ENTENDER NO TIENE QUE VER CON “DEMONIZAR” A ALGUIEN
Entender a la otra persona no es cuestión de pretextos o perdón, pero tampoco se trata de convertir a la otra persona en un demonio.
Igual que crear pretextos, demonizar puede crear la ilusión de entendimiento y de tener una resolución emocional sobre lo que pasó. Esto se revela a través de los estereotipos simplistas que acompañan al proceso de demonizar a las personas que tienen experiencias sexuales con niños. Por ejemplo, en la televisión y radio, constantemente se habla sobre personas que abusan a los niños sexualmente como si fueran nada más que unos “monstruos” y “predadores.”
Estas etiquetas expresan la rabia justificada que surge debido a lo que estas personas han hecho, pero no ofrecen ninguna explicación del porqué estas personas abusaron sexualmente y dañaron a los niños de esa manera.
Igual que crear pretextos, demonizar a otras personas es un modo extremo de responder a dichas experiencias que deja a muchas personas estancadas, aunque sea por motivos completamente normales y entendibles. (Generalmente esto pasa antes de que alguien haya reconocido plenamente lo que pasó e intenta tratar los efectos, o sucede en los inicios del proceso de reflexión.)
De nuevo, es posible que estas reacciones extremas sean necesarias para muchas personas, pero no se debe confundir esto con una comprensión genuina. Cuando mucho, explica el porqué alguien siente compasión o lástima por la otra persona (creando pretextos) o solamente refleja las peores cualidades de esa persona, que resulta en un sentimiento de odio o desprecio (demonizando a la otra persona.)
QUIENES USAN O ABUSAN DE LOS NIÑOS SEXUALMENTE SON PERSONAS COMPLEJAS
En realidad las personas que abusan de los niños sexualmente, sin importar quiénes son y lo que han hecho, son como todos, seres humanos complejos. Tienen cualidades buenas y malas. Tienen motivaciones positivas y negativas. Tienen necesidades humanas básicas como el respeto y el amor, y necesitan controlar cómo buscar satisfacer estas necesidades.
Por supuesto, las personas que abusan de los niños sexualmente también están profundamente confundidas sobre lo que necesitan, por lo menos en el campo de las experiencias sexuales. Y son extremadamente destructivas en su búsqueda por satisfacer dichas “necesidades.” Aparte de otros factores que hayan influido en su conducta, una persona tiene que estar totalmente confundida para creer que tiene el derecho de usar a un niño sexualmente. En el caso de los niños que usan a otros niños sexualmente, la confusión es sobre el impacto del abuso sexual que ellos mismos han experimentado, además de la confusión y los malentendidos generalizados que los niños tienen sobre el sexo.
NO EXISTE SOLO UN CAMINO HACIA EL ABUSO SEXUAL
Las personas que usan y abusan de los niños son seres humanos complejos con vidas complejas. Por lo tanto, no existe solo un camino que los lleve a involucrarse en dicha conducta. Esto es cierto si la persona ya era un adulto cuando usó sexualmente y dañó a un niño o si era un niño mayor o con más poder.
A continuación ofrecemos algunas de las claves para poder entender porque una persona particular y compleja ha usado o abusado sexualmente de un niño (hasta donde se pueda entender, porque en muchos casos no es posible conseguir suficiente información para siquiera aproximarse a un entendimiento):
• ¿Qué confusiones tiene sobre sus necesidades, y por qué cree que “necesita” tener relaciones sexuales con un niño?
• ¿Cómo han contribuido a esta gran confusión sus propias experiencias, especialmente sus experiencias sexuales, y su forma de reaccionar ante dichas experiencias?
• ¿Cuál es la combinación única de creencias, motivaciones y racionalizaciones (confusas) que hizo posible que esta persona usara sexualmente a un niño?
• ¿Cómo es que su vida y experiencias (no solamente las sexuales) y sus reacciones a estas experiencias influyeron en tener dichas creencias, motivaciones y racionalizaciones?
• ¿Cuáles barreras internas y externas se eliminaron para poder abusar de un niño sexualmente, y cómo fueron eliminadas (por ejemplo, el uso del alcohol, de la pornografía sexual con niños, el estrés extremo u otras circunstancias que contribuyeron al hecho de que dejara de resistir sus fantasías o impulsos hacia los niños)?
Hay varios principios generales que los terapeutas e investigadores han aprendido a través de su trabajo en investigaciones con adultos que se han involucrado en estas conductas, enfocándose al porqué la gente usa o abusa de los niños sexualmente.
Algunos adultos que usan o abusan de los niños sexualmente concentran toda su energía sexual en los niños.
Otros que usan o abusan de los niños sexualmente mantienen relaciones sexuales con parejas de su misma edad, al mismo tiempo que usan o abusan de un niño.
La mayoría de los adultos que usan o abusan de los niños fueron abusados sexual, física y/o emocionalmente durante su propia niñez, y fueron desatendidos física y/o emocionalmente. A veces reaccionan a estas experiencias de abuso, negligencia, traición e impotencia buscando poder y control sobre los demás, incluyendo el poder sexual sobre los niños.
Algunas personas que usan o abusan de los niños sexualmente tienen una posición social alta en un grupo, por ejemplo, un atleta famoso, un músico, un patrón o un gerente, un miembro prominente de la comunidad, hasta una persona muy popular. Están tan confundidos (e “intoxicados”) por la admiración y elogios constantes que empiezan a creer que las reglas son diferentes para ellos.
Para algunos adultos que usan o abusan de los niños sexualmente es una conducta que ocurre una sola vez durante un período especialmente estresante, por ejemplo después de la pérdida de un matrimonio o un trabajo, una experiencia de bancarrota, la muerte de una pareja, de un amigo cercano o de un miembro de la familia. Otras personas luchan de vez en cuando para contener su interés sexual en los niños, y por lo general tienen éxito, pero tienen fallas periódicas. (El uso del alcohol y las drogas reduce la capacidad de controlar estos impulsos, aunque no causan la conducta.)
A veces se presenta la oportunidad de tener relaciones sexuales con un niño y la persona (con el potencial de involucrarse en esa conducta) lo hace espontáneamente e impulsivamente. Esto ocurre con algunos adolescentes, quienes están enfrentando deseos sexuales intensos, los cuales no se concentran en los niños, pero de repente abusan sexualmente de un niño menor o más vulnerable.
Por último, y esto es sumamente importante, ninguno de estas posibles motivaciones (u otras) justifican el uso o abuso sexual de un niño. Tampoco disminuye el impacto negativo que dicha experiencia pueda tener sobre una persona que ha sido usada o abusada SEXUALMENTE.
EL ENTENDIMIENTO Y LA EXPERIENCIA ACTUAL DE LA OTRA PERSONA
Si usted piensa hablar o enfrentarse con una persona que lo ha usado o abusado sexualmente, es importante entender dos cosas. Es probable que la experiencia y entendimiento de esa persona sobre lo que pasó, tanto en aquel momento como ahora, sean muy diferentes a las suyas.
Lo que para usted fue un hecho de mucho impacto que cambió su vida, para la otra persona pudo haber sido simplemente la satisfacción de una “necesidad” percibida en ese momento. De hecho, es posible que esa persona ni se haya permitido creer, o ni siquiera pensar, que fue algo que lo dañó a usted. Hasta un asalto sádico (esto es cuando la otra persona siente placer al causarle dolor) tuvo más que ver con algo que pasaba en el interior de la otra persona que con algo relacionado a usted.
Repetimos, aunque le parezca bien ver a la otra persona como alguien “completamente malvado,” las personas que hacen daño sexual a los niños son más complejas que eso. Como todos los demás, tienen distintas ‘partes’ que emergen bajo distintas circunstancias, y algunas ‘partes’ son capaces de realizar acciones muy dañinas. Todos pensamos a veces, “No puedo creer que hice esto,” u “Odio la parte de mí que hace esto, pero a veces no puedo dejar de hacerlo.” Es casi igual para las personas que usan o abusan sexualmente de los niños, aunque por supuesto esto es más extremoso y dañino. Por ejemplo, es posible que estén “disociando” la parte de su personalidad que quiere tener relaciones sexuales con niños, de las partes positivas que generalmente muestran al mundo (que les permiten tener éxito en el trabajo y en algunas relaciones).
Además, como todos, las personas que cometen acciones dañinas, y hasta violentas, quieren percibirse como buenas personas, o por lo menos “justificar” lo que hicieron. En muchos casos, se perciben como personas que son básicamente buenas, salvo su “parte mala” que los lleva a dañar a otras personas.
Sin embargo, en casos extremos, una persona puede estar lo suficientemente confundida y creer que su conducta dañina de alguna manera es buena. Generalmente esto está basado en relaciones profundamente perturbadoras y traumáticas de su niñez, cuando llegaron a creer que solamente existen dos tipos de personas – “las débiles y las fuertes,” “víctimas y perpetradores,” “los que agarran lo que quieren y los que pierden lo que tienen.” Basado en estas experiencias, llegan a percibirse como personas que eligen las “cosas buenas” de una personalidad fuerte, dominante y que consigue lo que quiere. Todavía llevan dentro de sí las emociones y las esperanzas del niño herido, pero su vulnerabilidad y su capacidad de amar han sido suprimidas por otras personas y por ellos mismos como una “estrategia de supervivencia” que termina por dañar tanto a ellos como a otras personas.
Para poder eliminar las barreras normales externas e internas contra las relaciones sexuales con niños, muchas veces los adultos que usan o abusan sexualmente de los niños, desarrollan “racionalizaciones” elaboradas sobre su conducta. Hasta se convencen genuinamente que sus acciones son cariñosas y bien recibidas por los niños, y por lo tanto, son aceptables.
En algunos casos, las personas que usan o abusan sexualmente de los niños tienen sentimientos verdaderamente positivos hacia el niño, incluyendo sentimientos de bondad. Sin embargo, las fantasías, impulsos y conductas sexuales vienen de una parte diferente de su ser, una parte que tiene poca relación con el niño y el bienestar del niño, porque todo tiene que ver con la satisfacción de su propia “necesidad” compulsiva
En algunos casos, la persona es extremadamente inmadura, le da terror la intimidad emocional o sexual con adultos y no tiene la menor idea de cómo lograrla. Quizás crean que los niños son más seguros y más “puros” emocional y sexualmente.
Ninguna de estas circunstancias significa que estas personas no puedan distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Después del hecho, si pueden desprenderse de sus racionalizaciones y de las defensas que no les permiten reconocer el daño que han hecho, sentirán un gran remordimiento por sus acciones. Para otras personas, sus defensas están tan arraigadas que nunca pueden reconocer la verdad tan devastadora.
A pesar de las razones, cada adulto que daña sexualmente a un niño tiene que rendir cuentas por el daño que ha causado. Esto es cierto no solamente por el bien del niño que ha dañado (o el adulto en que el niño se ha convertido ) sino para proteger a otros niños que esta persona podría dañar en el futuro, quienes solamente estarán seguros cuando la persona puede superar la posibilidad de dañar a otros niños. Por último, rendir cuentas es necesario para el bienestar de la misma persona, porque nunca es bueno que use o abuse sexualmente de un niño, y que no acepte lo que hizo y no encuentre una sanación real.
LOS NIÑOS Y LOS JÓVENES QUE ABUSAN SEXUALMENTE DE OTROS
Un gran porcentaje de todas las interacciones sexuales dañinas con niños son cometidas por otros niños y adolescentes. Algunas investigaciones indican que es el 40 por ciento o más.
La mayoría de los niños que usan o abusan sexualmente a otros niños están, en parte reaccionando a sus propias experiencias de abuso físico, sexual o emocional. También, como niños y jóvenes sin el conocimiento o capacidad cognitiva de los adultos, no pueden entender plenamente el impacto de lo que han experimentado, mucho menos lo que le han hecho a otro niño. Algunos son demasiado jóvenes para entender plenamente la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal.
Sin embargo, es importante enfatizar que aún cuando un niño mayor no entiende los efectos de sus acciones, el uso o abuso sexual de un niño y la traición de la confianza de ese niño puede tener un impacto profundo en la vida del niño.
https://1in6.org/espanol/por-que-la-gente-usa-o-abusa-sexualmente-de-los-ninos/