¿QUÉ ES SOMATIZAR Y CÓMO DEJAR DE HACERLO?
No todas las enfermedades o dolencias físicas tienen una causa orgánica. Muchas de ellas son provocadas por conflictos emocionales no resueltos. En estos casos, hablamos de una somatización.
Los malestares psicológicos pueden trasladarse al cuerpo en forma de enfermedades físicas. A este fenómeno se le denomina somatizar y se debe a la estrecha relación que existe entre la mente y lo físico.
La somatización es tan común, que la mayoría la hemos experimentado alguna vez en la vida. Un ejemplo bastante habitual es el efecto perjudicial que produce el estrés constante en el sistema inmunitario, lo que nos hace más propensos a padecer infecciones.
¿QUÉ ES SOMATIZAR?
Somatizar es la expresión corporal del malestar psicológico. En este caso, los conflictos emocionales no resueltos se desplazan y se expresan a través de molestias físicas.
Los problemas emocionales que suelen causar la mayoría de las somatizaciones son el estrés y la ansiedad. Cuando no son regulados de una forma eficaz, se expresan en dolencias corporales.
Este fenómeno suele diagnosticarse cuando la persona acude al médico, pero no se puede identificar ninguna causa orgánica. En estos casos, el especialista plantea la posibilidad de una somatización.
Los problemas físicos o síntomas más comunes en la somatización son los siguientes:
• Gastrointestinales: diarrea, intolerancias alimentarias, dolores abdominales, náuseas y vómitos.
• Sexuales: pérdida de apetito sexual, impotencia e irregularidad durante la menstruación.
• Respiratorios y cardíacos: dolores de pecho, taquicardias y sensación de ahogo.
• Neurológicos: jaquecas, dolores musculares, desvanecimiento, sentir un nudo en la garganta.
Las palpitaciones son un signo clásico de somatización que asusta por su relación con el corazón.
6 CONSEJOS PARA DEJAR DE SOMATIZAR
Los daños orgánicos al somatizar pueden ser severos o provocar problemas médicos de mayor gravedad. Asimismo, el malestar psicológico experimentado no desaparece. De esta forma, es fundamental evitar esta dinámica.
1. Identifica las emociones negativas
La somatización es la forma en que el cuerpo nos dice que algo no está bien. Es un llamado de atención que no debemos ignorar. Por lo general, este mecanismo tiene lugar cuando dejamos de lado emociones negativas que experimentamos a diario.
Antes de que el cuerpo nos dé señales de alerta, es importante que ataquemos el problema de raíz. Para ello, es vital ser conscientes de las emociones y ponerles nombre.
Una vez identificadas, reflexiona sobre sus causas. ¿Qué situaciones despiertan estas emociones en mí? Así podremos buscar alternativas más saludables.
2. Cuida tu cuerpo
La relación mente/cuerpo no solo se manifiesta al somatizar. El estado corporal también influye en el bienestar psíquico.
Por lo tanto, es fundamental atender a la corporalidad. Para ello, el establecimiento de hábitos saludables es una de las mejores alternativas para evitar la somatización.
3. Realiza ejercicios de respiración
Respirar lenta y profundamente es una de las mejores formas para afrontar las situaciones de estrés o ansiedad. Puedes colocar una mano sobre tu abdomen y la otra sobre el pecho, mientras inspiras y espiras lentamente.
Intenta dejar la mente en blanco. Solo atiende a cada respiración y, si así lo deseas, a las sensaciones de tu cuerpo. Intenta relajar todos los músculos.
4. Incorpora ejercicios de relajación a tu rutina
No esperes a sentirte aturdido para intentar relajarte. En su lugar, incorpora en tu rutina actividades que propicien la relajación y el equilibrio saludable entre la mente y el cuerpo. No tienes por qué dedicarles mucho tiempo; con tan solo 15 minutos al día empezarás a notar sus beneficios.
Algunas actividades relajantes son la meditación, el yoga, los ejercicios de respiración consciente o una simple caminata en un lugar tranquilo. La clave no está en el tipo de técnica, sino en la repetición y en la constancia.
5. Flexibiliza tu pensamiento
Toma una postura flexible ante los cambios e imprevistos. Para ello, es importante que seamos conscientes de que no podemos controlar todo lo que sucede.
Empieza a reconocer y a separar los asuntos de la vida, considerando cuáles son externos y no están bajo nuestro control; y cuáles sí podemos controlar. Ser conscientes de ello nos permite afrontar y superar aquellas situaciones difíciles de una forma más saludable.
Meditar y valerse de técnicas de relajación es útil para el autoconocimiento y para controlar el estrés.
6. Pide ayuda a un especialista
La mayoría somatizamos en algún momento. No obstante, hay personas que somatizan de forma recurrente y con severas consecuencias para la salud.
Lo idóneo es reconocer que algo no está bien y que necesitamos del apoyo de un profesional para gestionar nuestras emociones. La terapia psicológica nos proporcionará las estrategias necesarias.
SOMATIZAR TIENE CONSECUENCIAS
El hecho de que no haya una causa física que provoque el malestar corporal no significa que lo que está padeciendo la persona no sea real. Tampoco que sea inventado.
Se ha comprobado que la somatización produce daños orgánicos. Estos deben ser atendidos con la seriedad y compromiso que toda enfermedad se merece.
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