EQUILIBRIO.
La mejor señal de equilibrio en una vida es un sentimiento de bienestar, optimismo y una clara conciencia.
La base para lograrlo es cuidar la propia espiritualidad, conservar en todo momento un espíritu apacible, afable y reflexivo.
De ese modo sabré intuitivamente como satisfacer las diversas responsabilidades. Sólo puedo dar a los demás lo mejor de mí mismo cuando estoy en plena forma.
Para sentir este estado de plenitud debo fortalecer mi capacidad de permanecer estable ante las diferentes situaciones y escenas de la vida. Y junto a la estabilidad, tengo que desarrollar la habilidad de mantener un equilibrio entre:
- Ser alegre, pero no excesivamente extrovertido.
- Ser sincero, pero no herir.
- Ser firme en las ideas pero no arrogante.
- Ser humilde pero no sumiso.
- Ser rápido pero no impreciso.
- Ser despreocupado pero no ser descuidado.
- Ser amoroso pero no apegado.
- Ser pacífico pero no pasivo.
- Ser disciplinado pero no rígido.
- Ser flexible pero no débil.
- Ser obediente pero no ciego.
- Ser dulce pero no pegajoso.
- Ser moldeable pero no tonto.
- Ser introvertido pero no cerrado.
- Ser decidido pero no testarudo.
- Ser valiente pero no agresivo.
!Estar contento pero no ser complaciente!
Autor desconocido