EL OPTIMISTA VITAL CREA FELICIDAD Y ALEGRÍA Y LA CONTAGIA
Nuestro objetivo es producir felicidad, sembrarla y esparcirla por todas partes. Queremos contagiar nuestras ganas de vivir. Hace muchos años, un médico de empresa me dijo que no tenía más remedio que darme la razón sobre mí teoría de que la felicidad, el optimismo, la alegría y las emociones positivas, al igual que las negativas, se contagian.
Él mismo pudo comprobarlo en la gran empresa en que prestaba sus servicios como médico. Me comentó que en un departamento en el que trabajaban unas personas, siendo dos claramente positivas, optimistas y alegres, hasta el punto de que contagiaban a todos su alegría y positivismo, apenas había bajas por enfermedad y la producción era claramente superior a los demás departamentos.
Al mismo tiempo, en otro departamento en el que también trabajaban unas 20 ó 25 personas, de la cuales, tres estaban casi siempre enfermas, eran muy pesimistas y depresivos y no cesaban de contar sus penas, era el departamento con más bajas por enfermedad.
Este médico observó que se creaba una especie de “contagio” por parte de las personas positivas o negativas. Me dijo, que él mismo, cuando visitaba el departamento en el que dos personas muy positivas todo lo optimizaban, salía riendo, se sentía mejor y se lo notaban en casa. Sin embargo, el día que visitaba a los del departamento lacrimógeno y pesimista, él mismo se encontraba un poco “tocado” y hasta más triste.
Precisamente la razón por la cual decidí escribir mi libro “Optimismo Vital” y después crear esta página, es porque tengo muy claro que tanto el bien, como el mal, tanto el optimismo como el pesimismo son altamente contagiosos. Me encanta que personas esforzadas, optimistas, entusiastas y con una actitud mental positiva, puedan desde
www.cluboptimistavital.com contagiarse de nuestra alegría y ganas de vivir quienes nos visiten.
Investigaciones de las Universidades de Harvard y de california (Estados Unidos) han descubierto que ser felices no solo tiene que ver con un proceso de creación interna de cada persona, sino que también se debe a una especie de “contagio”, de fenómeno colectivo que se extiende a través de las redes sociales a modo de telaraña.
Los responsables de este estudio han investigado a 5000 personas interconectadas a lo largo de 20 años y han descubierto que cuando una o varias personas decían sentirse muy felices, ese sentimiento de dicha se esparcía como lo hacen las ondas en el agua, entre todos los sujetos del grupo, y se incrementaba la posibilidad de que otros muchos también se sintieran felices.
Parece ser que en la tristeza, aunque también se produce ese contagio, la intensidad es menor. Uno de los autores de este estudio, James Fowler afirma que “la inyección de sentimientos positivos”, puede ser tan poderosa como para durar un año. Todo el trabajo realizado apunta a que “los dichosos se agrupan”.
Según esto, cualquier persona tiene hasta un 15% más de posibilidades de ser feliz si está conectada a otro que también lo es. Parece ser, además que la transmisión de sentimientos es mucho más poderosa entre personas del mismo sexo y el bienestar entre amigos o vecinos puede ser más contagioso que el de la pareja.
Me encanta saber que la felicidad, el entusiasmo y el optimismo son emociones positivas que podemos contagiar y al hacerlo nos convertimos en sembradores de bien y de bondad. Nada es comparable a conseguir que alguien sea más feliz por nuestra causa.
(Bernabé Tierno)