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 ¿POR QUÉ ME ODIO A MÍ MISMO?



Diciembre 03, 2021, 06:50:10 am
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¿POR QUÉ ME ODIO A MÍ MISMO?
« en: Diciembre 03, 2021, 06:50:10 am »
¿POR QUÉ ME ODIO A MÍ MISMO?

¿Por qué me odio a mí mismo? Expresar abiertamente el rechazo hacia uno mismo no es fácil. Normalmente las personas no se expresan de forma tan clara al principio de la terapia. Pero, las acciones y la forma cómo se afrontan las situaciones vitales hacen que veamos cuando una persona tiene un buen concepto de sí misma y cuando, por el contrario,.se rechaza y se castiga. A veces, el primer paso para crecer emocionalmente es darse cuenta de que estos sentimientos existen.
La relación que mantenemos con nosotros mismos es la base de las relaciones que mantenemos con los demás y con nuestro mundo y nuestro entorno. Difícilmente me podré relacionar con los demás desde el amor si me odio a mí mismo. En este artículo te vamos a enseñar cuáles son las causas del odio hacia uno mismo y te vamos a ayudar a descubrir algunas recomendaciones útiles.

¿CUÁL ES LA DEFICIÓN DEL AUTODESPRECIO?

El autodesprecio es un sentimiento profundo de rechazo hacia uno mismo. Rechazamos nuestro ser, o a veces algunas partes de nosotros mismos, porque no nos gusta lo que vemos o sentimos que somos. Podemos despreciar por ejemplo nuestra rabia, odiando cómo nos enfadamos, o despreciar nuestra necesidad de control, nuestros miedos, nuestro físico o nuestra forma de vincularnos con los demás. Odiamos aquellas cosas de nosotros mismos que no nos ayudan a estar bien pero que no sabemos cómo “cambiar”.

CAUSAS DEL ODIO A UNO MISMO

¿Por qué no me gusto y me castigo a mí mismo? Las causas que nos pueden llevar al odio o al autodesprecio son múltiples. Comprender cómo hemos llegado a ese sentimiento nos puede ayudar a tratarlo, pues la comprensión empática nos lleva por sí misma a una mirada más amable de nosotros mismos, además de que nos posibilita trabajar emocionalmente para reconciliarnos con nosotros mismos.

BAJA AUTOESTIMA – APARECE TU SABOTEADOR INTERNO

La baja autoestima tiene que ver con una concepción de nosotros mismos como seres poco válidos, poco capaces. Esa concepción se va formando desde la infancia y depende de varios factores, entre ellos el cómo hemos sentido que respondíamos a las expectativas que los demás tenían de nosotros. En la etapa adulta, la baja autoestima nos lleva a vernos igualmente como personas poco capaces, por lo que nos puede llevar al autorechazo y al autodesprecio.
En una situación de vulnerabilidad, cuando dudamos, tenemos miedo, nos equivocamos,… una persona con baja autoestima se criticará por ello, se juzgará severamente y no podrá contactar con la confianza de que tarde o temprano podrá transitar la situación. Una persona con una autoestima más conservada, con más capacidad para quererse, podrá aceptar su vulnerabilidad, sus dificultades, y confiará y trabajará para conectar con sus recursos personales que le ayudarán a encontrar sus propias soluciones a la situación.

TRAUMAS INFANTILES – EL NIÑO INTERIOR HERIDO

Las experiencias traumáticas en la infancia, con abuso o negligencia física, sexual, psicológica o emocional suponen una herida profunda en nuestro niño interior. Estas experiencias nos llevan a perder el sentido de seguridad y confianza en nosotros mismo y en los demás, y a quedarnos con intensos sentimientos de vergüenza, culpa y rabia hacia nosotros mismos, que pueden perdurar a lo largo de la adultez. Esas emociones son la base del odio y el autoreproche que podemos llegar a sentir hacia nosotros mismos cuando hemos sido víctima de un trauma.

RELACIONES DE PAREJA TURBULENTAS – LA DEPENDENCIA EMOCIONAL

Haber estado inmersos en una relación de pareja que nos hizo daño, haciéndonos sufrir con algún tipo de maltrato y/o abuso nos puede llevar a odiarnos a nosotros mismos. El odio, formado de nuevo por esa mezcla de vergüenza, culpa y rabia, es el producto de ver cómo aún sabiendo que queremos irnos de esa relación nos sentimos incapaces.
La dependencia emocional no nos permite alejarnos de la persona que nos hace daño y por ello sentimos un gran desprecio por esa dependencia. La relación, si es dañina, puede llevarnos a vivir experiencias o desarrollar comportamientos con los que no nos re-conocemos, que no forman parte de cómo somos o cómo queremos ser, y por los que nos culpamos.

EL ENFADO MAL GESTIONADO TE LLEVA CASTIGARTE

La rabia contra uno mismo es una de las causantes de ese odio y autodesprecio que no nos permite avanzar. Hay muchos motivos por los que podemos interiorizar esa rabia, pero habitualmente tiene que ver con una mirada muy crítica hacia nosotros, muy exigente, que nos recrimina no haber actuado de forma distinta. Es la rabia contra las propias debilidades, contra aquello que nos cuesta emocionalmente.
Una mirada empática nos podría llevar a comprender nuestras debilidades y a trabajarlas, una mirada excesivamente crítica nos carga de rabia contra uno mismo y nos limita las opciones de encontrar nuevos recursos.
A veces hay situaciones en la vida donde nos gustaría haber podido utilizar nuestra rabia hacia los demás, defendiéndose o protegiéndose de forma asertiva, pero quizá el miedo, quizá no tener los suficientes recursos personales (por ejemplo cuando se es aún un niño) no nos permitió utilizar esa rabia, que se vuelve hacia uno mismo y se queda de algún modo “estancada” hasta que nos proponemos “comprendernos y perdonarnos”.

LA CULPA MAL LLEVADA TE HACE SENTIR INFERIOR

Algo parecido nos ocurre con la culpa. La culpa intensa es un sentimiento que nos limita, no nos permite crecer pues solo busca el castigo. Es un sentimiento que no permite la comprensión empática y el ponernos en marcha para crecer. De nuevo, cuando hemos sufrido experiencias dolorosas nos puede quedar ese sentimiento. El traspaso de la culpa a la responsabilidad nos permitirá comprendernos, reconectar con nuestras capacidades y responsabilizarnos de nosotros mismos.

¿QUÉ ES LA VOZ CRÍTICA INTERIOR?

La voz crítica interior es una voz que hemos ido interiorizando y que ahora actúa como una voz propia que forma parte de nosotros. Todos necesitamos una voz, o una parte de nosotros mismos, que module y “supervise” nuestra conducta. Que nos recuerde lo que está bien, lo que está mal, que tenga en cuenta nuestros valores personales, nuestros ideales. Esta parte nos permite en un momento determinado no dejarnos llevar por los impulsos.
Pero, algunas veces, esa voz se vuelve tiránica, despótica, extremadamente juiciosa y descalificadora. Aparece sobre todo para criticarnos, para juzgar nuestras capacidades, para anticipar el fracaso. Nos dice cosas como: “no serás capaz”, “no vales para nada”, “eres inferior a los demás”, y un largo etc. Esa voz puede hacer que nos acabemos mirando con esos ojos y nos acabemos odiando a nosotros mismos.
Esta voz crítica no siempre es igual en todas las personas, ni tiene su mismo origen. Es importante que cada uno comprenda de dónde viene y cómo se mantiene esa voz. A veces, puede ser la voz interiorizada de unos adultos cuidadores que nos han desvalorizado, nos han exigido en exceso sin poder mostrarse empáticos y comprensivos, y no hemos podido interiorizar que somos queribles y capaces.
¿Cómo combatir a la voz crítica que hay dentro de mí?
Uno de los caminos para abordar el cambio personal y el dejar de odiarse a uno mismo es combatir esa voz crítica. Decimos combatir, que no controlar, porque nos parece más adecuado. A veces esa voz no desaparece del todo, suelta sus mensajes, pero podemos aprender a no tomarlos con fuerza, a no escucharlos, y a contactar con otros mensajes más empáticos.
El primer paso es identificar esa voz. Aprender a entenderla. ¿Por qué está ahí? ¿Qué función tiene? ¿Cómo me hace daño? ¿Cuándo aparece? Responder esas preguntas nos puede permitir identificar y entender nuestra forma de criticarnos y juzgarse severamente. Nos puede ayudar a entender que un momento de la vida se formó pero que ahora no tiene utilidad, no la necesitamos.
Nos puede ayudar también a no dejarnos llevar por ella. Si sabemos que en una situación pueden aparecer mensajes hiper críticos, quizá ya no les prestemos tanta atención y busquemos conectar con otras voces.

QUÉ HACER SI TE DETESTAS Y TE RECHAZAS A TI MISMO

PEDIR AYUDA PARA SENTIRTE MEJOR CONTIGO MISMO

Este paso puede ser el primero y uno de los más importantes para intentar cambiar el sentimiento de autodesprecio. Pedir ayuda, ya no a un profesional, sino a la gente que nos apoya (pareja, amigos, familia) implica ya un reconocimiento de que los otros nos pueden ayudar, por lo tanto son válidos, y de que nosotros mismos merecemos ser ayudados y comprendidos.
Cuando uno es capaz de abrirse y mostrar aquello que le da vergüenza o le genera culpa, esa vergüenza y esa culpa ya se hacen más pequeñas. Hablar con los demás de las cosas que no nos gustan de nosotros mismos, de los complejos o de las frustraciones con nuestra forma de ser nos puede ayudar a mirarnos de una forma distinta.

ENCONTRAR UNA VOZ COMPASIVA Y AMOROSA

Crear, o reconectarnos, con otra voz. A veces, el problema no es tanto la voz crítica sino la ausencia de una voz que nos apoye, nos exija desde la confianza, nos responsabilice pero no nos culpe, nos ayude a conectar con nuestras capacidades personales. Aprender a crear y a escuchar esa voz. A veces lo nuevo nos da miedo, aunque lo nuevo sea la autoconfianza y la autocomprensión, atreverse a crear esa nueva voz implica también valentía y empoderamiento.
Tratar de crear una nueva mirada, una nueva manera de entendernos y explicarnos cómo somos menos juiciosa, más amable. Amabilidad no es condescendencia, no es no exigirnos, es exigirnos y responsabilizarnos de una forma amable, no humillante. A veces, esa mirada nos la “prestan” los demás, las personas que queremos. ¿Por qué no damos importancia a las personas cercanas que nos ven capaces, confiables, dignos?
«a estar contigo mismo toda la vida. Aprende a  tranquilo».
CONECTAR CON TUS RECURSOS PERSONALES PARA RESPONSABILIZARNOS

Cuando nos odiamos nos cuesta mucho ser, ver y reconocer aquello que nos gusta de nosotros mismos, aquello en lo que somos buenos, nuestras fortalezas personales. Aprender a reconocerlas y a darles valor es necesario para poder vernos de una forma más global. Cuando solo vemos las dificultades, nos estamos perdiendo la mitad de nosotros mismos.
Y esto nos lleva al aspecto de la responsabilidad. Mientras la culpa nos deja quietos, atados y desconectados de nuestra parte capaz y adulta, la responsabilidad con nosotros mismos nos conecta con nuestras capacidades y nos permite avanzar.

TRATARSE MAL A UNO MISMO NUNCA ES LA SOLUCIÓN

El odio y el autodesprecio nos pueden llevar a tratarnos mal. Hacernos daño. A veces incluso físicamente, otras boicoteando nuestra vida o humillándonos con nuestros propios pensamientos. Es como un autocastigo, incluso hay personas que llegan a autolesionarse.
Pero tratarse mal nunca es la solución. Tratarnos mal nos llena aún más de dolor, frustraciones, rabia y tristeza. Nos puede alejar cada vez más de los demás y de nuestra capacidad de cuidarnos. Las personas en cambio, cuando recibimos amor, amabilidad o ternura, sacamos lo bueno que hay en nosotros. Aunque parezca difícil, empezar por tratarse bien puede ser el primer paso para dejar de odiarse a uno mismo.

¿QUÉ TRATAMIENTO PSICOLÓGICO PROPONEMOS EN NUESTRO CENTRO?

Si el artículo te ha resonado y estás pensando en emprender un tratamiento psicológico, estás conectando ya con el autocuidado y el tratarte bien. Como decíamos antes, pedir ayuda es ya un síntoma de que eres capaz de quererte, de aceptar tu vulnerabilidad y de confianza en tu crecimiento personal.
Un proceso psicoterapéutico te puede ayudar a comprender la raíz y el mantenimiento de ese sentimiento de odio o autodesprecio y te acompañara para cerrar o cicatrizar las heridas que lo hayan causado.
Además, te podrá ayudar a conectar con otra voz, más desde la amabilidad y la ternura, desde la responsabilidad, permitiéndote reconectarte con fortalezas y recursos personales que quizá ahora no sientas que tienes.

https://www.psicoemocionat.com/por-que-me-odio-a-mi-mismo/


 

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