temido que lo desconocido. De ahí surge la necesidad de tener una educación lo más perfecta posible para que de ella salgan las vivencias y las actuaciones más perfectas posibles. Es mejor no estar identificado con la mente y sus procesos condicionados y repetitivos y estar abiertos al Ser y a la consciencia del AQUÍ y AHORA.
No somos nuestro pasado, ni lo que nos enseñaron, ni los errores, ni los miedos, ni siquiera quienes nos han dicho que somos. No debemos identificarnos con todo eso y convertirlos en YO. Si uno observa a menudo sus pensamientos, emociones, actuaciones inconscientes, pautas, decisiones, etc., comprobará que está actuando desde el pasado, desde el niño que no sabía, desde experiencias o decisiones de alguien que éramos en el pasado y que no sabía lo que sabe ahora. El de entonces no era el que uno es ahora, así que… ¿por qué seguir actuando como aquél?
La reeducación es necesaria y ha de ser constante. Todo lo nuestro requiere una revisión y actualización casi continua. No somos el mismo de hace 20 o 40 años así que no tenemos que seguir actuando como él.
Lo que nos enseñaron durante el tiempo de la educación infantil nos ha podido ser útil durante un tiempo, pero una persona que está en un Proceso de Desarrollo Personal no debe conformarse con quedarse en la queja o la auto-pena sino que tiene el compromiso personal de regenerarse y de comportarse de acuerdo con los propios criterios elegidos y decididos voluntaria, personal y conscientemente, y no ha de vivir o malvivir con las normas ajenas que le inculcaron en la infancia.
En estos enlaces encontrará más información:
EL YO IDEA – EL YO IDEAL
https://buscandome.es/index.php/topic,17043.msg19672.html#msg19672REEDUCARNOS
https://buscandome.es/index.php/topic,12341.msg14589.html#msg14589REEDUCAR LA MENTE
https://buscandome.es/index.php/topic,2405.msg3840.html#msg3840Te dejo con tus reflexiones…
