FALSAS CREENCIAS SOBRE LOS ABUSOS SEXUALES INFANTILES.
Hola Guerrera, estoy segura de que hay frases que te atraviesan como un puñal cuando las oyes porque te hacen daño. Se trata de los mitos que circulan sobre el ASI. ¿Has oído alguna vez opiniones como estas: “los abusos sexuales infantiles no son la norma” o “se dan en clases sociales desfavorecidos”? La realidad es muy diferente y apunta a que estas opiniones están fundamentadas en falsas creencias.
Hoy vamos a desmontar las ideas erróneas que asociamos a los abusos sexuales infantiles.
Según un estudio realizado por José Manuel Alonso y Asun Val (2000), en la sociedad se enquistan mitos relacionados con el abuso sexual infantil por falta de interés o de información que ayudan a sostener falsas creencias.
Estas creencias son ideas distorsionadas que estigmatizan a las víctimas y ayudan a mantener el tabú de los abusos en silencio dentro del imaginario colectivo compartido por la familia, la esfera pública y la privada.
En mi caso particular he combatido contra muchos mitos, pero, de todos ellos, el que más me ha costado afrontar es el que distingue el abuso sexual solo cuando se produce una violación o penetración por parte del abusador. Pues bien, esta interpretación del abuso es falsa.
En su momento llegué a dudar de mí misma, porque en los juegos en los que participaba con mi abusador no hubo acceso carnal. Hoy sé que mi victimario era un adulto con una posición de poder, responsable de mi cuidado. Sin embargo, aprovechó la circunstancia para convertirme en un objeto sexual con el que satisfacer sus necesidades y me involucró progresivamente en actividades de tipo sexual que no requerían de contacto físico.
Otra falacia sobre los abusos sexuales infantiles es que son poco frecuentes, un hecho excepcional. Falso compañera. Los abusos sexuales infantiles existen y las cifras son alarmantes. No obstante, en la mayoría de los casos, las familias no lo detectan, las víctimas no lo cuentan o, si deciden hablar, lo hacen cuando ya son adultas.
El ASI es un problema cotidiano que nos afecta a todos. Según el Consejo de Europa 1 de cada 5 niños de la zona euro es víctima de algún tipo de violencia sexual, de manera que estamos todos implicados.
Otro mito doloroso que habrás oído alude a que el abuso suele ser provocado por la víctima. De alguna manera se me hizo responsable de haber provocado a mi abusador. Falso compañero. El adulto es el responsable de los actos que comete y el que ejerce una relación de poder y manipulación sobre el menor.
Ahí va otra falsa creencia, niños y niñas tienden a inventar fantasías para llamar la atención. Falso. Ya te he contado que, en mi caso, mi confesión tuvo lugar de adulta, sin embargo, te diré que me costó mucho expresar en palabras lo que me había sucedido.
Es imposible que un menor fantasee sobre un abuso si no lo ha vivido ¿Cómo va a inventarse algo así, si ni siquiera tiene consciencia del rol que está desarrollando en las actividades sexuales? Si me pongo en la piel de un menor al que no creen y al que ignoran se me rompe el corazón. En estos casos siempre deben saltar las alarmas.
Hay otra idea errónea que duele escuchar y es que las víctimas odian a las personas que abusan de ellos y quieren alejarse. Falso al 100%.
Mi abusador para mí era como un padre, le quería, me cuidaba y se preocupa por mí. También, era mi confidente y la persona a la que pedía consejo. Contaba con su cariño y confianza o, al menos, eso creía yo. Como ves, en la relación que mantuve con él, no me identificaba como víctima a pesar de que los juegos y peticiones a las que me veía expuesta me incomodasen. Me unía a mi abusador un fuerte vínculo que me costó romper tres años. Gracias a una persona que accidentalmente fue testigo de un abuso sexual cotidiano para mí, se destapó la caja de pandora y comencé esta lucha.
Otra convicción popular sobre el abuso es que los entornos conocidos son seguros. Falso. En la mayoría de los casos la persona abusadora pertenece al entorno intrafamiliar de la víctima.
En mi caso, mi victimario forma parte de mi círculo familiar. Lamentablemente, una vez conté que había vivido una relación de abusos sexuales, mi familia optó por negarlo y silenciarlo todo. El asunto es, desde aquel día, un tema tabú.
La verdad es que lo qué pasó tras contar mi ASI a la familia me ha provocado un segundo trauma del que hace poco tiempo, soy consciente. Esta es una herida abierta que me duele más que la anterior. El silencio me hace sentir culpable y también sufro la pérdida del abandono. Pero no soy la única que lo vive así, lo cierto es, que solo un 10% de las víctimas que se atreven a hablar del abuso intrafamiliar recibe apoyo de sus seres queridos.
Podemos sacar algo positivo de todos estos mitos: la indefensión aprendida es una consecuencia más del trauma que se sufre tras el abandono que en muchas ocasiones es doble: el abandono que sufre un niño al comprender que ha sido víctima y el abandono al no haber reparación del daño sufrido al no ser respaldado.
Si eres consciente de que sufres el efecto de la indefensión aprendida puedes combatirlo y soltar la mochila cargada de piedras (falsas creencias) que te hacen sentir culpable por haber resquebrajado la familia, por convertirte en víctima, por haberlo provocado, por hablar y contarlo todo ahora, por creerte débil y no haber sido capaz de evitar el abuso siendo niña y, ahora que eres adulta, por sentir la vergüenza y el dolor que te transmite la familia con su silencio.
Luchadora, no estás sola. Espero que estas reflexiones te ayuden a sacar y a tirar a la basura las falsas creencias que hacen daño y no son verdad. Puedes compartir tus reflexiones conmigo escribiendo a info@lalaokambur.com.
Kamila de Lalao Kambur
