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 AMORES ALTAMENTE PELIGROSOS - 1 (Walter Risso)



Enero 14, 2012, 04:40:06 am
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Desconectado Tadeo Rivas

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AMORES ALTAMENTE PELIGROSOS - 1 (Walter Risso)
« en: Enero 14, 2012, 04:40:06 am »
AMORES ALTAMENTE PELIGROSOS
Cómo identificarlos y afrontarlos.


Hablar del tema del amor no es fácil porque uno puede entrar por varios caminos al amor. ¿Cuántas personas hay en esta sala que estén enamoradas? Ahora, si yo preguntara ¿cuántas personas están enamoradas de la persona equivocada? Entonces... fíjense que las estadísticas muestran algo que realmente llaman la atención. Mucha gente sufre por amor, mucha; y cuando hablo del amor me refiero también a un tipo de amor especial. El amor es enfermizo; no todo amor es sano; hay amores que son enfermizos, y la gente sufre mucho por amor. El 40% de las consultas tienen que ver con temas relacionados con el amor.

La gente sufre mucho por amor; tanto que yo diría que el amor, este tipo de amor enfermizo, es un problema de salud pública. Porque, además, estamos acostumbrados a sufrir por amor y eso lo vamos a ver ahora. Porque, entre otras cosas, la cultura nos ha enseñado que si uno no sufre por amor, no ama. "Tú no sufres por mi; es que no me amas". "Si no sientes celos por mi, es que no me amas". Si yo ahora llego de un viaje y encuentro a mi mujer después de un mes sin verla y le digo, "¿me extrañaste?" Y ella me dice "no", yo no voy a alabar su independencia, su autonomía, lo que voy a decir es que no me quiere. Pero si la encuentro deprimida, con ojeras, sin comer, perdió peso ese mes, digo "¡cuánto me quiere! Si no sufres por mí, es que no me amas".

Esa es la mal herencia de Platón, la mala herencia de Platón que asoció el amor al sufrimiento. El amor tiene etapas que es el sufrimiento. Una etapa, cuando hablamos de amor, quiero hacer esta aclaración. No es enamoramiento, el enamoramiento es una parte del amor, el enamoramiento es la pasión, la química, el deseo, la posesión del otro. Es cuando se impone el yo. El enamoramiento no dura mucho. Se sabe hoy día que el enamoramiento puede durar seis, un año; tiende a desaparecer. Es como un virus socialmente aceptado, aparece, dura un tiempo y se va.

Ahora estuve en la APA, en el Congreso de Psiquiatría de Estados Unidos en Washington, y uno de los expositores hablaba de medicar el enamoramiento; medicarlo como si fuera una hipomanía. Entonces, van a empezar a dar pastillitas. Si usted está bajo los efectos del enamoramiento, "venga, está hipomaniaca, le damos esto; entonces, su estado de taquicardia, sudor y cambios baja y usted vuelve un poco a la normalidad". De todas maneras, sin llegar a esto, aunque se está pensando, el enamoramiento no es amor; el enamoramiento, básicamente la pasión, el sentimiento, la emoción.

En todos mis libros yo he sostenido que el amor también tiene una parte muy importante, que es la voluntad, pensar, razonar el amor. ¿Pero cómo voy a razonar el amor si cuando estoy bajo los efectos del amor soy poco menos que un idiota? Es que el amor no es enamoramiento. Esa faceta donde se impone el yo, se complementa con otra faceta siempre, que es una tradición griega, viene de la tradición griega el concepto de "filia", que es amistad. Uno debe ser amigo de la persona que ama, pero, fíjense, que ustedes no dicen "me amisté"; nadie dice "yo por la calle te vi y me amiste". No existe la palabra porque los amigos los elige uno; los elige con la razón, los construye, los inventa.

Uno cuando ve un amigo se alegra y es la definición que da Spinoza del amor en la Ética; la alegría del que el otro exista. Esa otra parte de la relación, entonces, es la "filia", donde ya no es el yo que se impone, ya es el tú, yo y tú, ya es una cuestión más democrática. El amigo tiene voz y voto; no es obligado, no tenemos que ir a una notaría a registrar la amistad. Si tuviéramos que decir "bueno, de ahora en adelante sale una ley que dice que tenemos que ir a una notaría, vos y yo, a decir si somos amigos o no y decir para toda la vida y sellarlo", ya las amistades empezaría a mirarse raro. "¡Para toda la vida amigos, tengo que pensarlo bien a ver cómo eres!"

Esa parte de la voluntad es, entonces, como decía, cuando empezamos a compartir los proyectos de vida, el erotismo, la pasión que tiende a bajar, se engancha con el erotismo. El erotismo es el sexo llevado a los imaginarios y esos imaginarios se enganchan con la amistad. El amor es hacer el amor con el mejor amigo o la mejor amiga, que ojalá sea la pareja de uno. O sea, hacer el amor con el mejor amigo o amiga, es no tener que explicarle el chiste a la pareja. Si alguien alguna vez tiene que explicar el chiste a la pareja, llamen a un abogado urgente; hay algo que no está funcionando.

Entonces, la "filia" es una tradición griega; el Eros también. Bueno ya, tenemos deseo y amistad. ¿Qué más podemos pedir para que sea una relación? Falta otra cosa, y esto viene de una tradición judeocristiana, que es el ágape. El ágape es la capacidad de las personas para preocuparse por el otro, que tu dolor me duela. Unamuno, cuando estaba viejito, decía "cuando le acaricio las piernas a mi mujer ya no siento nada, pero si le duelen las piernas a mi mujer, me duelen las mías". Ese carácter transitivo del dolor, de la compasión, de que tu dolor me duele, de dejar de existir uno para no aplastar al otro, es un acto agápico.

Entonces, el ágape es una dimensión que aparece en la especie, que es muy importante. Pero si ustedes se ponen a pensar en estos tres elementos -el eros, la filia y el ágape-, o sea, el deseo, la amistad y la compasión; estos tres elementos. ¿Cuál de los tres me hace sufrir más? Porque en el ágape eres más importante tú que yo; en la amistad somos tú y yo: tú eres un sujeto, un interlocutor válido. En el eros, soy yo, el yo que se impone; entonces, el eros nos hace sufrir más. Cuando hablamos de amor no hablamos de enamoramiento, hablamos de eros, enamoramiento, filia y ágape, no es el amor perfecto. Cada uno distribuye eso en la cantidad que le da la gana. Pero uno no puede estar haciendo el amor todo el día; uno no puede estar cuidando al otro todo el día a no ser que esté enfermo.

¿Qué es lo que hace uno todo el día? Es tratar de ser amigos, es tratar de compartir los momentos más o menos simpáticos. Entonces, cuando hablamos de amor y hablamos de sufrimiento, cuando yo hable de amor, piensen en estos tres elementos, en la combinación de estos tres componentes; no piensen en el enamoramiento. Cuando escribí este libro, yo empecé a ver en mi consulta y en las investigaciones que hacíamos. Ustedes vieron que siempre se nos había dicho que hay que aceptar a la pareja como es, pero yo digo hay que aceptar a la pareja como es siempre y cuando aceptarla no implica mi autodestrucción. Si aceptar te implica que yo me tenga que autodestruir, mi yo; si me felicidad es inversamente proporcional a la tuya, es que estamos mal. Aceptar al otro como es, sí, pero hay ciertas propuestas afectivas que son realmente insoportables; hay ciertas propuestas afectivas que son difíciles de sobrellevar, que ni siquiera el aguantador más grande es capaz de hacerlo sin salir damnificado.

Entonces cuando empecé a investigar estos estilos afectivos, me encuentro que hay unas maneras de amar que generan en las personas problemas psicológicos, que afectan a la dignidad personal, que alteran la convivencia. Lo sorprendente es que en estos casos, en su caso extremo, se llaman trastornos de la personalidad y ocupan cada uno de los trastornos un 2% de la población, entre el 1 y el 3%, dependiendo de las culturas. Si ustedes toman el manual estadístico de trastornos mentales, el DSM-IV -ahora va a salir el V-, ustedes encuentran que hay unos 10 trastornos de la personalidad; pero si toman otros teóricos hay 12, 15. De todas maneras, decimos que hay un 20% de la población que tiene estos estilos de amar, y muchas de estas personas no están en el hospital mental, porque están personas no están locas, sino que tienen un estilo de amar muy disfuncional y al hacer una propuesta afectiva que cuando ustedes se involucran es como una telaraña que los absorbe y uno no se da cuenta y después termina enredadísimo. Pero si estamos diciendo un 20%, estamos diciendo que es mucha gente. En una población de cinco millones de habitantes, sería un millón de habitantes. Voy a explicarlo así. Algunos de estos estilos directamente, bueno, todos afectan al otro como persona. Son altamente peligrosos por eso, porque la persona parece que empezara a desaparecer.

Algunos afectan directamente al otro a través de la indiferencia y ahí voy a citar tres estilos, tres niveles de indiferencia. El más suavecito, lo que yo llamo el estilo narcisista, es decir, el amor egoísta. Las personas narcisistas piensan que son especiales, que tienen un ego enorme. Entonces piensan que los demás están para servirle. Ellos están absolutamente convencidos de que el mundo está a su alrededor y que ellos son el centro del universo porque son más valiosos que los demás. Son egocéntricos, no son capaces de centrarse y ponerse en el punto de vista del otro. El narcisista lo que hace es menospreciar a la pareja; la menosprecia, dice "tú vales menos que yo, y tú eres una afortunada", porque hay más hombres narcisistas que mujeres -cuando sean más mujeres voy usar otro-, y además las mujeres narcisistas están subiendo en promedio, no se sabe por qué. "Qué afortunada eres que yo sea tu pareja, mis necesidades son más importantes que las tuyas, yo necesito que tú me colabores en mi imagen; tú estás para agrandar mi ego".

Uno de mis pacientes me decía, "mire, yo, cuando me presentan alguien y me piden mi tarjeta, yo no llevo tarjeta; le presento a mi mujer; ¿por qué? Porque la tengo siempre arreglada, siempre linda". El narcisista requiere permanente poder, prestigio y posición. Ahora los narcisistas son indiferentes a la otra persona, pero ¡ojo! en la sociedad los narcisistas fluctúan; están permanentemente ahí entre nosotros. Los narcisistas ocupan puestos importantes, los narcisistas por la necesidad de poder que tienen, generalmente están en posición de demanda muy altas. No todos los que tengan posición de mando son narcisistas, pero muchos narcisistas ocupan posiciones de mando. El problema es que cuando ya llegan a su casa, llegan a su vida íntima, y se quitan el ropaje, aparece el egoísmo y el egocentrismo. Cuando uno ve un narcisista con una persona al lado, inmediatamente se van a dar cuenta, porque el narcisista siempre camina un paso adelante y la mujer anda detrás, tratando de alcanzar. El narcisista siempre va bien vestido; siempre muestra que brilla y ella se queda como un árbol sin sabia, pues el narcisista lo que hace es chupar energía.

¿De acuerdo? Entonces, hay que preguntarse hasta dónde nosotros, en la cultura, lo que hacemos es promocionar al narcisista, porque les damos premios a muchos de ellos. Ustedes me van a decir, bueno, "el narcisista es listo", y ¿quién cae en manos del narcisista? Puede que cualquiera, porque si nosotros caemos en manos de estos estilos porque tenemos vulnerabilidades, necesidades, que pueden ser irracionales o enfermizas y caemos. Hay gente que es más vulnerable. Si una persona está buscando estatus, como un paciente mía, que me decía, "doctor, todos los novios que he tenido son feos y pobres; yo quiero un novio rico y bonito". Entonces, una mujer que esté en esa crisis, lo más seguro es que pase un narcisista y lo ve como el hombre de su vida. Es el príncipe azul, es carne de cañón para el narcisista, es como el polen y la abeja. Entonces, cada uno de nosotros tenemos ciertas debilidades y necesidades que nos hacen más congruentes para poder engancharnos con algunos de estos estilos.

Pero hay otra forma de indiferencia que es más fuerte, que es la del estilo antisocial. El estilo antisocial, o lo que llamaríamos el sociópata. El sociópata es una persona que ya no ve al otro como menos valioso; ve al otro como un objeto. El origen del totalitarismo muestra claramente cómo en la época del holocausto nazi, los nazis veían a las personas que tenían ahí como superfluas; a los judíos los ven como superfluos, como objetos. Lo que hace el antisocial es tomar ese mismo concepto y lo aplica a la pareja, o a los hijos, o a cualquiera. El antisocial lo que hace es desprecia eso. Ya no es el menosprecio; es el desprecio. "No tienes precio, te cosifico, eres una cosa". Entonces, la persona deja de ser un sujeto válido en la relación, un interlocutor válido; entonces, al ser un objeto, los puede utilizar como le da la gana, porque él piensa que la vida es como la supervivencia del más apto llevada al extremo; entonces, como el más fuerte, él tiene el derecho de aplastar a los otros. Cuanto más débil sea la pareja de un antisocial más la va aplastar. Eso es lo que llamamos nosotros el amor maligno, o sea, ahí donde se origina el maltrato físico. ¿A quién le puede gustar el antisocial? Pues el antisocial resulta ser muy atractivo para algunas personas, porque el antisocial es pendenciero, el antisocial se muestra como valiente y realmente es temerario. Le gustan las emociones fuertes. Entonces, para personas débiles, paradójicamente, el antisocial puede funcionar como una figura de salvaguarda, de protección. "Necesito quien me cuide". Entonces, ya hay dos.

 

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