Un discípulo preguntó al maestro sufí:
“¿Hay algo que yo pueda hacer para llegar a la Iluminación?”
El maestro respondió:
“Tan poco como lo que puedes hacer para que amanezca por la mañana”.
El discípulo volvió a preguntar:
“Entonces, ¿para qué valen los ejercicios que tú mismo me recomiendas?”
El sheik respondió:
“Para estar seguro de que no estás dormido cuando el sol comience a salir”.