¿CUÁNDO Y CÓMO COMUNICAR LA MUERTE DE UN SER QUERIDO A UN NIÑO?
La vida es algo maravilloso y único, pero inevitablemente se termina en algún momento. Cuando esto ocurre con algún ser querido, todo nuestro mundo se desmorona. Además, esta difícil situación puede complicarse todavía más si tenemos que comunicar la muerte de un ser querido a un niño.
Esto hace que un sinfín de pensamientos negativos y de preocupaciones vengan a nuestra cabeza. Además de la tristeza que provoca el fallecimiento, se le suma la ansiedad de cómo dar esta difícil noticia a nuestros pequeños. Aunque no sea agradable, podemos hacerlo de la mejor manera posible para todos… ¡Descubre cómo!
“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y, cuando la muerte es, nosotros no somos”
-Antonio Machado-
COMUNICAR LA MUERTE DE UN SER QUERIDO A UN NIÑO: VITAL PARA QUE ELABORE EL DUELO
Cuando alguien importante para nosotros fallece entramos en shock y nos bloqueamos. Ese impacto de la noticia nos golpea duramente y nos cuesta creer una realidad: no volveremos a ver a esa persona ni a escuchar su voz. En un primer momento, esto es normal, pero a la larga tenemos que asumir la realidad de que esa persona ya no está y que tenemos que continuar con nuestra vida.
Eso no quiere decir que ya no la queramos, pero sí que tenemos que llegar a un punto en el duelo en el que aceptemos su marcha. El problema viene si el duelo no se elabora o se elabora mal. En estos casos, puede que se complique o se vuelva patológico, de forma que nuestra vida se vea muy perjudicada.
“La muerte no existe, la gente solo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo”
-Isabel Allende-
Lo mismo pasa con los menores. Aunque no sepamos cómo comunicar la muerte de un ser querido a un niño, el hecho de que conozcan la noticia y viva su propio duelo es vital para que la pérdida no trasforme en un enorme océano que les ahogue. Además, evitaremos que aparezcan otros problemas más graves como consumo de drogas, delincuencia, confusión, baja autoestima, bajo rendimiento, conductas de riesgo en el apartado sexual, suicidio o embarazo precoz.
LA IMPORTANCIA DE COMUNICAR LA MUERTE DE UN SER QUERIDO A UN NIÑO
La realidad es que no hablar del tema para evitarles ese primer sufrimiento es un error. Los niños son grandes observadores y se dan cuenta de que algo no va bien. Mentirles va a hacer que minen su confianza y se sientan infravalorados. También va a hacer que se sientan extraños e inseguros en un entorno en el que antes podían expresarse y preguntar.
Además, puede potenciar que se sientan culpables, así como la aparición de ideas erróneas sobre el final de la vida. Hablando de ello con nuestros pequeños podremos saber cómo se sienten realmente al respecto, así como sus preocupaciones y sus sentimientos sobre el tema. Es este conocimiento el que nos dictará cómo podemos ayudarles; sin él, difícilmente lo sobremos.
“Hay que esperar lo inesperado y aceptar lo inaceptable. ¿Qué es la muerte? Si todavía no sabemos lo que es la vida, ¿cómo puede inquietarnos conocer la esencia de la muerte?”
-Confucio-
Para ello, es sumamente importante que se hable de este tema como se tratan otros temas en la vida cotidiana, ya que es algo con lo que los menores van a tener que lidiar en su futuro próximo. Como en otras situaciones complejas de la vida, evitar comunicar la muerte de un ser querido a un niño no es la solución.
LA HORA DE LA VERDAD: COMUNICAR LA MUERTE A UN NIÑO
Ahora tenemos claro que no darle la noticia al pequeño no es la solución. Pero… ¿quién se lo va a decir? ¿Quién va a hablar con él? ¿Cuál es el mejor momento? Y sobre todo… ¿El qué y cómo se lo decimos? Para responder a estas preguntas, vayamos una a una.
En primer lugar, lo mejor que se puede hacer es que sean los padres u otros familiares muy cercanos quienes asuman la tarea de comunicar la muerte de un ser querido a un niño. Es sumamente importante que los pequeños se sientan confiados y seguros con la persona que les va a dar la noticia (así podrán hacer todas las preguntas que se les ocurran y podremos darles o ayudarles a elaborar una respuesta). Para hacerlo, tendremos que hablar con ellos lo antes posible… ¡Retrasar lo inevitable no ayuda!
Quizás nos hagan preguntas que no sepamos contestar, no pasa nada por decirles que no sabemos la respuesta o que compartimos con ellos esa inquietud. Así, si ellos elaboran una respuesta la compartirán con nosotros y podremos hablar con ellos sobre ella.
Además, es relevante elegir un lugar que sea tranquilo y que sea conocido y seguro para el menor. Una vez allí, nuestro mensaje debe adecuarse a la edad del pequeño sin usar eufemismos ni explicaciones abstractas. Dar demasiados detalles tampoco va a ayudar. Por último, hay una serie de expresiones que es mejor no usar para comunicar la muerte a un niño:
• “Se ha ido de viaje” o “está en el cielo”: puede provocar sentimientos de incomprensión y de abandono.
• “Dios lo ha querido así”: puede hacer pensar al niño que Dios es el responsable de la muerte y que tiene la culpa de que la persona ya no esté.
• “Tranquilo, no sufrió porque murió durmiendo”: puede hacer que desarrolle miedo a conciliar el sueño.
• “Es que estaba muy malito”: puede provocar que el niño piense que se puede morir a causa de cualquier enfermedad.
Es muy importante tener todo esto en cuenta cuando nos toque comunicar la muerte de un ser querido a un niño. Aun así, no hay que olvidar que es una tarea compleja y que, cuanto más normalizado esté el tema en casa más fácil será hablar de él cuando fallezca una persona cercana.
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