Está demostrado: quienes se sienten parte de un grupo, de una red social, superen mejor las adversidades que quienes se sienten aislados o independientes.
Conviene desahogarse, salir de la angustia, respirar, compartir con otros las penas y los conflictos.
Hablar es útil porque nos ayuda a modificar pensamientos y sentimientos, a organizarlos, a hacerlos concretos, a digerirlos.
Y todo ello disminuye la intensidad emocional de los problemas no ayuda a estructurarlos mentalmente mejor.
Cuando no haya nadie que nos escuche, hablemos con el perro o con la planta; nos ayuda también: nos oímos, aceptamos que queremos decir lo que decimos.
Recomiendo a la gente que no sale de casa y que no tiene a nadie, que llame por lo menos a seis personas al día.
Ese contacto es fundamental, porque somos seres sociales por naturaleza.
(Luis Rojas Marcos)