CUANDO EL EGOÍSMO NOS HACE DAÑO.
Existen personas que son capaces de ante poner sus intereses particulares a todo lo demás, aunque ello llegue a dañar a las personas más cercanas y queridas. Su necesidad de conseguir aquello que anhelan es tan grande, que son capaces de todo por alcanzar sus metas. Es en ese punto es cuando el egoísmo nos hace daño.
Estar con alguien capaz de hacernos daño con tal de conseguir sus anhelos personales es realmente duro y tedioso. Hagamos lo que hagamos, al final acabaremos dañados por los actos de estas personas, ya que su falta de empatía, hará que nos perciba como simples objetos para conseguir todo aquello que quieren.
Las personalidades egoístas se centran en ellas mismas y sus necesidades. Los demás les trae sin cuidado. Este hecho les ayuda a utilizar y manipular a los demás para conseguir sus metas. Y lo harán sin sentirse culpables, ya que se creen en el derecho de hacerlo. Son personas narcisistas que solo miran por ellas, y son incapaces de ponerse en la piel de los demás, simplemente porque no le importa ni le interesa.
CÓMO PODEMOS IDENTIFICAR A LAS PERSONAS EGOÍSTAS
Todo egoísta es en si un narcisista. Son personalidades que solo se centran en ellas mismas, dejando de lado a los demás, por muy cercanos que estos sean. Para ellos las personas se pueden llegar a convertir en meros objetos que le ayudan a conseguir todo aquello que quieren, aunque para ello llegue a manipularlas, utilizarlas, y dañarlas. Su método de actuar y de proceder es tremendamente cruel.
Además, podemos reconocerlos por diferentes rasgos, como son:
• Cambios bruscos en el estado de ánimo. Son personas que cambian de ánimo constantemente. Lo mismo se sienten totalmente eufóricos, que cuando sufren cualquier tipo de adversidad, por muy pequeña que esta sea, se vienen abajo. Estos cambios anímicos suelen ir acompañados por emociones tan negativas como la ira o la rabia, pudiendo llegar a ser muy violentos.
• Aparentan grandiosidad. De cara a los demás siempre se mostrarán seguros de si mismos, y firmes en su forma de ser. Pero es todo fachada, realmente son muy vulnerables, sobre todo cuando reciben críticas u opiniones adversas. Es por ese motivo, y mediante la manipulación emocional, intentarán conseguir la admiración incondicional de los demás. Es algo que necesitan.
• Sus emociones son negativas. Las emociones que expresan siempre son de carácter negativo. Son personas envidiosas, con poca tolerancia a la frustración, y una autoestima tan dañada, que no soportarán que los demás puedan juzgarles. Viven con ese miedo de forma permanente.
• Son manipuladores. Saben cómo pueden manipular a los demás. Siempre estudia a sus víctimas, y se aprovecha de sus puntos más débiles. Todo ello tiene como objetivo, conseguir todo aquello que anhela. Los demás solo son un objeto para alcanzar esas metas.
• Necesitan de los demás. Aunque suene muy contradictorio, son personas muy dependientes. Necesitas rodearse del mayor número de personas posible, ya que de ellas conseguirá la admiración, y la atención que tanto necesita.
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EL DAÑO QUE HACE EL EGOÍSMO
Si caemos en las manos de una persona egoísta, y no logramos identificar qué es lo que pasa, ni somos capaces de poner los límites que deberíamos establecer, esa persona acabará por manipularnos y utilizarnos en un momento u otro. Es cuando el egoísmo nos hace daño.
Una persona egoísta o con personalidad narcisista, en un primer momento, siempre se mostrará encantadora, e incluso nos hará ver que le importamos. Pero todo ello es fruto de una estrategia de manipulación para conseguir evaluarnos y aprovecharse de nosotros. Una persona así querrá que la admiremos, y hagamos por ella todo lo que quiere conseguir de nosotros.
Si no estamos en alerta y confiamos en este tipo de personas, al final estas acabarán por dañarnos irremediablemente. Ya que cuando nos demos cuenta de la manipulación y de la utilización que esa persona ha hecho con nosotros, el daño será demasiado grande.
Que alguien nos utilice y nos manipule, aparte de romper nuestra confianza, también nos daña la autoestima. Es por ese motivo, que debemos alejarnos lo antes posible de este tipo de personas, y ante todo, establecer ciertos límites que esa persona jamás pueda romper. Tenemos que mirar más por nosotros mismos, y aprender a no caer en las trampas emocionales que pueden utilizar este tipo de personas.
CÓMO TRATAR CON PERSONAS EGOÍSTAS
Ante el comportamiento narcisista y egoísta de este tipo de personas, si queremos hacerle entender su modo patológico de pensar y de actuar frente a los demás, debemos mostrarle los siguientes puntos de su propia realidad:
• Lo tóxico de su comportamiento. Tenemos que hacerle ver a este tipo de persona, que con su conducta solo conseguirá que os demás se alejen de ellos, y al final se queden solos.
• Que no debe tratar a los demás de ese modo. Las personas egoístas deben saber que sus actos son dañinos para las personas que le rodean. Por ese motivo debe cuidar su comportamiento poniéndose en el lugar de los demás. Si no es cuando el egoísmo nos hace daño, tanto a él mismo como al resto de personas.
• Tiene que saber las consecuencias de sus actos. Este tipo de personas tiene que entender a la perfección que sus actos dañan. Y tiene que entender ese dolor para que no vuelva a repetirlo. Para ello es imprescindible realizar verdaderos ejercicios de empatía, donde se ponga en el lugar del otro. De ese modo podrá entender el alcance de sus actos, y entender cuando el egoísmo nos hace daño.
• Debe ponerse en manos de un profesional de la psicología. Tanto la víctima de una persona egoísta, como esta deberán ponerse en tratamiento psicológico. El daño es tan intenso en estos casos, que debe ser tratado adecuadamente. Una persona egoísta en definitiva es una persona rota, y si quiere salir de ese modo de actuar y de pensar, debe apostar por la terapia psicológica.
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Aparte de ayuda y hacer entender a la persona egoísta que sus actos tienen consecuencias catastróficas, tanto para él como para las demás personas. Tenemos que aprender a blindarnos de este tipo de personas. Para ello es aconsejable:
• Establece límites desde el principio. Es decir, déjale claro a los demás hasta donde pueden llegar contigo y donde no. Las personas que no acepten tus propias normas, pueden irse. No cedas ni un milímetro, o personas como del tipo narcisistas o egoístas intentarás siempre manipularte. No lo permitas. Déjale claro desde el principio que quieres y que no, y hasta donde pueden llegar todos los demás contigo. Márcate tus propias líneas rojas, y respétalas siempre.
• Si esa persona no respeta tus límites, aléjate de ella. Si alguien no respeta tu voluntad, ni tiene en cuenta tus necesidades, no merece que esté en tu vida. Si no puedes alejarte físicamente por el motivo que sea, aléjate emocionalmente, es decir, romper toda relación.
• Mira por ti. Está muy bien ayudar a los demás. Hazlo siempre que puedas, pero que esa ayuda no te perjudique, ni te quite tiempo para ti misma. Es tan positivo mirar por los demás como mirar por ti misma. No te dejes a ti misma para completar a los demás. ¡Cuídate!
Para concluir, aconsejarte que conserves y cuides tu propio bienestar. No cedas a los chantajes. No te dejes manipular por nadie. Establece tus propios límites y respétalos siempre, y ante todo respétate a ti mismo. Cómo te trates a ti, te tratarán los demás. Piensa en ti, y cuida tu felicidad. ¡Adelante!
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online
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