TUS DEFECTOS COMO HIJO SON MIS FRACASOS COMO PADRE.
En mi opinión, esta frase del título, perteneciente a la película Gladiator, dicha por el César cuando habla con su hijo para negarle la posibilidad de sucederle como César porque no le ve preparado para el cargo, es de una nobleza y una dureza estremecedoras.
La mayoría de los padres afrontamos la crianza de los hijos con ilusión pero sin los conocimientos imprescindibles para hacerlo bien. No somos conscientes de que no basta con tener buena voluntad para hacerlo bien ni somos conscientes de que en muchos casos les estamos educando mal, les llenamos de traumas, no les respondemos las preguntas que nos hacen con o sin palabras y, lo que es peor, lo más grave, no les ayudamos a ser ellos mismos.
En gran medida, los defectos que adquieran nuestros hijos, las heridas psicológicas o emocionales, los miedos que les acompañarán, las frustraciones, y un inconsciente mal organizado, serán culpa de los padres y de los otros educadores –familiares, amigos, profesores- que participen en su formación.
La responsabilidad de quien está en contacto con ellos es enorme. Ellos se fijan y aprenden aún cuando no estamos expresamente enseñándoles, así que es necesaria una actitud correcta en todo momento.
Conviene recordar que harán más lo que ven que lo que se les dice. Eso tan antiguo de “haz lo que yo digo y no lo que yo hago” no tiene vigencia. Es inútil. La imitación es un sistema habitual de aprendizaje para ellos. El niño intuye que algún día será hombre, padre y esposo, y tomará como modelo a su padre y le copiará. La niña intuye que algún día será mujer, madre y esposa, y tomará como modelo a su madre y le copiará. La tarea es delicada. Hay que enseñarles “lo bueno” y evitar “lo malo”. Aquí se crea un conflicto… ¿lo que es bueno –o lo que se cree que es bueno- para el progenitor realmente es bueno para el hijo?, ¿le estamos transmitiendo lo adecuado o le contagiamos nuestros miedos, traumas, inseguridades?, ¿le estamos educando o le estamos domesticando?, ¿le estamos ayudando a ser él mismo o estamos creando un personaje a nuestro gusto?
Es necesario que cada uno de los educadores intervinientes haga un trabajo personal en el que arreglar sus desarreglos para no transmitirlos. Una buena educación es la mejor herencia que les podemos entregar a nuestros hijos y es un regalo para toda la vida. No solo hay que enseñarles a hacer y saber cosas, hay que enseñarle a reflexionar. A los niños se les debe enseñar a pensar, y no QUÉ pensar.
Educar no solo es transmitir conocimientos, es también enseñar a cuestionar, a debatir, a tener valores y una personalidad propia, a ser Uno Mismo. No se trata solamente de darles preparación intelectual, sino de darles la preparación necesaria para VIVIR.
Conviene ser muy conscientes de que los hijos van a ser, sin duda, el resultado de la educación y las enseñanzas que les aportemos. Por tanto no podemos echarles a ellos la culpa de todos sus fracasos, de sus traumas, de sus inseguridades, de sus debilidades. La educación va mucho más allá de alimentarles y darles un sitio donde dormir: educar es un ejercicio de absoluta incumbencia donde uno es responsable de esa persona y de esa vida.
La responsabilidad de una buena crianza es enorme y hay que asumirla con la mejor preparación posible. Hoy tenemos al alcance toda la información que podamos necesitar. Los hijos no son solamente para jugar o para exhibirlos. Son personas, aunque a veces parece que eso se olvida.
“Tus defectos como hijo sin mi fracaso como padre”. Esta frase y lo que se deriva de ella requieren nuestra muy profunda y sensata atención.
Te dejo con tus reflexiones…